Deuda, mora y crisis económica

Una economía al límite: crece el endeudamiento y se dispara la morosidad

La deuda y mora crecen a ritmo acelerado y refleja la fragilidad económica de miles de hogares argentinos. Qué pasa con las deudas. ¿Pueden llegar embargos?

Por Marcelo López Álvarez

El endeudamiento y la mora bancaria en los hogares argentinos ha crecido de manera sostenida en los últimos meses y constituye hoy uno de los indicadores más sensibles del estado de la economía familiar. Según datos de Quantum Finanzas, entre noviembre de 2024 y abril de 2025, el índice de morosidad pasó del 2,5% al 3,7%, lo que implica un salto del 46% en apenas medio año. Este fenómeno, lejos de ser una estadística abstracta, refleja la creciente dificultad de los ciudadanos para afrontar sus compromisos financieros, en especial aquellos vinculados al uso de la tarjeta de crédito.

Consumo en picada y pagos en pausa

El deterioro se percibe con especial nitidez en los consumos con tarjeta. Los atrasos en este tipo de deuda crecieron del 1,6% al 2,9%, lo que indica que miles de personas no logran cubrir ni siquiera el pago mínimo mensual. A este cuadro se suma el incremento del 32% en la cantidad de cheques rechazados y un salto del 67% en el monto total de esos valores, registrados entre diciembre de 2024 y mayo de 2025. En tanto, entre noviembre de 2024 y abril de 2025, la cartera irregular de familias creció un 46% en apenas seis meses.

La explicación detrás de este fenómeno está íntimamente ligada al contexto de alta inflación, caída del poder adquisitivo y creciente precarización del empleo. Las tarjetas de crédito, históricamente utilizadas como herramienta de financiamiento y consumo, se han transformado en un callejón sin salida para muchos usuarios que no pueden afrontar las tasas de interés ni sostener un ritmo de pago sostenible.

La expansión del crédito y sus consecuencias

Desde fines de 2023, el crédito al sector privado registró un crecimiento acelerado. Desde la consultora Pareto advierten que el saldo de las tarjetas de crédito pasó de aproximadamente 5 billones a 20 billones de pesos en apenas un año y medio. En igual sentido, la deuda total de los individuos —considerando tarjetas y préstamos personales— se quintuplicó, al escalar de 7 billones a 36 billones de pesos.

Este fenómeno tuvo como trasfondo un superávit fiscal que incentivó a los bancos a volcar liquidez hacia el sector privado. No obstante, la expansión no fue acompañada por un crecimiento equivalente de la capacidad de pago de los hogares. Por el contrario, la flexibilización de las políticas crediticias por parte de las entidades derivó en una mayor exposición de los sectores más vulnerables, lo que explica en parte el aumento de la morosidad.

Cuando el Gobierno festeja la “explosión del crédito privado” oculta con maldad que esa expansión no es para el consumo de bienes durables, hipotecarios o inversión, sino para financiar los gastos esenciales de los sectores de menores ingresos, medios y bajos de la sociedad argentina.

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La deuda y morosidad por tarjetas de crédito y diversas formas de financiamiento se dispara.

La deuda y morosidad por tarjetas de crédito y diversas formas de financiamiento se dispara.

Embargos: entre el miedo y la realidad jurídica

En este contexto, surge una pregunta recurrente: ¿qué consecuencias puede acarrear dejar de pagar la tarjeta de crédito? La posibilidad de enfrentar un embargo judicial es una preocupación frecuente, aunque no siempre se comprende con claridad cómo opera este mecanismo legal.

En Argentina, el embargo no es automático ni inmediato. Requiere la intervención de la Justicia, a partir de una demanda que la entidad financiera debe iniciar contra el deudor. El banco debe probar el incumplimiento contractual y obtener una sentencia que habilite el embargo de bienes o ingresos. Este proceso puede extenderse durante meses y acarrea costos legales para ambas partes, motivo por el cual muchas entidades prefieren negociar acuerdos de refinanciación antes de avanzar judicialmente.

¿Qué bienes pueden embargarse?

La legislación establece límites y protecciones claras. Si bien el sueldo, jubilación o pensión no pueden ser embargados en su totalidad, el monto que supere el Salario Mínimo, Vital y Móvil sí puede ser afectado parcialmente. Por ejemplo, si una persona percibe $300.000 y el salario mínimo es de 234.315 pesos, el excedente de 65.685 pesos podría ser embargado en forma proporcional, siempre con la debida autorización judicial.

Además del salario, los acreedores pueden solicitar el embargo de otros bienes, como cuentas bancarias, propiedades, vehículos o activos registrables, en la medida en que el juez considere que el deudor cuenta con recursos suficientes para responder a la deuda.

El plazo de prescripción: una ventana legal

Un aspecto poco conocido es que las deudas de tarjeta de crédito prescriben. El plazo legal para que caduquen es de tres años desde el momento en que se produjo la mora, es decir, desde el vencimiento del último pago impago. Sin embargo, si el acreedor inicia una demanda judicial o el deudor realiza un pago parcial o reconoce la deuda, el cómputo se reinicia desde cero. Por ello, no siempre es una estrategia segura esperar a que prescriba la deuda: una mínima acción puede reactivar el reclamo.

Recomendaciones para quienes enfrentan una deuda

Para quienes se encuentran en situación de mora o prevén no poder cumplir con el próximo vencimiento, los especialistas recomiendan actuar antes de que la situación se agrave:

  • Negociar con la entidad emisora para buscar planes de pago, refinanciaciones o reducciones del saldo.

  • Consultar con un abogado especializado en derecho del consumidor para conocer los derechos y evitar prácticas abusivas.

  • No comprometerse con cuotas impagables, que sólo postergan y agravan el problema.

Es fundamental también documentar todos los intercambios con la entidad financiera y no ceder ante amenazas sin respaldo legal.

El proceso judicial es imprescindible

Frente a una creencia común, es importante aclarar que ningún banco puede embargar un sueldo sin juicio previo. Si un consumidor recibe presiones o advertencias en ese sentido, se trata de una práctica ilegal que debe ser denunciada ante Defensa del Consumidor o la Justicia. Solo un juez, tras un proceso formal, puede determinar si corresponde o no un embargo y en qué condiciones debe aplicarse.

Una señal del deterioro económico

La evolución de la mora bancaria, en particular la asociada al consumo con tarjeta de crédito, se ha transformado en un indicador claro del agotamiento financiero de los hogares argentinos.

Si bien el sistema ofrece herramientas legales tanto para proteger al deudor como para asegurar el derecho del acreedor, el crecimiento de los incumplimientos refleja un problema más profundo: la pérdida creciente de la capacidad de compra y la fragilidad estructural de la economía doméstica.

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