El presidente Mauricio Macri afirmó hoy que "la diversidad fue una prueba para todos" al encabezar esta noche en el barrio de San Telmo el lanzamiento de la Mesa Nacional del frente Cambiemos, junto a toda la cúpula de los cinco partidos que componen la coalición gobernante.
La vicepresidenta Gabriela Michetti, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la diputada Elisa Carrió (Coalición Cívica), el ex senador Ernesto Sanz, el presidente de la UCR, José Corral, todos los gobernadores de Cambiemos (María Eugenia Vidal, Gerardo Morales, Ricardo Colombi, Horacio Rodríguez Larreta y Alfredo Cornejo) y varios ministros y legisladores comenzaron alrededor de las 17 el encuentro a puertas cerradas en el Edificio Lahusen, el salón de fiestas escogido para la ocasión.
Luego, cerca de las 19, los dirigentes se mostraron ante los fotógrafos presentes sentados en una mesa de forma trilateral, con el Presidente en el centro, entre Sanz y Carrió.
A la hora de los discursos, abrió Michetti y le siguieron la diputada Ana Copes por el Partido Demócrata Progresista, Gerónimo "Momo" Venegas (Partido Fe), el diputado Fernando Sánchez (CC-ARI), y luego culminaron Sanz y Macri.
Durante su breve discurso -luego se retiraría y no participaría de la conferencia de prensa-, el Presidente remarcó: "La diversidad fue una prueba para todos nosotros".
Según informaron a Télam algunos de los presentes -casi todos los discursos fueron a puertas cerradas-, Macri bromeó sobre las primeras reuniones en clima de pelea que mantuvo durante 2014 con el hoy gobernador jujeño, Gerardo Morales: "Si supieran lo que fueron mis primeros encuentros con Gerardo. Y ni les digo con este angelito celeste que tengo acá al lado (en alusión a Carrió)".
Ante las risas de los testigos de la escena, Macri recordó "las cosas que pasaron" y Carrió replicó inmediatamente: "Y las que seguirán pasando...".
El Presidente levantó el guante a la respuesta y concluyó: "Algo que aprendí en este tiempo es que ella siempre tiene la última palabra".
Previamente, Sanz también hizo alusión a los comienzos del frente electoral y se refirió a "los que decían que sin los peronistas no se puede gobernar" y consideró que Cambiemos está "demostrando lo contrario", además de opinar que el Estado "estaba semi-destruido y la economía desquiciada".
A su turno, Sánchez sostuvo que "la herencia y la deuda social es muy grande" y llamó a "permitir y exigir al Poder Judicial hacer su trabajo, hay que dejarle las manos libres pero también controlar que hagan su trabajo".
Por su parte, Michetti abogó por "seguir con la misma fuerza" y luego ante los medios explicó que la Mesa Nacional es para que la coalición oficialista "ahora constituya un trabajo más orgánico e institucional".
Entre los presentes estuvieron además el secretario general de Presidencia, Fernando de Andreis, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el presidente del interbloque Cambiemos, Mario Negri, los senadores Julio Cobos y Laura Rodríguez Machado, el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, el legislador porteño Maximiliano Ferraro (CC-ARI), el presidente del PRO, Humberto Schiavoni y el secretario general del PRO, Franciso Quintana.
El encuentro original estaba planeado para el 4 de octubre pasado, pero la intervención cardíaca a la que debió someterse a Carrió (le colocaron dos stents) obligó a postergar un acto largamente anunciado a la espera de que puedan estar presentes todos los fundadores del frente electoral que hace casi un año los llevó al poder nacional y bonaerense.
El conglomerado de Mesas Cambiemos, tanto la nacional como las provinciales y también la de Juventudes, es especialmente impulsado por el jefe de Gabinete para fundar un espacio de diálogo que ayude a digerir las diferencias y articule la estrategia electoral del año próximo.
En los últimos días, el frente Cambiemos volvió a exhibir sus diferencias en forma abierta ante la sorpresa de los opositores cuando chocaron por la estrategia en cuanto a la Procuradoría General de la Nación: Carrió rompió el consenso alcanzado y llamó a impulsar el juicio político contra la procuradora Gils Carbó, obligando a que se quite del tratamiento legislativo el proyecto de reforma del Ministerio Público Fiscal (que apunta, entre otras cosas, a remover a la funcionaria nombrada durante el gobierno kirchnerista).