Usaron preservativos para violar a Lucía Pérez y los peritos de la Policía Científica los encontraron en la escena del crimen. Son tres, y lo que resta determinar a los investigadores es quiénes los usaron. A los dos detenidos por el aberrante crimen de la joven, que se negaron a declarar, se les extrajo sangre para hacer el cotejo con las muestras genéticas y determinar el grado de responsabilidad penal de cada uno, pero aún así los investigadores tienen una sospecha y son las mismas pericias las que podrían llegar a dar la respuesta: ¿hubo un tercer implicado en la violación y posterior asesinato de la adolescente?
Los papás de Lucía, Guillermo Pérez y Marta Montero, tienen la misma presunción. "A nosotros nos dijeron que podría haber un menor con estos dos animales, pero no lo sabemos. No queremos acusar a nadie, sólo que se sepa qué pasó", dijo a este diario el papá en su casa de la calle Nápoles, cerca de Punta Mogotes.
El hombre se refiere así a los dos imputados y detenidos por el crimen, Matías Gabriel Farías, de 23 años, y Juan Pablo Offidani, de 41, y a la sospecha de la misma fiscal del caso, María Isabel Sánchez, que en la conferencia de prensa del miércoles donde reveló cómo murió la joven (dijo que "sufrió una agresión sexual inhumana"), contó que alguien pudo haber ayudado a los imputados a preparar el cuerpo para llevarlo a una sala de salud.
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Farías vivía en la casa de Racedo al 4800 en Playa Serena, al sur de la ciudad, adonde en la mañana del sábado fue Lucía Pérez. Al parecer, a la chica la había conocido en los alrededores de la escuela media N° 3, donde ella estudiaba, y la zona donde los imputados se dedicaban a vender drogas. El día anterior ella le había comprado un cigarrillo de marihuana.
En esa casa Lucía fue sometida a torturas que le provocaron la muerte. "Se le proveyó de cocaína en abundancia, también de cigarrillos de marihuana y, mermada su voluntad, se la sometió a un vejamen terrible", explicó la fiscal Sánchez.
El único hermano de la chica, Matías, también habló de un tercer implicado en el caso. "Está la posibilidad de que haya una tercera persona, aparece un testigo", sostuvo. Y añadió: "Se van descubriendo las cosas de a poco, lo único que esperamos es que se haga justicia". Además, enfatizó que su hermana "no era una drogadicta como habían difamado".
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A Offidani -hijo de un conocido escribano de la ciudad- y a Farías los detuvieron un día después del crimen. Andaban en la camioneta utilitaria del primero vendiendo estupefacientes. Llevaban casi medio kilo de marihuana, cocaína y billetes. En esa misma camioneta la llevaron a Lucía a la sala de salud del barrio Playa Serena, tras lavarla y vestirla. Pretendían hacer creer a los médicos que "se desplomó" a causa de una sobredosis de cocaína. Pero los resultados de la pericia médica revelaron otra cosa.
A ambos se les imputa un delito que les podría deparar cadena perpetua: "violación seguida de muerte agravada por la provisión de estupefacientes, y homicidio criminis causa".
Los detenidos se negaron a declarar y ayer les sacaron muestras de sangre para cotejar con el material genético que se obtuvo en la escena del crimen, de donde se secuestraron pertenencias de los imputados, entre ellas cinco teléfonos.
Las pericias serán claves para determinar el grado de responsabilidad de los imputados. "No hay dudas de las responsabilidad penal, aunque con distinto grado de participación", dijeron en la fiscalía. Por medio de su abogado, Offidani solicitó que se le practique un estudio de ADN. Sánchez, además, pidió que se les realicen pericias psicológicas y psiquiátricas.
Ayer la fiscal recibió en los Tribunales a los papás de Lucía durante casi una hora. Al salir, ambos pidieron la colaboración de testigos. "Es indescriptible todo lo que le han hecho, si alguien vio algo que se acerque a contarlo", rogó la mamá. Y reclamó: "Espero que estos malditos nunca más salgan de la cárcel".