13 de noviembre de 2025
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Plan 1.000: una apuesta del Gobierno que no acalla los pedidos de bajar las retenciones vitivinícolas

Un plan que promete mucho pero no termina de convencer. Así se podría definir al "Plan 1000", que desde su denominación anticipa algo: alcanzar la meta de u$s 1.000 millones en exportaciones vitivinícolas en 2 años, según lo presentó el Gobierno nacional esta semana, y que aunque fue recibido como una señal positiva por la industria generó advertencias sobre lo que se necesita para lograrlo.

Se trata de una apuesta (o respuesta) a algunos reclamos recurrentes de baja de la presión impositiva para un sector que tuvo un buen año en ventas al exterior de vino a granel durante 2020. Y si bien el 2021 pinta mejor para el fraccionado, las últimas estadísticas del INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura) muestran que es gracias a un recupero del precio relativo en dólares pero con menor volúmen.

¿En qué consiste? Según lo explicó el propio ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, es un plan con varias líneas de acción, como la participación en diferentes ferias internacionales (sobre todo el mercado asiático, con China a la cabeza). "Mientras cae el mercado interno, hay una enorme demanda de vino en el mundo y eso es una oportunidad para Argentina", evaluó el funcionario, al anticipar que se trabajará en el "matcheo" (relación) con importadores en esos destinos y también en asistencia técnica y financiera para pymes.

Kulfas no ahorró números para describir lo que a su criterio es un buen presente de la vitivinicultura, al destacar que "aún en pandemia incrementó 14,5% su producción". Y en base a ese dato y lo que considera que será el resultado del Plan 1000 auguró que "duplicando las exportaciones en la próxima década, será protagonista de la recuperación económica".

"El costo fiscal se repaga solo"

"Todo muy lindo, pero para que el auto llegue a destino hay que cargarle nafta", comentó un referente del sector luego de la presentación encabezada por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en la sede del INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura). Es que algunos se aferran al adagio de "a caballo regalado...", pero insisten con algunos cabos sueltos.

Según José Zuccardi, presidente de Coviar (Corporación Vitivinícola Argentina) "al plan lo consensuamos y esta bien. Argentina está en el comienzo de su inserción exportadora, tenemos potencial para mucho más, y en la medida que haya decisiones que nos ayuden a ser más competitivos, como la suba de reintegros o el financiamiento para capital de trabajo, medidas de apoyo al crecimiento, tenemos una perspectiva interesante. Además de contribuír a la construcción de la "marca país", porque los vinos llegan con el nombre del lugar de origen y del productor".

Pero la cúpula de Coviar mantiene un contacto casi semanal con el equipo de Kulfas, que lleva a varios de sus dirigentes a Buenos Aires periódicamente con una premisa: insistir en un recorte de los derechos de exportación.

"Hemos elaborado un estudio que muestra que una baja de retenciones, en el mediano plazo, se repaga absolutamente. El aumento de las exportaciones que se produce le compensa al Estado el costo fiscal de la medida; para una industria como el vino, con tanto valor agregado en botellas y enoturismo, entre otros aspectos, debe ser considerada una eliminación a corto plazo. Estamos gestionándolo, porque no solo es negocio para el sector sino para la economía del país", aseguró Zuccardi.

La respuesta oficial

No obstante, y sin dar señales de otras por venir, Kulfas ensayó un repaso de medidas adoptadas durante el 2020 a modo de respuesta al planteo desde la Corporación: la suba de reintegros (del 3% al 7%) y 0 retenciones sólo para pymes que facturen hasta u$d 500 mil (o una reducción del 50% por encima de esa cifra y hasta u$s 1 millón) 

"Esto le ha dado más competitividad a la industria vitivinícola, y en el sector lo reconocen. También hemos trabajado en medio de la pandemia en mayor capacitación y presencia argentina en mercados internacionales. En la pospandemia vamos a tener la posibilidad de estar en otros altamente demandantes; a eso apuntamos con el plan 1000, entre otras iniciativas", evaluó.

Asimismo, el funcionario nacional reconoció que se requiere avanzar en otros campos, como una reforma del Mercosur ("necesita modernizarse"). Y consideró que el mentado pedido de avanzar en acuerdos de libre comercio no es una prioridad para la gestión de Alberto Fernández, al aseverar que "esa visión de que con baja de aranceles aumenta el comercio exterior y se desarrollan los sectores productivos es una visión dogmática. Somos un Gobierno pragmático; no digo que no se deba revisar ningún arancel, pero ha quedado demostrado que no es algo lineal".

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