La idea comenzó a nacer en 2012, pero fue al año siguiente que comenzó a tomar más fuerza. Este es un grupo de primeros bailarines que fue ideado por la necesidad de crear un ensamble de profesionales que unieran su talento en un solo colectivo artístico, para expandir nuestro arte fuera de los límites geográficos que impone la Capital.
Dentro de este selecto elenco hay primeras figuras, bailarines de excelencia como Agostina Sturla; Matías Mancilla; Natalia Pelayo; Franco Cadelago; Silvina Vaccarelli; el propio Fernández y, desde Brasil, la estrella invitada fue Claudia Mota, primera bailarina del Teatro Municipal de Río de Janeiro.
Las palabras se desvanecieron, al igual que las luces de la sala. Figuras que tejían historias en el aire, desafiando la gravedad, se adueñan de las miradas. La disciplina corporal llevada a su máxima expresión fue el motor expresivo que llegó a lo más profundo del alma en cada movimiento y cada exhalación. El clasicismo y las nuevas tendencias se unieron para darle vida a los fragmentos claves de Raymonda; Tristeza, con música de Chango Spasiuk; Carmen; Giselle; El corsario; La muerte del cisne; You know y sus aires de tango electrónico; Don Quijote y Romeo y Julieta.
En cada cuadro, el tiempo pareció detenerse y nada del afuera importaba. Sólo el goce de un instante sensorial único e irrepetible.