El Gobierno nacional continúa con la estrategia de la frazada corta: estabilizar la economía a corto plazo, a costa de ahondar los desequilibrios macroeconómicos existentes y dejar una pesada herencia para el 2016.
El Gobierno nacional continúa con la estrategia de la frazada corta: estabilizar la economía a corto plazo, a costa de ahondar los desequilibrios macroeconómicos existentes y dejar una pesada herencia para el 2016.
Uno de los legados más críticos que dejará el Kirchnerismo será la cuestión fiscal. Según los datos de febrero de 2015 relevados por el Centro de Investigaciones Sociales y Económicas (CISE), las cuentas públicas nacionales finalizaron con un rojo de $16.392 millones, el doble del desequilibrio registrado en igual mes del año pasado. La expansión del gasto no se detiene y el agujero fiscal se agranda. Mientras tanto, ANSES y BCRA siguen auxiliando al Tesoro. Puntualmente, en el segundo mes del año los traspasos de estos dos organismos treparon a $2.400 millones, casi un 40% más en relación a igual lapso de 2014.
Los datos oficiales publicados por el Ministerio de Economía de la Nación dan cuenta de un crecimiento anual de los egresos corrientes del orden del 38% en tanto que los recursos corrientes subieron para igual lapso un 30%. Esta brecha es la que provoca el desbalance fiscal, llevando el déficit a más de 5 puntos porcentuales del PBI.
Dentro de las erogaciones, sobresalen los aumentos de transferencias corrientes y el déficit operativo de las empresas públicas, ambas partidas se incrementaron en el orden del 40%.
Por su parte, las prestaciones de la seguridad social también subieron (+38%) en sintonía con el gasto global mientras que la partida otros gastos corrientes se incrementó casi un 100%. Si bien no es significativa la participación de este rubro, su incremento es más que llamativo.
En cuanto a los gastos en obra pública, la Inversión Real Directa (IRD) registró un alza del 38% anual en tanto que las transferencias de capital a provincias subieron un 24%.
En efecto, advierten desde CISE, estos números reflejan claramente que la expansión fiscal, base de este modelo, no tiene freno y mucho menos en un año electoral. El deterioro fiscal es creciente y esto puede advertirse claramente cuando se analizan los resultados para los últimos años.
Mientras en febrero de 2012 había un exiguo superávit de $94 millones, el resultado se revirtió para el mismo mes de 2013, cuando hubo un déficit de $526 millones. Hoy, la situación se torna más crítica y el rojo de febrero de 2015 es 31 veces más alto que el de hace dos años atrás.