Llegamos al último domingo del año, al momento de los balances que obviaremos sin más porque la coyuntura económica y la situación de comercio, industria, productores, laburantes, etcétera, no tienen tiempo en detenerse en análisis que podrían resumirse en una sola palabra: fracaso.
Está claro que cualquier pronóstico de principios de 2018, del gobierno o de las consultoras y bancos que nuclean a equipos de "sesudos" economistas lectores de ficción, coincidió con la realidad de fin de año.
El medio especializado Iprofesional, insospechado de cualquier simpatía con las políticas económicas heterodoxas o con el gobierno anterior, publicó y después "desapareció" en su portal un cuadro con lo que habían pronosticado a principio de año las principales 20 consultoras y bancos. Es notable y hasta casi cómico el grado de pifia (en la mayoría de los casos provenientes de lecturas de una realidad virtual) de los datos que ustedes lectores podrán comprobar en el cuadro adjunto.
Qué viene en 2019 es la pregunta que resuena una y otra vez. Esos mismos que pifiaron de manera grosera, siguen haciendo pronósticos a partir de interpretación de escenarios que definitivamente no conocen, no transitan o simplemente están en su imaginación.
Hablan de baja inflación, de reactivaciones basadas en supuestas mejoras en la competitividad de las exportaciones y una cosecha milagrosa, acompañada de un boom exportador de energía.
Bajar en la inflación en 2019 ya parece una batalla perdida antes de empezar. La sucesión de tarifazos deja como mínimo un piso de 4 o 5 puntos para los 2 primeros meses, sin contar que según los analistas aún falta pasar al IPC por lo menos un 12 o 13% de la diferencia de la inflación mayorista y minorista de 2018, todo esto sumado a las habituales tensiones de un año electoral. Cualquier pronóstico que ubique la inflación por debajo de los 28 puntos debería ser descartado. Claro que viniendo de 48 parece el paraíso, pero obviamente es simplemente pasar del cementerio a terapia intensiva.
Lo mismo pasa con la ficticia reactivación que pregonan. Ya está súper demostrado que el famoso derrame de las buenas cosechas y los buenos tiempos del campo primarizado no es el que predican, menos aún en las condiciones político-económicas que les generó este gobierno: retenciones licuadas por la suba del dólar, posibilidad de no liquidar nunca las divisas, entre otra lista de facilidades.
El boom de la energía también quedó seriamente comprometido después de la decisión de recortar fuertemente los subsidios a la extracción gasífera de Vaca Muerta y que motivo la salida del Secretario de Energía.
Respecto a la supuesta mejora de la competitividad para las exportaciones de las economías regionales, basta el ejemplo de nuestra propia provincia para mostrar la endeblez de tal mejora.
Quienes son atentos seguidores de este espacio saben que desde hace más de tres años - en plena campaña presidencial- venimos advirtiendo que es una ficción creer que la devaluación recupera por sí misma la competitividad en el exterior.
Los números lo demuestran fácilmente. La estructura de costos exportadora de la Argentina está tan llena de burocracia y costos logísticos e impositivos de tal magnitud, que no hay devaluación que alcance para compensar esas trabas que no solo no han sido removidas, sino que en algunos casos han sido ampliadas.
Esta misma semana los principales referentes de las Cámaras productivas del Valle de Uco y el Sur provincial advirtieron de las serias dificultades. Sobran ejemplos de productores que se endeudaron para tecnificar y mejorar el riego y ahora no pueden hacer frente a los costos de la energía y la cuota de esos créditos
El Indicador Mensual de Actividad del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala, determinó que "En noviembre, la economía se contrajo un 3,9% respecto del mismo mes de 2017, marcando una profundización de la crisis económica. El cierre del tercer trimestre 2018 arrojó una caída de 1,8%". Y completa que "la dinámica de noviembre refleja un escenario en el cual todos los indicadores se encuentran en terreno negativo". El propio INDEC confirmó el jueves pasado que la actividad económica cayó un 4% interanual en octubre. Hasta las ventas en supermercados y mayoristas cayeron cerca del 10%.
Cualquier posible mejora (si ocurre) en 2019 será lo que se conoce como "Rebote del Gato Muerto", se puede tirar el gato de la terraza y rebotará, pero estará inexorablemente sin vida.
Con el año electoral encima, el gobierno parece apelar a una sola política económica, la de "Lleguemos como podamos"