Todo listo para el debate que, está noche, dará comienzo a la última semana de campaña electoral.
Si faltaba algo para darle más tensión y morbo a las horas previas al debate presidencial camino al balotaje fue que se conociera que el viernes La Libertad Avanza, solicitó una reconsideración para incluir la posibilidad de que los candidatos puedan leer parte de sus exposiciones. La necesidad por parte del equipo de Javier Milei que este tenga macheteadas sus intervenciones parece cuestión de vida o muerte.
Sin embargo, se agigantan las dudas acerca de si el pedido realizado por la apoderada y hermana del candidato es realmente por la necesidad de que el candidato lea o apoye sus intervenciones con apuntes o si es un paso más en la ya evidente campaña de fake news en busca de generar la sensación de fraude, de lo cual nos hemos ocupado extensamente en este espacio.
Consultores y analistas aseguran que los debates son importantes, pero que no afectan demasiado, a lo sumo un punto, la voluntad de los votantes.
Otra línea de pensamiento (a la que adscribimos) cree que son muy importantes y cuando se llega a picos de rating de 40 puntos aún más. Quién niegue que los debates fueron fundamentales para hundir las performances de Juntos por el Cambio y Patricia Bullrich o que sostenga que Mauricio Macri no dio vuelta la elección 2015 en el debate, que siga haciendo encuestas de esas cada vez más desprestigiadas porque evidentemente poco entiende de la política real.
En el campamento de Sergio Massa, la prudencia reina, pero no hay temor. Saben que el debate de la banca está de su lado, sensación que se acrecentó después del debate de los vices. Nada hará salir al ministro candidato del libreto que viene llevando adelante desde el fin de las PASO y que lo llevó a recuperar la pole position en la primera vuelta.
Consideran que al igual que en el debate de los vices la posición de Milei será agresiva por más calmado que lo puedan presentar. Creen que si bien esa estrategia no les dio resultado en el debate con Rossi no tienen tiempo de cambiarla y menos con un personaje como Milei. Si están en lo cierto solo se sabrá esta noche.
Massa tiene un hándicap: puede recordarle a Milei sus vaivenes de declaraciones e ideas con mucha facilidad. Todo es muy reciente en Javier Milei.
Sergio Massa también tiene su archivo, pero es más lejano y centrado en Cristina Kirchner, que directamente no ha participado en la campaña. La declaración reiterativa de que Massa es el kirchnerismo no le ha dado resultado alguno a la oposición que, increíblemente, sigue insistiendo más en esa supuesta pertinencia política que en la función de ministro del candidato.
En tanto, en las carpas de Javier Milei el baile es mayor. Quienes pudieron compartir con él algún pequeño momento en Mendoza, ya que el aislamiento al que se lo somete es mayúsculo, no pudieron esconder su preocupación. Vino a Mendoza, pero no estaba, inentendible lo poco que dijo y redobló su mística al máximo, sería la traducción publicable de un par de testimonios que recogimos el día posterior.
Nada sorprende son los mismos dirigentes que lo miran a uno asombrado cuando en los cafés se les explica que la Escuela Austriaca ya no se enseña más en las facultades de Economía, apenas se menciona, y que solo permanece en los cenáculos de la ultraderecha y en alguna economía de las facultades de Derecho.
No es por otra cosa que un personaje como Milei tiene tantos problemas en explicar sus supuestas salidas económicas y apela a un montón de lugares comunes y frases hechas inaplicables en cualquier realidad de un país del orbe.
Pero además tiene otra complejidad, su claudicación ante la casta representada por Mauricio Macri y su círculo de confianza.
Esta noche se podrá comenzar a develar el misterio y se abrirán las puertas a la última semana de campaña que en gran parte estará marcada por el resultado de un debate que promete ser histórico y de altísimo rating.
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