Las medidas lanzadas por el Banco Central en respuesta al problema de las salideras a fines del año pasado todavía no encuentran muchos entusiastas entre los argentinos.
Las medidas lanzadas por el Banco Central en respuesta al problema de las salideras a fines del año pasado todavía no encuentran muchos entusiastas entre los argentinos.
El caso del cheque cancelatorio, lanzado en noviembre pasado para reducir el uso de efectivo en los negocios inmobiliarios, es uno de los ejemplos más evidentes. En su Informe sobre Bancos, el BCRA precisó que la emisión total acumulada en nueve meses fue de unos $ 700 millones, es decir, $ 78 millones mensuales en promedio. Pero sólo en la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires, las operaciones inmobiliarias calculadas por los respectivos colegios de escribanos fueron de $ 23.000 millones durante la primera mitad del año.
Con esto se deduce que la solución de Marcó del Pont sólo fue aprovechada por los argentinos en el 2% de los negocios. La gente quiere los billetes uno arriba del otro, ilustra un banquero. Y a eso se le suma que el vendedor de un inmueble debe pagar el impuesto al cheque cuando decide depositarlo en su cuenta bancaria, agrega.
Si bien son buenas medidas, en ninguno de los casos hubo una explosión. Parece que la cuestión de la bancarización no pasa por si el producto que le ofrecemos sale $0 o $10 pesos, sino por otros andariveles como, por ejemplo, la alta informalidad de la economía, comentó a diario el ejecutivo de uno de los grandes bancos privados del país.
Los banqueros cuentan que tampoco generó demasiado entusiasmo, en este tiempo, la eliminación del costo de las transferencias inmediatas menores a $ 10.000.
Las cifras del BCRA consignan que se incrementaron desde los 3,2 millones en octubre pasado (no hay datos anteriores) a un promedio mensual de 3,74 millones en los últimos nueve meses. Mucho no aumentan. Las transferencias no crecen en función del costo que tienen, sino de cómo la gente se adapta a la tecnología. Se trata de un buen servicio, pero aún no explotó, no vemos que pegara un salto desde que se implementó, opinó un ejecutivo que pidió el anonimato.
La evolución también es muy modesta en la cuenta gratuita universal (CGU) que desde hace meses están obligados a ofrecer los bancos a la gente con la sola presentación del DNI.
A mediados de agosto, la cantidad de titulares de CGU llegó a los 74.300, según el BCRA. Así, sobre un total de cuentas de ahorro en el país de 22,5 millones, la mejora percibida en cuatro meses fue de apenas el 0,32%. Los funcionarios oficiales hablan de una resistencia de las entidades a ofrecer la CGU. Los bancos destacan, en cambio, el escasísimo interés de la gente.
Fuente: El Cronista