Mendoza vive su época "Vendimia" y la industria del vino, emblema provincial, recibió el cachetazo de una Ley de Alcohol Cero que ya tiene media sanción.
Ley de Alcohol Cero, una amenaza para la industria emblema de Mendoza.
Los festejos vendimiales en los departamentos han finalizado para dar paso a la Fiesta Nacional de la Vendimia, la celebración más importante de nuestra Mendoza, que implica el reconocimiento a todo el arco productivo de la provincia, y que además es clave para la hoy valorada industria del turismo. El evento “Vendimia”, el más importante de Cuyo, al igual que el Malbec, es una marca de Mendoza para el país y el Mundo.
San Rafael no es ajeno a esta realidad. La fiesta de nuestro departamento es también espectacular y se celebra en plena temporada alta, cuando nuestra tierra está repleta de turistas que nos visitan desde distintos lugares.
Desde el año pasado la industria se ve amenazada. Esa misma industria de audaces emprendedores y fuertes trabajadores recibió el cachetazo de una Ley Nacional de Alcohol Cero que ya tiene media sanción en el Congreso.
El Frente de Todos (ahora Frente Elegí), con este proyecto de ley, nos está engañando a todos los argentinos. Como suele ocurrir con sus propuestas, lo que están militando es un slogan. La única manera que existe en el mundo para bajar la cantidad de conductores alcoholizados es concientizar, educar, controlar y sancionar duramente como lo hace el Gobierno de Mendoza.
La Organización Mundial de la Salud sugiere en 0,5 a 0 miligramos la cantidad de alcohol por litro de sangre que puede tolerarse para conducir, un número casi convencional, excepto algunos países donde es 0,8 como Inglaterra o 0,6 como Suiza. Es una cuestión de predisposición de la autoridad de aplicación de admitir como margen de tolerancia.
Ahora, casi ningún país del mundo se rige por la alcoholemia cero, ya que técnicamente es imposible medir el consumo sin un cierto margen de error. El instrumento de medición debe actualizarse cada seis meses. A esto se suma la realidad de nuestro país, donde solamente dos marcas importadas de alcoholímetros están homologadas para ser utilizadas por los entes de control, y un único organismo, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), puede autorizar y calibrar esos equipos. Increíblemente no se le permite a las Provincias o Municipios actualizar estos instrumentos a través de laboratorios privados debidamente certificados. Además, se trata de productos importados que se comercializan en dólares con todo lo que ello implica.
La mayoría de las jurisdicciones en Argentina, como es el caso de San Rafael, no invierten en Alcoholímetros, si no que esperan que la Agencia Nacional de Seguridad Vial envíe equipos en comodato por lo tanto carecen de la cantidad suficiente de instrumentos para llevar a cabo un eficaz control de conductores alcoholizados.
Pero Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner con sus socios políticos locales; Omar y Emir Félix, parecen estar ajenos a esta realidad y van para adelante con un proyecto de ley que no van a poder aplicar. Más preocupante aún es que esta iniciativa proviene de la Agencia Nacional de Seguridad Vial que es la máxima autoridad en la materia en el país, hoy coaptada por la política que ha desplazado a los técnicos que allí trabajan y que tanto le ha costado al país formarlos en Seguridad Vial.
Y por último, lo más lamentable es el papel de la Municipalidad de San Rafael, que nunca se ha comprometido con la causa de la seguridad vial pero que cuando llegan a San Rafael las obras de Vialidad Provincial se las apropian y las venden como obras municipales. Ahora el intendente Emir Félix se evade de la realidad y acompaña una norma que ha fracasado en las provincias en las que se aplica, como Córdoba o Buenos Aires y que significa una nueva traba para los emprendedores y trabajadores del medio.
Señor Intendente de San Rafael: la seguridad vial no es un slogan, es trabajo, compromiso diario y coherencia. Necesitamos de su influencia en el Gobierno Nacional, esa influencia que tantas veces ha comentado tener, para evitar que se sancione una norma de imposible aplicación y vacía de contenidos. La falta de producción y trabajo también matan.