En el último día hábil de abril la Secretaría de Comercio volverá a recibir a los siete principales formades de precios de la Argentina convocados ante la preocupación de una serie de actitudes que, a consideración del Gobierno, ponen en riesgo las medidas tomadas y pactadas para intentar controlar la disparada de precios de los productos de la canasta básica.
En la Secretaría ya presumen ( o tienen certezas) que en unos 15 días cuando se conozca el índice inflacionario de abril los alimentos y algunos otros productos de primera necesidad volverán a crecer sobre el promedio del IPC. Si bien se ven repuntes en el consumo, admitidos por las consultoras privadas, las cámaras del sector y el propio INDEC, la duda que persiste es si ese incremento de consumo será constante o se está dando un fenómeno de stockeo por parte de los consumidores cansados de perder contra la inflación.
Las caras de la reunión serán las mismas de todas las últimas en las que el Gobierno intenta mediante el diálogo consensuar políticas y acciones. Sin embargo, pasan las reuniones y los días y los objetivos no se concretan.
La convocatoria para el viernes a los siete grandes surgió después de que se detectara durante este mes una caída notable del cumplimiento del programa de precios cuidados que, de un cumplimiento cercano al 85 por ciento, disminuyó a valores no mayores al 65 por ciento principalmente por la falta de entrega de los productos de las listas a las grandes superficies comerciales que participan del programa.
En Comercio aseguran haber detectado que los fabricantes y elaboradores retacearon la entrega de Precios Cuidados e incrementaron las entregas a los comercios de cercanías y mayoristas -que no están en el programa- con aumentos de hasta el 30 por ciento. Lo que deja un par de preguntas en el aire y alguna repetida reflexión sobre el programa como política en general
La pregunta es sin dudas hasta cuándo la política será la etapa del dialogo y los acuerdos que no se cumplen sin que quienes incumplen sufran consecuencia alguna. A juzgar por lo acontecido en los últimos meses la mecánica no solo no es efectiva, sino que además fracasa mes a mes al conocerse los datos del INDEC.
Desde la reflexión o la discusión política queda expuesto, una vez más, uno de los grandes problemas de este tipo de programas; la profundidad y el alcance. Los productos de los programas que se instrumentaron solo se consiguen en determinadas superficies y cadenas de comercialización lo que significa que la mayoría del territorio argentino junto con una porción importantísima de la población no acceden a ellos.
De esta manera no solo los consumidores que no tienen acceso a esos locales jamás llegan a los alimentos controlados, sino que los productores y elaboradores tienen el espacio para saltar los controles y continuar con los aumentos de precios, amparados, a su vez, en la concentración que ya, también, hemos desarrollado.
Es cierto que en el corto plazo no hay muchas más posibilidades que apelar a estas herramientas, pero no se ve que junto con ello se comience a trabajar fuertemente en medidas o políticas que en mediano y largo plazo consoliden actores de otras economías como las regionales, familiares, populares, cooperativas para generar lo que le mercado llamaría competencia pero son políticas de estado para regular los mercados mediante la introducción de actores que, agrupados o asociados con el aval y el apoyo del Estado, puedan mostrar otros caminos y otras formas más eficaces y hasta más saludables de acceder a los alimentos y cientos de productos a los que se los consumidores podrían acceder con mercados de cercanías entre tantas otras variables.
Para llevar adelante cualquiera de las políticas, ya sea las de control o las de desarrollo, hace falta no solo voluntad política sino también fortaleza y hoy el Gobierno o el Ejecutivo no puede mostrarse así frente a los grupos concentrados que definitivamente sí se muestran unidos y fuertes para enfrentar cualquier tipo de política que pretenda redistribuir o controlar incluso en tiempos de crisis.
Las declaraciones de referentes del Frente de Todos como el ministro bonaerense Andrés Larroque o la senadora Juliana Di Tulio precisamente socavan la fortaleza del Gobierno para enfrentar los actores concentrados y solo suman más ruido y debilidad a una política que hasta aquí se viene mostrando incapaz de bajar a la micro los buenos números y el repunte consolidado de la macroeconomía que semana a semana muestra números positivos de recuperación.
Las diferencias y las discusiones siempre son bienvenidas, pero hay un momento en el que dejan de ser virtuosas y es cuando ponen en riesgo la estabilidad, no ya de un gobierno sino de toda la ciudadanía.