Al finalizar la ceremonia de canonización de Mama Antula, el papa Francisco saludó al presidente Javier Milei.
Javier Milei y el papa Francisco se saludaron en el Vaticano.
Luego de un breve contacto en la previa del acto de canonización de Mama Antula, el primer saludo formal y público ocurrió una vez finalizado el evento, cuando el papa Francisco se acercó hasta el presidente Javier Milei, intercambiaron unas palabras y se fundieron en un abrazo.
“Es un momento muy importante para la historia argentina”, dijo Milei a la prensa al llegar a la Basílica. Durante la ceremonia, estuvo acompañado por su hermana y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; la canciller Diana Mondino; el ministro del Interior, Guillermo Francos; y por la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, entre otras autoridades.
La intención del presidente argentino con el encuentro oficial de mañana lunes, en tanto, será dar vuelta la página a su imagen pre-presidencial, cuando arremetió contra el jefe de los católicos en varias oportunidades. En 2020 el entonces panelista de televisión, identificado como católico en ese momento, calificó al exarzobispo de Buenos Aires de "imbécil" y lo acusó de ser "el representante del maligno en la Tierra".
Luego de asumir la presidencia, Milei invitó a Francisco a visitar el país a través de una misiva, en tanto, sirvió a modo de disculpas públicas del flamante jefe de estado argentino, en un gesto de moderación que era previsible en comparación a su actitud anterior.
El primer encuentro público entre Milei y el Papa Francisco al finalizar la ceremonia de canonización de Mama Antula como la primera santa argentina se realizó fuera de protocolo ya que el Sumo Pontífice se acercó hasta el lugar donde se encontraba el Presidente y se abrazaron. Antes del acto, tuvieron un breve contacto en la Basílica de San Pedro.
Francisco declaró hoy oficialmente santa a María Antonia de San José de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, la primera mujer argentina de la historia en ser canonizada, y la destacó como “un modelo de fervor y audacia apostólica”.