Cada 1 de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría. ¿Cómo acercarse a la felicidad, pese al contexto de Argentina y Mendoza?
Cómo estará el tiempo en Mendoza, hoy 28 de agosto.
Foto: Cristian LozanoCada 1 de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría con el objetivo de destacar su importancia en la vida cotidiana. Pese a que un ranking muestra una mejora de Argentina a nivel mundial, un especialista destacó que "no se puede lograr ser alegre con el estómago vacío".
La efeméride fue creada en 2010 por el gestor cultural colombiano Alfonso Becerra, durante un congreso de Gestión Cultural en Chile. Con el tiempo, este día comenzó a ser celebrado en Chile, Argentina e incluso Brasil.
Según DatosMacro, un portal dedicado a información económica y sociodemográfica, en 2024 Argentina se encuentra en el puesto 48 de los países más felices del mundo y el 8° en América Latina. Se trata de una leve suba en los niveles de felicidad, ya que durante 2023 el país se encontraba en el ranking 52.
"Hace unos años, la Universidad del Siglo XXI hizo una encuesta sobre la felicidad de los argentinos. Y en ese momento, Mendoza no estaba entre las provincias más felices", acotó el psicólogo Walter Motilla a Sitio Andino.
En el caso de los mendocinos, Motilla remarcó que el entorno es clave para entender las características de una población.
"Mendoza es un desierto de montaña y los habitantes tenemos la impronta de la supervivencia ante la adversidad del clima y de las condiciones ambientales. La provincia ha resultado ser un paraíso gracias al hombre, que se impuso sobre un ambiente árido. Esto nos vuelve más persistentes, laboriosos, porque si queremos un árbol tenemos que regarlo. No somos naturalmente prósperos como en un vergel, sino que tenemos que trabajar mucho y hacer sacrificios para sobrevivir", contextualizó.
La felicidad o la alegría es un estado subjetivo y, por este motivo no es posible hacer generalidades ya que, "lo que a uno le da felicidad, a otro quizás no". En términos generales, es posible definirlo como un estado de plenitud, en donde hay ausencia de la tristeza o amargura. Así, en este estado de felicidad, de una u otra forma, las personas van encontrando cosas o circunstancias o vivencias que nos hacen felices.
Pese a ello, el contexto en el que cada persona se encuentra es fundamental para definir a los estados de plenitud.
"No podemos dejar de tener en cuenta la satisfacción en todas las áreas vitales, y la realidad socioeconómica que atraviesa nuestro país incide negativamente en la percepción de plenitud emocional y de felicidad", dijo Motilla.
Frente a ese contexto, en el que los argentinos hemos experimentado una progresiva caída del poder adquisitivo y de los recursos económicos, cualquier estado de felicidad "se va aceptando en términos de una realidad que se impone por encima de nuestras expectativas, y que se impone en sentido negativo".
Entendiendo que la felicidad puede estar provocada por diferentes cosas o situaciones, la clave para el psicólogo Walter Motilla es tratar de hacer todo lo que podamos por aquello que nos da plenitud. A veces puede ser el cumplimiento o el acercarse al logro de una vocación, otras veces puede ser el estudio, el trabajo, el poder construir o consolidar un núcleo familiar de acuerdo a nuestra vocación de ser padres de familia y tener hijos.
"Tenemos que ir buscando equilibrar la calidad de vida de acuerdo a las cosas que hacemos, en donde, por ejemplo, no nos aboquemos solamente a trabajar o a producir, sino que también pueda hacer un balance razonable con la recreación y la vida social. Muchas personas encuentran en las relaciones interpersonales como la amistad y la familia fuentes muy fuertes de alegría y de felicidad", puntualizó Motilla.
Según explicó el especialista, "cada uno puede tener la oportunidad de ser tan feliz como se lo proponga", siempre que sea capaz de "tolerar la frustración, adaptarse a los cambios, ponerse metas de crecimiento continua, rodearse de las personas que verdaderamente amen y que les sean significativas o aporten algo al crecimiento personal y no dejar de evolucionar en términos de aprender cosas nuevas".
Así, para acercarse a la alegría es necesario además evitar el sufrimiento innecesario. "Muchas veces el sufrimiento es la actitud que tenemos frente al dolor, y si bien es cierto que el dolor forma parte de todas las vidas, también sufrir puede ser una actitud que tenemos frente a las cosas, frente a la vida".
Para finalizar, Motilla remarcó que existe un autor se dedicó a estudiar la ecuación de la felicidad. "Él decía que la felicidad es mayor o igual a la realidad menos mis expectativas".
"Yo saqué dos conclusiones de este algoritmo de la felicidad: o amplio el espectro de realidades y tengo una, dos o tres realidades distintas (en criollo sería poner los huevos en distintas canastas), o modero mis expectativas tratando de no esperar de las cosas y de las personas más que lo que éstas puedan dar", concluyó.
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