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Las personas violentas: ¿nacen o se hacen?

Los neurocientíficos han identificado alteraciones biológicas asociadas a ciertos tipos de conductas agresivas. Sin embargo, aclaran que se trata de un problema complejo en el que entran múltiples factores en juego.

Por Sección Sociedad

Comprender qué lleva a una persona a matar, torturar o agredir a otra es algo que desvela desde hace tiempo a los científicos. Determinar si existen factores biológicos específicos capaces de desencadenar este tipo de conductas ha sido uno de los objetivos sobre los cuales trabajan las neurociencias. Y aunque se han hallado diversas pistas en ese sentido, los expertos aclaran que se trata de una problemática compleja, en la que intervienen múltiples componentes.

Las evidencias parecen indicar que la presencia de ciertas alteraciones biológicas a nivel del cerebro no determinan por sí solas si una persona será violenta o no, sino que esto estará más bien sujeto al modo en que estos factores biológicos se combinan con otros, tales como los sociales o culturales.

Así lo explicó en una entrevista con DoctorVid el doctor Facundo Manes, fundador de INECO y director del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.

“La agresión humana, la violencia, tiene un alto costo en la sociedad y su mayor prevalencia ha incentivado a buscar algunos predictores y causas de este tipo de conductas” , explicó el profesional, quien aclaró que la agresión, a menudo causada por la frustración, puede ser colectiva o individual.

Si bien a nivel individual los fundamentos de la agresión son multifactoriales, ya que hay motivos políticos, económicos, culturales, médicos, ambientales y psicológicos, entre otros, que entran en juego, Manes reconoció que “algunas formas de agresión, como la agresión impulsiva, tienen un factor biológico un poco más claro” .

De acuerdo con el experto, en la agresión impulsiva hay un circuito neural involucrado. En concreto, los circuitos cerebrales implicados en la regulación de la agresión impulsiva están relacionados con áreas cerebrales responsables del control del miedo y el control afectivo. “Es decir que el afecto negativo, por ejemplo el que despliega una mezcla de emociones y estados de ánimo como la ira, la angustia y la agitación, puede provocar o agravar un comportamiento agresivo” , señaló.



Asimismo, el fundador de INECO puso de manifiesto que la agresión de una persona que comete un acto violento pasional posiblemente tenga bases biológicas distintas que la agresión planificada y premeditada. “Hay alguna disminución de mensajeros químicos, como la serotonina, que se ha encontrado en pacientes agresivos impulsivos y en delincuentes violentos, pero esto está muy lejos de que la ciencia hoy detecte por un escáner cerebral quién va a ser violento y quién no” , matizó.

Traumas y lesiones

Un estudio realizado por investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) de Suiza, que fue presentado en enero de este año, demostró por primera vez la existencia de una correlación entre el trauma psicológico en la infancia y los cambios concretos y perdurables en el cerebro, unos cambios que, además, estarían vinculados con el comportamiento agresivo.

Al respecto, Manes afirmó: “Que los traumas infantiles modulan y modifican el cerebro, es cierto. Hay bastante evidencia que demuestra que cuando un chico padece traumas, que no son tolerables -porque hay cierto estrés que es bueno y tolerable- y que sufren mucho por este motivo, claramente se modifica el cerebro. Esto está comprobado” . No obstante, el neurólogo insistió en que aún no es posible asegurar que porque una persona sufrió un trauma en la infancia va a ser agresivo. “Estamos lejos de tener una respuesta definitiva” , remarcó.

Otra investigación llevada adelante por la Universidad de Exeter, Inglaterra, publicada el año pasado, afirmó que las lesiones cerebrales pueden conducir a que los cerebros experimenten "fallas" que afectan el juicio y la capacidad para controlar impulsos, lo cual estaría por tanto asociado a una mayor propensión a cometer actos violentos. Según el profesor Huw Williams, del Centro de Investigación de Neuropsicología Clínica de la Universidad de Exeter, las lesiones cerebrales traumáticas son una "epidemia silenciosa", ya que están ocurriendo más frecuentemente entre niños y jóvenes que se han caído o resultan heridos al practicar deportes, así como en aquéllos involucrados en peleas o accidentes de tráfico.

“Hubo varios estudios, sobre todo en Estados Unidos, de pacientes con accidente cerebrovascular o con traumatismo de cráneo y claramente se ve que luego de estos episodios hay cambios anímicos, como depresión, manía e irritabilidad y que cuando se lesionan los circuitos involucrados con el control afectivo y el miedo hay más prevalencia de violencia, pero también son estudios que utilizaron muchísimos pacientes con lesiones y es difícil trasladar esto a una persona en particular” , argumentó Manes.

A modo de conclusión, el especialista resumió: “Es importante remarcar que la agresión impulsiva tiene, además de los factores biológicos, otras causas que invitan a la ciencia a trabajar con la sociología, las ciencias políticas, la educación… no podemos limitar la violencia solamente a lo biológico aunque claramente estamos detectando que hay ciertos factores biológicos que influyen en la conducta agresiva”.

Fuente: Doctor Vid

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