La política, el as de espadas de Cornejo que se desdibuja
La desazón en el ambiente empresario metalmecánico de Mendoza, por lo de energías renovables, ha sido grande. De ahí surge la versión sobre que el gobierno de Cornejo no agotó los caminos para preservar las ofertas mendocinas que importaban beneficios, como la mano de obra local.
Foto: Yemel Fil
Entre los empresarios y varios protagonistas de la política local se ha extendido la presunción de que el gobierno de Alfredo Cornejo no manejó correctamente el plan de licitaciones de energía renovables o limpias que lanzó la nación y que, en la primera parte del plan, los proyectos licitados quedaron en manos en su inmensa mayoría de los capitales chinos que llegaron al concurso con precios bajísimos, respecto de los que ofertó Mendoza, pero sin valor agregado local que era el fuerte de los emprendimientos mendocinos.
Algo falló en la negociación previa y en el armado de los doce proyectos en los que Mendoza tenía puesta muchas esperanzas de que terminaran beneficiando a la provincia. Está claro que a las ofertas chinas sólo compitiendo por precios no había siquiera para arrancar. Pero en los contactos previos a la licitación faltó, quizás, de parte del gobierno de Cornejo algún herramienta de persuasión que no se utilizó o bien no se explicó ni se presentó con fuerte conviccióncomo para bajar el concepto puramente economicista que tiene la nación al momento de plantearse reforzar la matriz energética del país sólo en base de conseguir energía barata.
Los proyectos de Mendoza garantizaban la energía que se proponía comprar la nación para abastecer la matriz energética con renovables, como la eólica y la fotovoltaica, y además acompañaban la oferta con todo lo que significa que los bienes de capital necesarios para las plantas se producirían en Mendoza, con recursos humanos especializados de Mendoza. Es decir, el dinero que pagaría la nación por esa nueva energía quedaría ciento por ciento en territorio nacional. Se calcula que los proyectos que ofreció la provincia, y que fueron derrotados por las ofertas ciento por ciento chinas con equipamiento ciento por ciento importado, darían como resultado desde el vamos alrededor de 3 mil nuevos empleos que hoy han quedado en la nada.
Está claro que a Mendoza, tras la queja oficial, se le permitió mejorar ofertas en un par de pequeños emprendimientos de aprovechamiento hidroeléctrico por un lado, mientras que por otro se la intentó tranquilizar con la promesa que la segunda parte del RenovAr cuya licitación estaba prevista para marzo del año que viene, se puede adelantar y para la que habría alguna posibilidad de que el componente local o nacional sea un factor de relevancia al momento de decidir la adjudicación. Pero esa promesa, verbal, está por verse. Como aquella afirmación de que a las empresas mendocinas se le otorgaría un bono especial para poder competir con las chinas, recurso con el que no contaron en esta primera etapa.
La desazón en el ambiente empresario metalmecánico de Mendoza ha sido grande. De ahí surge, con algún grado de información reservada que el sector maneja, que a nivel oficial el gobierno de Cornejo no agotó los caminos para hacer preservar las ofertas mendocinas que eran acompañadas con importantes beneficios como la mano de obra local y el hecho de que los componentes necesarios, a excepción de los paneles solares que no se fabrican en el país, serían todos originados por la industria nacional.
Si en verdad algo falló en el gobierno de Cornejo, no hay dudas de que tiene que ser revisado y corregido de ahora en más para lo que viene. Porque si la única herramienta que tiene a mano la administración provincial para mejorar su nivel de influencia en la nación o en las decisiones económicas que toma a diario el gobierno de Macri, es la política, un ámbito en el que Cornejo ha sabido moverse con la facilidad de un pez en el agua, y encima falla, pues colectivamente habrá que buscar otra salida.