Las consecuencias que ya comenzaron a derivarse de este problema se suman a las condicioines preexistentes: contracción de la actividad económica, incertidumbre cambiaria e inflación creciente.
Por ALEJANDRO HENKE Director de Proficio Investment.
La falta de una solución al conflicto judicial con los holdouts anunciada por el Gobierno a fines de julio irrumpe en un momento ya de por sí crítico para la economía argentina. Las consecuencias que ya comenzaron a derivarse de este problema se suman a las condicioines preexistentes: contracción de la actividad económica, incertidumbre cambiaria e inflación creciente, esta última con orígen en la expansión monetaria determinada por el déficit fiscal. La Argentina perdió un fallo en la Justicia estadounidense y el Gobierno optó por no acatarlo. A fin de eludir la sentencia, pretende que los acreedores que entraron a los canjes de 2005 y 2010, vuelvan a canjear los bonos por otros que tengan domicilio de pago fuera de los Estados Unidos.
La revocación unilateral del mandato al Bank of New York Mellon como fiduciario anticipa que todos los futuros pagos se intentarán hacer a través de Nación Fideicomisos, dejando a aquellos que no opten por canjear el domicilio de pago sin posibilidad de cobro, perfeccionando el "cerrojo" que ya dispuso el juez Thomas Griesa. Si esta propuesta llegara a prosperar y una parte de los bonistas decidiera no entrar al canje del domicilio de pago, el default podría profundizarse (aceleraciones y más reclamos de nuevos holdouts) y perdurar en el tiempo. El retorno al mercado internacional de capitales será cada vez mas costoso. Tal como se desarrolla en el Economics Report del mes de agosto, en lo que va del año, la actividad económica se contrajo por cuarto mes consecutivo y acumula una caída de 1,8% de 2014. Ya desde mayo de 2013, cuando creció a 9,4%, venía desacelerándose de manera continúa hasta que, en febrero de este año, entró en zona de crecimiento negativo.
Los indicadores líderes que anticipan el comportamiento de la economía real (aún no incluían a entonces el impacto del conflicto de la deuda) indican que la recesión se mantendrá por los próximos meses.
Por su parte, la industria sigue cayendo y no logra revertir el ciclo negativo que se extiende desde marzo de 2012, continúa deteriorándose el comercio exterior y en materia de ingreso de divisas, concluído el "trimestre de oro", las reservas del BCRA en vez de subir, cayeron.
Además, en julio la política monetaria volvió a relajarse y la situación presagia malas perspectivas para el segundo semestre, mientras que la situación fiscal no acompaña, porque el sector público nacional mantiene apretado el acelerador.
En tanto, en el sistema financiero se observa una desaceleración, ya que sigue se reduciendo el stock de préstamos al sector privado en términos reales (crecen por debajo de la inflación), mientras que los depósitos privados en el sistema bancario crecen en línea con la inflación.
La falta de financiamiento externo, sumada al aumento anunciado del gasto público que deberá ser financiado con más emisión monetaria a una tasa de interés en pesos menor que la inflación esperada, lo que desalienta la demanda de dinero; el cada vez más rígido cepo importador/exportador que reduce el ingreso de divisas y el pago en dólares de los bonos performing, al Club de París y a otros organismos, muy probablemente den como resultado más inflación, más presiones cambiarias, más recesión, menos empleo y menos inversión. Fuente: DYN