Las restricciones cambiarias aplicadas desde fines de 2011 han tenido la virtud de frenar la fuga de capitales, pero, en cambio, han sembrado un clima que ha desalentado la inversión y el ingreso de nuevas divisas. Las dificultades para girar dividendos, también han aportado un componente de incertidumbre. No por nada, en lo que va del año el BCRA pierde más de u$s 6.000 millones. Es más: la imposibilidad de comprar dólares para ahorro, de girar dividendos, de pagar importaciones, ha señalado a la ventanilla del turismo por donde todavía se venden dólares al cambio oficial como uno de los posibles (y probables) sectores cuyas reglas podrían modificarse para profundizar el cepo.