OPINIÓN

El sector del vino, en "estado de alerta"

El ex diputado del PD Aníbal Ríos, da su punto de vista por medio de un informe económico del 2014.

Por Sección Economía

Desde hace mucho tiempo el sector vitivinícola está en "estado de alerta" permanente por la enorme cantidad de stock de vino acumulado, los precios de la uva del vino y del mosto, sus respectivos porcentajes, el costo de la cosecha, su financiamiento, el costo industrial, impositivo, arancelario, los mercados interno y externo, su competividad, rentabilidad y accesos.

En este contexto distintos proyectos y diagnósticos sobre cómo evolucionaba el mercado del vino, la cosecha, los excedentes, los mercados de vinos y mostos, nos animaron a presentar un informe económico en el año 2014, donde las variables de decisión necesarias iban dirigidas a corregir rumbos para evitar la presente situación de asfixia y sobre oferta del sector en el mercado interno.

1.- La presión impositiva. Tuvimos la posibilidad de discutir la reducción de Ingresos Brutos en los últimas tres leyes impositivas, cuando se avizoraba el impacto de la caída de las ventas, rentabilidad y competitividad, y cuando dijimos tasa 0 para la actividad de modo gradual y transitoria para oxigenar la crisis que se veía venir, no se lograron los consensos necesarios. Al petróleo le bajan un punto y medio y a la vitivinicultura la siguen postergando

2.- Si es cierto que las cosechas se pierden por malas decisiones políticas, podríamos haber dotado de previsibilidad y anticipación a los desacertados informes del INV., a las fechas de liberación de despachos de venta y traslado, a calcular el precio final del producto en lo mercados internacionales asiáticos y rusos.

3.- “Este diagnóstico y su proyección lo dimos a conocer – realizado con la invaluable participación de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo - cuando discutíamos la presión impositiva en el sector, donde el Estado recaudador tanto provincial como nacional no se hizo cargo de la parte que le toca en el componente fiscal del precio terminado por botella o container. Esto se podría haber evitado si el Estado con algún margen de antelación, hubiera (por ejemplo) en vez de aplicar una disminución de la alícuota al petróleo lo podría haber hecho gradualmente a la industria del vino”

4.- Hoy el daño a la actividad es muy grave: P or decisiones equivocadas se inundó el mercado interno con vino, el que debería haber salido al exterior, con reglas claras de competitividad y de rentabilidad. Cayó el precio, el consumo per cápita, la facturación, y con ello la industria que ante el exceso dejó de comprar uva a terceros cada vez más frecuentemente, satisfecho con su propia producción y elaboración. El circuito económico social se fue achicando, y favoreció la concentración en perjuicio del productor primario no integrado a la cadena de valor producción – industria – mercado - precio.

5.- Seguimos con las diferencia de precios en pesos e insumos en dólares, El Estado nacional siguió ignorando las necesidades del sector cuya salida era ampliar y facilitar las exportaciones, no cerrarlas y mandar semejante volumen vínico a un mercado interno saturado, a competir con gaseosas y cervezas.

6.- Las cosechas fueron abundantes y el INV no liberó los despachos a medida que se fueron acumulando los stocks en bodega, cosecha tras cosecha sin precio, generando gastos de depósito y mantenimiento, iliquidez, Sobró uva y vino y nos fue mal. Pero cuando faltó uva y vino también nos fue mal.

7.- La realidad es que no somos competitivos en el mercado externo, nuestros costos nos sacan de esos mercados que cuando se pierden son muy difíciles de recuperar”. Sobre todo en el largo plazo y en mercados fuertemente demandantes y consumidores potencialmente crecientes como China y Rusia, adonde llegamos con un precio alto y por tanto no competimos en esos grandes mercados de consumo.

8.- Sostenemos que el problema es elaborar la política del mercado interno y externo vitivinícola con reglas claras dirigidas a los mercados de consumo, integrando la totalidad de los eslabones de la cadena de valor y precio. Uno de los disparadores debe ser que el Estado asuma los costos impositivos disminuyendo el gasto y en Mendoza sinceremos el privilegio que se le está dando a la industria petrolera que recurrentemente se le está negando a la industria vitivinícola”.

9.- Del estudio de las variables de los últimos diez o quince años y a futuro surgen tendencias sobre las calidades y tipos de vino que quiere el consumidor interno y externo masivo: vinos: blancos más livianos, frescos, jóvenes, camino que desde hace tiempo están recorriendo los países vitivinícolas emergentes como Chile. Allí deben dirigirse los esfuerzos de los estudios de mercado adecuados a las demandas, no solamente a las ofertas, y sus respectivas condiciones. No sirve anclar la calidad de los vinos tintos solamente a puntos de color y grado.

10.- Con el sustento de datos oficiales disponibles en el INV y el gobierno provincial, en sus respectivas misiones comerciales, surgieron conclusiones que están a disposición pública que evidentemente direccionan los diagnósticos y previsiones para el mercado del consumo.

*Por Aníbal Ríos, ex diputado Partido Demócrada.

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