La escuela de teatro de la familia Bredeston Carpena, una de las más prestigiosas de la escena nacional, desembarca en Mendoza a través de un taller de radioteatro destinado a actores, actrices y profesionales de la voz. El espacio ofrece una experiencia fascinante para todas las personas con ganas de jugar con su imaginación y reconectar con lo sensorial, construyendo cada quien su propia imagen para una misma historia, mediante herramientas técnicas para recrear un radioteatro.
Durante las clases (que se desarrollarán bajo modalidad on line, de agosto a noviembre) se creará el espacio lúdico para quien quiera animarse a imaginar: ponerle voz a un personaje y realizar los efectos de sonido en vivo.
Los encuentros estarán a cargo de la actriz, docente y directora Luciana Ulrich Carpena (co fundadora del Club Bredeston Carpena junto a Lorena Bredeston) los jueves de 18.30 a 20, a partir de este jueves 3 de agosto.
Para consultar más información, comunicarse al 2616353459.
Acá podés escuchar la charla que mantuvo Luciana Ulrich Carpena en el programa El Buen Salvaje que se emite por Radio Andina 90.1:
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¿Cómo nació el radioteatro nacional?
Una investigación realizada por TEA, cuenta que el radioteatro en la Argentina nació a fines de la década del veinte y se transformó en uno de los fenómenos culturales más importantes, porque modificó las costumbres de la sociedad. En sus comienzos, estaba centrado en canciones y payadas. También se adaptaban obras de grandes dramaturgos, pero estas no reunían muchos adeptos. Sin embargo, hacia 1930, el género recurrió al folletín y se masificó cuando, de la mano del español Andrés González Pulido, nació Chispazos de Tradición, quizá la tira radial con más éxito que se escuchó en el país. Cuentan que su popularidad era tal que, durante la emisión, la compañía telefónica registraba una baja en la cantidad de llamadas y las tiendas veían disminuir el número de clientes, por lo que algunas decidieron poner parlantes para que la gente pudiera escuchar los capítulos mientras hacía las compras. De todos modos, esta no fue la precursora del género: en 1929, Francisco Mastandrea creó La caricia del lobo, que se anunciaba como “la primera radiofónica que no concluiría en un solo día o en el espacio de una audición”, y que se convertiría en el primer radioteatro de la Argentina y del mundo.
El éxito de Chispazos de tradición provocó que rápidamente aparecieran nuevas compañías que competían por los oyentes con tiras de diversos temas y géneros. En 1933, por ejemplo, el ciclo Ronda Policial abrió paso a las novelas detectivescas y se transformó en el primero en utilizar efectos especiales en vivo realizados por un sonidista, dando origen a un nuevo oficio.
La popularidad del radioteatro impulsó, a su vez, la aparición de nuevos géneros como la publicidad radial, las revistas que publicaban los entretelones de los personajes de la ficción y las compañías radioteatrales. Como tenían tanto éxito, algunos directores decidieron sacar a los actores del anonimato del micrófono y presentarlos en los teatros de todo el país. Las historias sencillas, sentimentales y gauchescas se ganaban el amor del público y la crítica demoledora de los miembros de la aristocracia de la época.
El fútbol también tuvo su papel en la historia de este género: además de formar parte de las ficciones, algunos jugadores participaban de las tiras en los estudios. Un caso para recordar es el del futbolista de Ferrocarril Oeste, Oscar Adrián Goizueta, quien, debido al éxito que alcanzó, debió abandonar su puesto de número cinco para dedicarse por completo a la radio, convirtiéndose, más tarde, en uno de los mejores y más importantes actores de la radiofonía argentina bajo el nombre de Oscar Casco.
Dentro del género romántico, uno de los principales exponentes fue el Teatro Palmolive en el aire. El elenco estaba conformado por actores de la talla de Hilda Bernard y Oscar Casco, narradores como Julio César Barton y guiones de Alberto Migré.
El género familiar, por su parte, comenzó en los años treinta, pero su símbolo por excelencia fueron Los Pérez García, que desde 1940 cautivaron a la audiencia durante más de quince años, con historias que reflejaban la vida de una típica familia argentina de clase media. Tal fue su repercusión que, hasta nuestros días, cuando las personas tienen muchos conflictos suele escucharse: “Tenés más problemas que los Pérez García”. En los cuarenta, la radio alcanzó su pico más alto.
Sin embargo, aquella gloria comenzó a desmoronarse a partir de la primera transmisión televisiva de la Argentina, el 17 de octubre de 1951. Con la llegada de la pantalla chica se fueron apagando, poco a poco, la popularidad y las voces de los personajes del radioteatro.
De todos modos, la década de los noventa trajo nuevos aires para este antiguo género que renació en algunas emisoras. Sin el esplendor ni la magia de su época dorada, el radioteatro volvió, progresivamente, a conquistar algunos oyentes.