La gira de la comitiva argentina que encabeza Sergio Massa por China va llegando a su fin y la jornada de ayer dejó como saldo un avance importante en la posible incorporación de nuestro país al Banco de Desarrollo de los BRICS como primer paso a la incorporación total.
Por otro lado el ministro de Economía avanzó en la intención del gigante asiático de financiar la segunda etapa del gasoducto Néstor Kirchner que se suma a la financiación que proveerá Brasil para los caños de la misma obra que ponen a la Argentina en una posición de fortaleza como exportador de energía en un lapso breve.
Así como ayer planteamos la necesidad de repensar cómo se operará con las reservas de litio y que valor podrá obtener las arcas nacionales de ese mineral, el mismo debate debería darse para el gas que se obtendrá de la explotación de Vaca Muerta y el gasoducto Néstor Kirchner (en la etapa que se inaugurará el Día de la Bandera y la posterior) depositará en las plantas que permitan su exportación.
El gas tiene dos formas de exportación, a los países vecinos o más cercanos vía gasoductos y a los países más lejanos vía la conversión a GNL que después es transportado en barcos a cualquier puerto del mundo que tenga plantas regasificadoras o buques regasificadores que esperan en el puerto al que lleva el gas transformado en liquido.
Es el proceso por el cual durante años nuestro país importó gas, situación que está a punto de darse vuelta como una tortilla.
En el complejo contexto mundial actual (conflicto bélico Rusia Ucrania) el GNL se transformó en un insumo y recurso clave de la economía y el comercio mundial ante la salida del mercado occidental del principal proveedor del insumo a Europa que no es otro que Rusia, alterando el normal desenvolvimiento del mercado de energía mundial.
Cuál es el tamaño del inconveniente se podrá preguntar el lector. En el 2021, la Unión Europea importó 155.000 millones de metros cúbicos de gas natural de Rusia. Fue el 45% de las importaciones de gas de la Unión Europea y cerca del 40% de su consumo total del fluido.
Con el comienzo del conflicto en febrero del 2022 y las sanciones a Rusia y la salida del mercado de la ex Unión Soviética, se disparó el precio internacional del GNL y apareció el fenómeno de desabastecimiento en diversos países a la vez que aparecían las medidas de emergencia como las restricciones en el uso de energía en diversos países europeos.
Escenario que la Argentina sufrió en carne propia con una sangría de dólares destinados al pago de la importación de GNL que es parte de la crisis actual.
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Sergio Massa y Alberto Fernández en China y Brasil avanzan con el financiamiento de la segunda etapa del gasoducto NK que permitirá la exportación de gas argentino al mundo
En estos tiempos apenas una decena de países producen GNL, encabezados por Estados Unidos, el segundo en la lista es precisamente Rusia, hoy apartado de los principales mercados internacionales y detrás aparecen China, Qatar, Australia, Canadá, Arabia Saudita, Argelia y Noruega.
La entrada de Argentina en ese selecto grupo con una importante cantidad de ventajas competitivas, es un paso trascendental que está muy cerca de concretarse a partir de la concreción del gasoducto y de las primeras plantas de licuación del gas.
Las plantas de licuación son básicamente grandes congeladores dónde se enfría el gas a tal magnitud (más de 160 grados bajo cero) que se convierte en líquido, de esa manera el gas mantiene su masa pero disminuye su volumen unas 600 veces y de esa forma 1 metro cúbico de GNL equivale a 600 metros cúbicos de lo que nosotros conocemos como gas natural.
La principal ventaja competitiva es por supuesto Vaca Muerta que se estima es la segunda reserva de gas no convencional del mundo y por otro lado la posibilidad geográfica de acceder a mercados de países vecinos como Brasil vía gasoductos o mercados internacionales como Europa y Asia que tienen demandas crecientes de GNL.
Claro que hay peros, como en todo, mientras dure el conflicto bélico o las tensiones entre Estados Unidos con Rusia y China o la OTAN y Rusia los precios continuarán altos y la Argentina con oportunidades. Sin embargo si el mundo entrará en un mar de tranquilidad y las tensiones se aliviaran por alguna razón la entrada de un jugador con las características de la Argentina significaría una mejora notable de la oferta mundial tendiendo los precios a la baja. En cualquier caso siempre es mejor exportar que importar.
Así como el litio es una gran esperanza de mejorar los saldos de la balanza comercial argentina, la energía o el gas complementan ese escenario y abren una luz de esperanza de estabilidad y mejora de la macroeconomía pero a su vez en tiempos electorales difíciles como los que se avecinan es uno de los grandes temas de discusión o por lo menos debería serlo porque de como se maneje esta oportunidad histórica dependerá mucho el futuro de la nuestro país.