La postal habitual en Mendoza: una góndola de azúcar vacía. Las cadenas lo atribuyen a Precios Justos
En lo que va de junio, conseguir un kilo de azúcar ya es una odisea o misión imposible para los mendocinos. Coincidencia o no, con la renovación del programa Precios Justos la marca líder de ese producto básico empezó a escasear y últimamente a faltar de las góndolas de súper e híper en Mendoza, mientras otros alimentos ya empezaron a restringirse.
El azúcar es la punta del iceberg que representa el desabastecimiento de varios productos básicos de la canasta. Y obliga a varias (o la mayoría) de las cadenas de consumo masivo a volver a la política de cupos; de hecho, desempolvaron el clásico cartel de "Sólo 2 unidades por cliente" para algunas marcas de aceite y derivados de la harina.
Grandes vacíos y dispersión de precios fue lo más observado durante una recorrida por 4 sucursales de distintas cadenas. Justificaciones que coinciden e incertidumbre sobre la normalización de la oferta, entre las respuestas más comunes.
"Hace más de un mes que Ledesma no nos entrega mercadería. Los precios siguen subiendo y tampoco sabemos cuándo se va a normalizar", explicaron desde un eslabón de Átomo en pleno centro de la Ciudad, donde eventualmente puede encontrarse una segunda marca a un precio similar por kilo, que supera los $550.
El testimonio de la cadena local es sólo una muestra. Entre los hípermercados la postal es mucho más evidente.
Así como puede observarse en las bocas de Carrefour, los repositores en el Changomás (ex Walmart) de Dorrego no pueden disimular los llamativos espacios donde sólo permanecen los precios de las marcas. El azúcar propiamente dicho brilla por su ausencia en lo que va de junio.
Según Fabiola, la encargada del área en la tienda "del pedido que hacemos normalmente recibimos menos de la mitad. El último pallet llegó a fines de mayo y se vendió todo en dos días".
Lo cierto es que el panorama, sin fecha cierta de resolución, derivó en un cupo de venta de sólo 2 kilos por cliente.
En general, otro factor común en las góndolas de las distintas sucursales es que los precios están bastante dispersos.
Por caso, algunas segundas marcas como Ancaste o Las Marías oscilan entre extremos que van entre los $269 y $550. Otras incluso superan los $650, por encima del último valor de referencia de la líder Ledesma.
De cambios de listas mensuales o quincenales, a semanales y hasta diarias.
Lo admiten los responsables de las tiendas desde que empezó a hacerse frecuente el menor abastecimiento de productos. Al caso crítico del azúcar se suman 8 marcas de aceite como Cañuelas, Cocinero, Ideal y Marolio, harinas (Blancaflor, Favorita, Morixe, Pureza) y también fideos (Favorita y Marolio).
"Se negocia día a día precios y stocks con los proveedores. Pero como Precios Justos impone un tope, algunos optan por destinar más volúmen al mercado informal, donde no tienen ese límite y pueden cobrar más", señala Marcelo, supervisor de un Carrefour de Godoy Cruz.
La tienda tampoco es la excepción. Allí el azúcar también se ha convertido en un producto tan buscado (y escaso) como las figuritas Pannini durante el Mundial de Fútbol de Qatar.
Claro que, como también admiten en los puntos de venta, el cuadro se agrava con la demanda agregada de los "tour" de compras que llegan desde Chile y son cada vez más habituales. Por eso, se vuelve una práctica común agregar la leyenda que advierte: "Sólo para consumo familiar".
Mientras poco se sabe todavía de la implementación (al menos masiva) en Mendoza de Precios Justos Barriales, la versión del programa para negocios de cercanía, estos se debaten entre proveedores que, sin producto, "se corrieron de escena" y la necesidad de abastecerse de alguna forma.
Para Gustavo Suárez, presidente de la Cámara de Almaceneros de Mendoza "una de las marcas líderes como Arcor no abastece azúcar desde hace más de un mes. Eso hace que los negocios de barrio tengan que ir a los hípermercados a comprar para la reventa, porque los distribuidores directos no les venden".
A la situación descripta se agrega la modificación de los formatos. Esto es, envases más livianos y con menos gramaje, que sin embargo no implica una reducción de precios: de hecho, la clásica bolsa de 1 kilo de azúcar ya tiene una versión de 900 gramos e incluso de 500.