Paritaria vitivinícola: se termina la conciliación obligatoria, sin acuerdo en torno al 50% de ajuste

El tire y afloje en busca de un acuerdo salarial para el sector vitivinícola empezó, se estancó y finalmente entró en un clima de tensión tal que se tradujo en la amenaza de paro por parte de Soeva (Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas de Argentina). Ya en el terreno de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, las partes, gremio y cámaras empresarias, volvieron a verse las caras virtualmente para intentar recortar una brecha de al menos 15 puntos: el 50% de ajuste salarial pretendido, y el 35% ofertado por la patronal.

Si bien hubo amagos de acercamiento y se pusieron algunos números sobre la mesa, los miembros paritarios de un lado y el otro se levantaron sin acercarse a un acuerdo. Ahora queda una instancia más: el martes 18 por la mañana volverán a encontrarse, cuando falten 48 horas para que venzan los 15 días de la conciliación. Eso implica la libertad de acción para que Soeva, en caso de no convenir un ajuste anual, pueda apelar a medidas de fuerza. 

"Vamos mejorando condiciones día a día. Pero necesitamos que el sindicato se acerque un poco, porque esto es una negociación y hasta ahora se han mostrado inflexibles", señaló en el marco de la difícil paritaria 2020 Walter Pavón, coordinador y referente del área de relaciones laborales de Bodegas de Argentina.

Oferta y demanda

De un lado de la mesa, las entidades gremiales empresarias llegaron a esa instancia con un mix de variables que habitualmente son parte de la negociación: trasladar escalonadamente el porcentaje ofrecido (de un 35% se pasó a casi 38% de una semana a la otra) al básico de los trabajadores de viña y bodega, hasta febrero de 2021. En el medio, juegan conceptos no remunerativos como el refrigerio, entre otros. 

Incluso el "bono" o pago a cuenta de $4000 dispuesto por decreto por el Gobierno nacional en enero se puso en la balanza. Es que a esta altura del 2020, el monto, que no computa para ítems como antigûedad y presentismo, representaría 19,44% en el salario pero ¿cuándo sería eso?. 

La propuesta empresaria se dividió en dos: un monto "por fuera" (no remunerativo) por refrigerio, al que suele apelarse para lograr una homologación rápida y destrabar conflictos. En este caso, una cuota de $2.500. Y "bajar" el decreto nacional en 2 tramos: 10% en agosto y 9,44% en noviembre, para llegar a superar un 37% en el acumulado.

El planteo de Soeva, por su parte, toma algo indisimulable: una depresión de arrastre que traen los salarios del sector (el básico inicial de viña ronda los $19.600, en tanto que el de bodega es de casi $20.500. Por eso, en gran medida, rechazaron el pedido de cuarto intermedio hasta el viernes 21 que formularon las cámaras.

Para Miguel Rubio, de Soeva "nadie puede negar el atraso de los salarios. En este contexto, nos arrimamos ni por asomo. Nuestro número final no llega al 50%, porque la parte no remunerativa es la que más impacta".

En ese sentido, el gremio vitivinícola retrucó con plazos más cortos: llevar al básico los $4000 de pago "a cuenta" a partir de julio, a cambio de aceptar en concepto no remunerativo un extra de $6000 (30% promedio, aproximadamente), incluído el refrigerio. Fue lo que se llevaron los representantes de las entidades para devolver el martes 18.

Quienes negocian el acuerdo dan algo por cierto: el tiempo se agota y el paro es una carta que todavía puede jugar fuerte. En el medio, se ciernen los rumores de otro "decretazo" del Gobierno nacional para apurar las paritarias sectoriales que, como la de la industria vitivinícola, aún están en veremos. 


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