Es una inversión de 2 empresarios mendocinos en Santa Rosa. Su ritmo de producción de plantas de cannabis y cuál será el producto final. Proyección.
Vila y parte de su equipo en el invernadero para la producción de plantas de cannabis que ya funciona en Santa Rosa.
Foto: Yemel FilCon una inversión de u$d 600.000 que seguirá multiplicándose, Mendoza puso en marcha su primer megaemprendimiento de cannabis con fines medicinales. Una apuesta de dos empresarios mendocinos a la propia producción para abastecer al eslabón farmacéutico, pero que va por más.
K-CBD Corp se presenta en sociedad como "el primer y único cultivo de cannabis indoor" de la provincia. Es que todo el proceso se realiza en el interior de lo que fue parte de la bodega del predio de Estancia El Retiro, en Santa Rosa, propiedad del ganadero Alfredo Vila.
Vila se asoció en el proyecto con otro empresario mendocino de trascendencia nacional, Raúl Olmos, que aporta el eslabón industrial. Olmos es la cabeza del grupo de multimedios que lleva su apellido, pero además se ha convertido en un referente del sector de la salud: es dueño de varias clínicas en distintos puntos del país, además de gerenciar la obra social de la UOM, Forjar Salud, y proveer servicios al sistema de jubilados y pensionados, PAMI.
"Nos juntamos dos mendocinos en esto. Raúl Olmos, que tiene su expertise médico y farmacéutico, y nosotros, con el nuestro en agricultura y desarrollo genético animal y también de plantas. Además de la elaboración de productos, está la idea de vender material genético, por eso tenemos un área de producción de plantas "madres" de cannabis", señaló Vila sobre cómo la sociedad tomó forma.
El empresario explicó cómo se puso en marcha y que hay detrás de la inversión que lo hizo posible. Una idea que empezó a gestarse ya con la sanción de la ley de cannabis, en 2023.
" Hubo una inversión importante en recuperar las piletas que eran parte de la bodega abandonada, y acondicionar todas las salas tanto en el uso de agua para ósmosis inversa como para la iluminación especial", precisó.
Así resumió Vila lo que hay detrás del nuevo complejo, no sin recordar que "el cannabis ha sido muy estigmatizado en el tiempo más allá de su uso recreativo, pero a partir de la difusión se logró que la medicina descubriera los beneficios para distintas enfermedades y males, como dolores de distinto tipo, ansiedad e insomnio y hasta esclerosis múltiple".
De hecho, el invernadero, nacido de parte de las piletas recicladas de la antigua bodega, consta de una sala de plantas "madre" de los que se obtienen clones de 4 variedades, a partir de un tratamiento inducido con luz, y en condiciones de humedad y temperatura controladas y los nutrientes necesarios .
La más conocida, Pasionaria, es la que comercialmente provee el Cannabidiol (CBD), principio que trata los dolores de distintas lesiones.
Las restantes, Fancy, Guaraní y Tropicana, también pueden aportar una buena proporción de THC, un principio más usado como relajante muscular. De ahí que la firma ya realiza ensayos que combinan el CBD y THC.
"El proceso arranca por el "fitomejoramiento", no es más que seleccionar las plantas que tengan las características deseadas para armar un banco genético y poder clonarlas. Cada clon crece y aumenta su volumen durante unos 60 días. Con la luz la inducimos a floración y a fructificar, cuando se obtiene la mayor cantidad de canabinoides", detalló Marcio Spigatín, gerente operativo y quien "pensó" la planta de cannabis indoor en Santa Rosa.
Spigatín, un investigador en la materia, aseguró que "se ha comprobado que de acuerdo a las dosis ambos, el CBD y THC, pueden potenciar su efecto".
Tal vez por eso se busca que la población inicial de plantas, de 750, se vaya a duplicar en poco tiempo. Es que la demanda inicial es grande y se prevé que siga dimensionándose, a partir de un rendimiento esperado de 150 kilos de flores secas por cosecha y una relación 10-1 con el producto final.
Pero más allá del capítulo I+D (Investigación y Desarrollo) que también es parte del complejo, los responsables de K-CBD tienen claro cuál es el circuito comercial del producto final que se obtenga del cannabis. En realidad son 2: en una primera etapa se elaborarán cremas, y posteriormente aceite de cannabis.
La faz de elaboración requiere que las hojas que pasan por el proceso de secado y curado pasen al procesamiento industrial en Kilab, el laboratorio propiedad de Olmos que funciona en Buenos Aires. Así se cierra el circuito producción-elaboración.
No obstante, concentrar todo el proceso en Mendoza es parte del plan.
Es que la inversión inicial es escalable, con la previsión de trepar a u$d 3 millones en total ya hacia el 2025. El objetivo: que la planta de Santa Rosa cuente con su propio laboratorio industrial, además de incrementar sustancialmente el volumen de plantas obtenidas.
Pero la escalabilidad del proyecto de K-CBD también contempla un corto plazo y metas importantes. Al respecto, Vila no duda en afirmar que "la capacidad es sin límites, porque tenemos más áreas para crecer en el indoor".
Parte de la próxima etapa será empezar a producir en un terreno fuera de él.
El empresario anticipa que "la idea es hacer este próximo verano una prueba "outdoor", lo que puede significar que logremos una calidad totalmente diferente. Pero queremos probar los resultados".
Mendoza empieza a convertirse así en un nuevo polo vinculado a este tipo de producción no tradicional. Que incluso le da cabida al turismo relacionado con la producción de cannabis.