La controversia generada por la contaminación que está produciendo la planta de Manferro en El Nihuil sigue sumando episodios. Esta vez, alzó la voz Raúl Quintano, un vecino del Club de Pescadores que hace casi 50 años veranea en el lugar.
La controversia generada por la contaminación que está produciendo la planta de Manferro en El Nihuil sigue sumando episodios. Esta vez, alzó la voz Raúl Quintano, un vecino del Club de Pescadores que hace casi 50 años veranea en el lugar.
Desde 1967 me instalé en Club de Pescadores. Y digo me instalé, porque desde entonces he venido todos los fines de semana y todas mis vacaciones siempre han sido aquí, expresó Quintano, quien fue presidente del Club e integrante de su comisión directiva durante muchos años, además de ser un reconocido comerciante de San Rafael.
Nunca me tocó vivir algo así en El Nihuil. Convivimos con Carbometal unos 15 años hasta que dejaron de trabajar, pero ellos elaboraban otro producto y utilizaban otro sistema y veías el humo, pero no lo sentías y prácticamente no molestaba. Hoy es totalmente distinto, porque el humo afecta seriamente a quien vive en el lugar y los efectos del humo se sienten claramente. Conozco personas con problemas de respiración y asmáticas que han dejado de venir porque les cuesta mucho adaptarse a la situación y por precaución, prefieren evitar estar en un lugar que tiene su aire evidentemente viciado, expresó.
Pienso que la situación es grave porque el impacto visual es espantoso. Esto es producto de una política que nos lleva a hacer las cosas de una manera poco seria en vez de tomar los recaudos necesarios. Esta empresa está produciendo ferroaleaciones, que es lo que hacía Grassi, que estaba a tres kilómetros del lago, de la zona poblada y del Club de Pescadores y que cerró algún tiempo atrás. Ahora tenemos esta explotación en el corazón del lugar, donde está todo el movimiento turístico y afecta directamente, porque cuando tenemos viento del Oeste, el humo molesta en el pueblo y cuando hay viento Norte, llega al Club de Pescadores y al barrio Las Lomas, explica.
No he tenido contacto directo con la empresa, pero antes del comienzo de la explotación sí tuvimos contactos y nos dijeron que no íbamos a tener problemas con lo ambiental, que el impacto iba a ser mínimo, pero no es eso lo que está ocurriendo, dice Quintano.
Desde lo visual es espantoso y el impacto sonoro también es muy importante y grave. En las noches, que eran de absoluto silencio en El Nihuil, hoy parece que tuvieras una desgranadora de maíz a 20 metros y ya no se puede dormir como antes, fresquito y con las ventanas abiertas, reflexiona.
En cuanto a la posibilidad de que la situación se corrija, Quintano fue categórico: como están dadas las circunstancias, creo que la empresa debería poner esos famoso filtros de los que tanto se ha hablado. Si es verdad que esos filtros son tan costosos, creo que el gobierno debería ayudar y buscar una salida para el tema si es posible. Si no, deberíamos repensar seriamente qué es lo que queremos hacer allí, porque evidentemente es muy difícil que las dos cosas puedan convivir.
Cuando Carbometal se retiró de El Nihuil había muy pocas casas y hoy hay casi 700. Eso quiere decir que el turismo se desarrolló y sostuvo la economía del lugar, por eso si hoy vamos a abrir una explotación industrial de esta naturaleza, la situación obliga a hacer un replanteo. Sé que ha requerido una inversión muy importante la planta y esto merece una consideración muy seria, pero tampoco se puede pasar por encima del desarrollo turístico que ha tenido el lugar, con lo cual, necesitamos revisar cómo vamos a hacer con este problema, porque me parece que las dos cosas no pueden ir a la par, concluyó.