Las medidas anunciadas tienen distintas facetas. Por un lado, se deben analizar estos actos con una mirada política. La primera reflexión es la de por qué pasó tanto tiempo para que se reconocieran las dificultades por la que atraviesan los productores. En el 2008, cuando se profundizó el conflicto del Gobierno nacional con el campo, nunca se llegó ni siquiera a admitir que los productores tenían serios problemas. Ahora, en este acto, se admitió que el pequeño productor viene padeciendo serias dificultades en su trabajo. En segundo lugar, se debe analizar el hecho político en función de la obsesión del Gobierno en su discusión con la Mesa de Enlace.
Sin embargo, las economías regionales miran este escenario desde afuera porque lamentablemente, quedan totalmente excluidas de las nuevas medidas, situación que desde el sector vitivinícola se viene sintiendo desde hace tiempo.
Hace tan sólo una semana, distintos sectores de la vitivinicultura se han reunido con muchas de las autoridades oficiales para hablar sobre los temas vinculados a las retenciones y reintegros. Pero otra vez, estas conversaciones han pasado desapercibidas.
Por lo tanto, vemos que los discursos que se dieron en el marco de estos anuncios contienen miradas muy parciales y segmentadas. Es más, nos resulta un hecho poco coherente, aislado, pequeño, frente a la magnitud de los problemas de todo el campo argentino.
Analizando concretamente la medida, se anuncia un reintegro de 4.800 pesos por productor, en 700 toneladas de trigo o de cualquier cereal. La filosofía que imprimen estas medidas y que el gobierno viene pregonando es: primero te cobro y luego te devuelvo.
Coninagro y el sector cooperativo no comparte en absoluto esta metodología. La vitivinicultura, ya experimentó un proceso similar que no funcionó. Nos parecen medidas que para nada facilitan ni promocionan la exportación. Los productores junto con las entidades terminan envueltas una situación que los coloca en la posición de mendigar por los pasillos de los funcionarios para que, luego de demostrar que se ha exportado, recibir un subsidio. Lo más sencillo, es obtener beneficios como fruto del trabajo y la competencia.
Siempre nos hemos inclinado, y desde hace mucho tiempo que venimos insistiendo al gobierno y a nuestras distintas tribunas cooperativas que indudablemente tenemos que volver a los causes naturales en los cuales se estimule al productor a que trabaje, produzca calidad y cantidad, sin necesidad de subsidios y dádivas. Pero para esto tienen que darse las condiciones que lo permitan. Nuestra competitividad nos ha excluido, sobre todo en los últimos meses con las profundas devaluaciones que han hecho otros países, incluso de Europa, por lo tanto la situación se ha puesto muy difícil. Tenemos que hacer algo rápidamente porque el productor está en una situación de ahogo financiero y productivo muy grande.
Hemos entrado en un juego político muy grande, donde no se busca el bien del productor sino que es una pulseada política para ver de qué manera se dividen las aguas para un sector político o para un candidato u otro. Nosotros estamos tratando de permanecer ajenos a esa pulseada, y tratar de ver de qué manera podemos defender al productor.
En definitiva, las medidas anunciadas son muy poco serias porque la devolución al productor dependen de las divisas que los exportadores entren al país, o sea, están totalmente condicionadas a otro sector de la cadena de valor que es sumamente poderoso. En definitiva, si las divisas de los grandes pooles no entran, el pequeño productor no recibe nada. Mientras exista un cepo cambiario, las especulaciones van a seguir por la expectativa de una mayor o menor devaluación. De este modo, las economías regionales tenemos señales muy poco claras para seguir trabajando.
¿El Gobierno Nacional ignora la crisis de las economías regionales?