En la provincia preocupa el creciente número de cesáreas tanto en el sector privado como en el público. Sus riesgos y los beneficios del parto natural.
Aumentan los partos por cesárea en Mendoza: cuáles son los riesgos detrás de la práctica
El Ministerio de Salud de Mendoza reveló que, del total de partos registrados durante el 2023 en la gestión pública, el 41% se realizó por cesárea y, en el ámbito privado, esta cifra aumenta el doble. Estos números preocupan a las autoridades y profesionales, que buscan concientizar sobre los riesgos de la práctica y los beneficios del parto natural.
Durante la jornada “Parto vaginal o cesárea: cómo tomar la decisión correcta” brindada por la cartera -donde también participó el ministro Rodolfo Montero-, el médico obstetra Guillermo Carroli precisó que comienza a hablarse en todo el mundo de una “epidemia de cesáreas”, pero “sobre todo en Latinoamérica y, especialmente, en Argentina”.
En este marco, el ministerio se comprometió a “frenar la tendencia del 40% de cesáreas que se viene dando en los últimos años en el sector público y apuntamos a bajar este porcentaje hasta llegar a un 35%”. Montero destacó que también se debe trabajar en conjunto con los prestadores privados del sistema, donde 4 de cada 5 partos (78,1%) son por cesárea.
“Lo preocupante es que tiene implicancias en la salud de la madre y el hijo. Hay múltiples factores que generan aumento en el número de cesáreas, pero son principalmente factores no clínicos, sino sociales y económicos”, subraya Carroli.
Por qué aumentan las cesáreas en Mendoza y cuáles son sus riesgos
En caso de no ser necesarias, las cesáreas implican un mayor riesgo para la salud de las mujeres y más aún para los bebés, afirma el ministro de Salud en diálogo con Medios Andinos. Asimismo, precisó que los motivos detrás de las elevadas tasas en esta práctica dependen de diversos factores, entre ellos de si se practican en el sector público o privado.
“Se habla sobre la comodidad de los médicos para programar, pero creo que es marginal eso en la importancia dentro del sistema”, destaca el funcionario a la vez que puntualiza sobre el hecho de que hay un “empoderamiento de las decisiones de las mamás” que se inclinan por la cesárea, aunque también puede influir la falta de información.
“Ese empoderamiento las hace más permeables en el caso de que se les proponga la idea de ir hacia un parto por cesárea”, completa.
En ello coincide la licenciada en obstetricia y docente de la Universidad del Aconcagua, Flavia Yañez, quien se desempeña hace ya 18 años en el ámbito. En algunos centros médicos puede ocurrir que no se espera el tiempo pertinente para que la paciente inicie el trabajo de parto. “A nivel monetario a los profesionales se les paga lo mismo por un parto natural y por cesárea. Pero quizás, si le preguntan a una embarazada de 39 semanas, casi 40, si se internaría para una cesárea, ella puede acceder”, explica en diálogo con Sitio Andino.
Asimismo, asegura que “la falta de información en muchos pacientes produce que se tomen conductas desacertadas y no haya una preparación correcta para el proceso de parto”.
En este sentido, la profesional remarca que “parir no es patológico” y es “importantísimo dejar bien en claro” que, al momento de dar a luz, las madres deben tener una buena preparación sobre “qué es el parto, qué es la cesárea, qué es la analgesia epidural, cómo cuidar al bebé y todo el proceso de la lactancia”, el cual también implica otro gran desafío.
La flamante directora de la Maternidad del hospital Paroissien, Mónica Rinaldi, afirmó que las cesáreas aumentan “cuatro veces más las probabilidades de muerte; dos veces más de ingreso a terapia intensiva; cinco veces más de histerectomía; dos veces más de transfusiones; internaciones que pueden durar más de siete días y cuatro veces más de posibilidades de usar antibióticos posparto”.
En el caso del recién nacido, el panorama es igual de dramático: “En los bebés, esta práctica duplica la posibilidad de muerte e internación en terapia intensiva. Además, aumenta el riesgo de presentar dificultad respiratoria e impedir una lactancia exitosa”.
Si bien muchas madres eligen tener una cesárea por diferentes motivos, en aquellos casos en que la práctica está recomendada es cuando la integridad de la paciente o su bebé se encuentra en peligro. Asimismo, en los casos en que la mujer no puede dar a luz de forma natural, el peso psicológico y emocional de quienes no pudieron elegir también debe ser abordado.
“Se suele idealizar el nacimiento cuando es por parto pero cuando el resultado es una cesárea hay que preparar a esa mamá y aclarar que se está priorizando su bienestar y el del bebé”, explica Yañez.
“En lugar de frustrarse, las mamás tienen que pensar esto: ‘Yo puse mi cuerpo, lo intenté, no se dio. Ahora quiero que el tercer día, cuando me den el alta, llegue a mi casa y tenga a mi bebé en brazos, que estemos bien los dos’”.
Al respecto, la obstetra agregó que no solo importa que el bebé esté bien, sino también “esa mamá que tiene un torbellino de emociones” que afloraron tras el nacimiento y son provocadas por las hormonas que actúan para que se pueda producir leche, como la prolactina, o aquella que genera el enamoramiento con el bebé, como la oxitocina.
“Por ahí nadie mira a esa mamá que lo puso todo. Socialmente, que un bebé nazca es felicidad absoluta en una familia, pero sumado a eso, si ella tenía una expectativa enorme del parto y se termina en una cesárea, hay que trabajar previamente en que esto puede ocurrir y que no por eso va a dejar de ser menos mamá”, sostiene.
En cuanto a quienes eligen la cesárea como primera instancia, la profesional puntualiza en que se debe explicar todos los beneficios de un parto natural, así como los pros que va a tener una cesárea. “La cual debería ser utilizada simplemente cuando lo natural del parto -que nuestro cuerpo sabe hacer- no se está produciendo”, concluye.
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De acuerdo con Yañez, el parto natural trae beneficios esenciales tanto para la mamá como para el bebé. El principal, destaca, es el contacto piel con piel.
“El primer derecho que tiene el recién nacido es la identificación con su mamá. Eso a nivel neurológico, porque les otorga a ambos un vínculo y un apego totalmente seguro”, comienza.
Y continúa: “El bebé se apoya en el pecho de su mamá, siente el latido de su corazón, la puede oler, porque tiene muy desarrollado el olfato; y se genera un vínculo entre esa diada a nivel psicológico y emocional”.
Asimismo, a través del nacimiento natural, el bebé entra en contacto con la microbiota esencial para su desarrollo futuro. Esto se debe a que, al atravesar el canal de parto, el recién nacido entra en contacto con los microorganismos intestinales de la madre que ayudan a desarrollar su sistema inmune.
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“Durante una cesárea se hacen incisiones en varias capas del abdomen para llegar al útero y, al salir por ahí, el bebé no atraviesa este canal del parto, que es donde obtiene mejor inmunidad y adaptación ”, explica Yañez.
“Esto es también porque, durante el parto natural, el bebé atraviesa dicho canal y el líquido de sus pulmones -los cuales ayudan a la maduración de este órgano-, son expulsados de modo que el bebé pueda respirar mejor y adaptarse a la vida extrauterina de otra manera”, completa.