la salida de gines del gobierno

Héroes, heroínas y villanos del covid

Escribe Myriam Ruiz.

A punto de cumplir un año desde ese 20 de marzo del 2020 en que el presidente Alberto Fernández decretó la cuarentena nacional para hacer frente a la pandemia de coronavirus -que venía asolando a cuanto país se le ponía adelante-, la estructura finamente armada por el Jefe de Estado sufrió una dura baja. La viga central, en la que se apoyaba el andamiaje más delicado de toda la construcción política de la lucha contra el covid, se rompió.

La salida del ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, ayer -tras el repudio unánime luego que el país se enterara que en su Ministerio se vacunaba a periodistas, amigos, y gente influyente (argentinos vip, se los llamó)- dejó ver el andamiaje más oscuro que encierra la política argentina. Lisa y llana corrupción.

Si medió o no dinero, poco importa. En este caso, es corrupto el que carga con 50 mil muertos por covid en la espalda, 2 millones de contagiados y 45 millones de personas por vacunar... y ante esa realidad vacuna a los amigos.

Pongamos en la balanza las enseñanzas trágicas de ese año. Miles de personas anónimas se convirtieron en héroes y heroínas durante los meses más crudos del aislamiento social.

Vecinos que se hicieron cargo de la provisión de mercaderías de familias que debieron ser aisladas por completo, y que no tenían a nadie cerca para que cumpliera ese rol. Encargados de edificios que oficiaron de correo, proveedor, "entregadores-de-un-mensaje-de-aliento" a personas que quedaron aisladas en sus departamentos sin contacto con el exterior. Personas sin nombre que formaron colectivos y se dedicaron a alimentar a barrios enteros que cayeron en la peor de las pobrezas -cuando trabajaban al día y la economía se paralizó durante una eternidad-.

Y qué decir de médicos, enfermeros, policías, docentes.

El personal sanitario se hizo uno solo en la peor hora de la pandemia en Argentina. Ya no había médicos de hospitales públicos o privados, absolutamente todos se convirtieron en esa mano que nos curó; ese respirador artificial que nos mantuvo a salvo; ese escudo protector que mantuvo a comunidades enteras cuidadas y protegidas de uno de los peores virus que ha azotado a la humanidad.

Maestros, maestras, celadores y profes son los héroes 2021 en esta pandemia. Y no sé si me gusta ponerles ese calificativo que, además de orgullo, me provoca un nudo en la boca del estómago. Verlos en las puertas de los colegios, con su sonrisa brindando tranquilidad a los chicos que ya comenzaron a cursar es la más brillante bandera de esperanza que ha traído consigo este año.

...

Y, en medio de todo, la persona que debía cuidar de todos ellos -de todos nosotros-, la mano derecha del Presidente de la Nación en tema de pandemia tiene un guiño absurdo, desubicado, egoísta, con un puñado de irrelevantes.

Argentina se equivoca una y mil veces, pero no se equivoca cuando te mira por dentro, por fuera y a trasluz. 

Si elegiste una profesión como la de ser médico en la que juras cuidar y sanar a todo aquel que lo necesite; si juraste en un cargo público por Dios y por los Hombres, de cumplir con tu deber y proteger a los argentinos... y no lo cumplís pues te convertís en el villano de esta historia.

Y tal vez, en el cine, los villanos garpen. Pero estamos en la vida real, con este monstruo microscópico matándonos a los amigos, a la familia, aislándonos en el más horrible vacío... por eso, en la vida real, un acto de villanía así es una puñalada certera en el corazón.

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