Esopo y las dos lenguas. La comunicación en las empresas

Por Eduardo Press.

 Esopo, considerado el padre de la fábula, era un esclavo frigio que vivió alrededor del siglo V antes de Cristo.

Se cuenta que uno de sus amos, Xantus, le ordenó que fuera al mercado y le trajese el mejor alimento que encontrara para agasajar a importantes invitados. Esopo compró solamente lengua y la hizo aderezar de diferentes modos. Los convidados lo saborearon como un manjar. Cuando quedó solo, Xantus le preguntó qué era eso tan delicioso.

-Me pediste lo mejor -dijo Esopo- y traje lengua. La lengua es el fundamento de la filosofía y de las ciencias, el órgano de la verdad y la razón. Con la lengua se instruye, se construyen las ciudades y las civilizaciones, se persuade y se dialoga. Con la lengua se canta, con la lengua se reza y se declara el amor y la paz. ¿Qué otra cosa puede haber mejor que la lengua?

Pocos días después, Xantus le dijo que llegarían unos visitantes desagradables a los que debería atender por protocolo pero quería manifestarles su disgusto sirviéndoles una mala comida.

-Trae del mercado lo peor que encuentres- le recomendó.

Esopo trajo lengua y la hizo preparar con un sabor tan desagradable que repugnó a los comensales.

-¿Qué porquería es esa que serviste?- le preguntó Xantus.

-Lengua -contestó Esopo-. La lengua es la madre de todos los pleitos y discusiones, el origen de las separaciones y las guerras. Con la lengua se miente, con la lengua se calumnia, con la lengua se insulta, con la lengua se rompen las amistades. Es el órgano de la blasfemia y la impiedad. No hay nada peor que la lengua.

La comunicación interpersonal

¿Hablar o callar? Desde siempre los hombres se han planteado este dilema.

En muchas ocasiones la satisfacción de hablar es anulada por el arrepentimiento posterior cuando se recuerda lo dicho.

Sobre el decir pesa el cargo de tentar al que habla a decir cosas que si hubiera pensado dos veces quizá no habría dicho. Es esos momentos de arrepentimiento cuando uno se promete ser más cauto y medir cada una de las palabras antes de lanzarlas al aire.

El lenguaje popular tiene un repertorio de advertencias: "el pez por la boca muere", "en boca cerrada no entran moscas", "la mejor palabra es la que no se dice", "quien habla mucho, mucho se equivoca".

En la comunicación interpersonal la palabra es mitad del que habla y mitad del que escucha, por ese motivo el riesgo del malentendido es alto.

Habitualmente el silencio es más difícil de manejar que la palabra, se le atribuye a Hemingway la expresión que se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar.

Por la palabra hablada mentimos y decimos verdades, nos equivocamos y acertamos; rectificamos y volvemos a equivocarnos. ¿Y qué? Ninguna ley establece que el habla tenga que ser perfecta. Con la boca cerrada es imposible errar, pero errar es de humanos, como lo es hablar.

Se trata de que la comunicación tiene dos ingredientes, hablar y callar. El arte está en saber distinguir cuándo es la oportunidad de una y otra.

La comunicación en las empresas

Nuestros lectores saben que permanentemente alentamos y promovemos la comunicación en las empresas, fomentamos los encuentros y espacios para conversar, continuamos pensando lo mismo.

En una nueva vuelta de tuerca, en esta nota incluimos la combinación entre el decir y el callar. En muchas ocasiones describimos los beneficios del decir. Vamos a ver hoy cuando vale la pena mantener silencio.

¿En qué cuestiones el silencio adquiere relevancia?

Hacer promesas que no se pueden cumplir.

Anunciar obras y/o proyectos, para los cuales no existen planes ni están previstos recursos.

Dar informaciones sobre las cuales no se tiene certeza de su veracidad.

Cuando el único objetivo es generar daño o lastimar.

Generar una situación de humillación pública de unos delante de otros.

Cuando uno se encuentra en un estado de emoción intensa, se suele ser más descuidado en lo que se dice.

En una negociación, cuando casi sin darse cuenta uno brinda información de más a la otra parte que nos puede perjudicar.

El problema es que hay pocos que sepan usar el silencio como es debido, diciendo lo que corresponde en el momento adecuado y eludiendo lo demás.

Amigo lector: ¿Hace un uso estratégico de la comunicación en su empresa? ¿Está al tanto de cuando es mejor callar?

*En colaboración con la Lic. Sofía Florín, especialistas en Psicología Organizacional, Emprendedores y Empresas Familiares

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