Presidenciales en Chile

Bachelet prepara un audaz regreso a la presidencia en Chile

Sabe que necesitará una sólida mayoría en el Congreso para aprobar las ambiciosas reformas con las que -dice- cambiará la cara a Chile, la nación con mayor renta per cápita de América Latina pero con una abismal brecha entre ricos y pobres.

Por Sección Internacionales

Faltan tres semanas para las elecciones y todo indica que la socialista Michelle Bachelet tiene otra vez la presidencia de Chile en el bolsillo.

Sin embargo, no parece satisfecha. Bachelet sabe que necesitará además una sólida mayoría en el Congreso para aprobar las ambiciosas reformas con las que -dice- cambiará la cara a Chile, la nación con mayor renta per cápita de América Latina pero con una abismal brecha entre ricos y pobres.

Su fórmula es simple: aumentar los impuestos a las empresas e invertir los miles de millones de dólares recaudados en la educación pública. Lo dice un día en la norteña ciudad de Arica y lo repite al siguiente en Punta Arenas, en el otro extremo de este país de más de 4.000 kilómetros de largo.

Para eso, explicó durante un acto reciente en la ciudad de Rancagua, necesita que el 17 de noviembre los chilenos voten masivamente por los legisladores de su coalición de centro-izquierda Nueva Mayoría.

"Porque yo necesito un Parlamento que se la juegue por los cambios que Chile necesita", dijo la médica de 62 años en una plaza de esta ciudad del centro del país que simboliza el boom económico impulsado por la exportación de minerales y vinos.

Bachelet, la primera mujer en gobernar Chile entre el 2006 y el 2010, lidera las encuestas para las elecciones de noviembre y se impondría cómodamente sobre su rival derechista Evelyn Matthei en una eventual segunda vuelta en diciembre.

Así, se sumaría de nuevo al grupo de presidentas como la brasileña Dilma Rousseff y la argentina Cristina Fernández que han cambiado el rostro tradicionalmente masculino de la política sudamericana.

Una vez instalada en el Palacio de la Moneda, el mayor obstáculo de sus reformas será un sistema electoral diseñado durante la dictadura del general Augusto Pinochet que impide la construcción de mayorías parlamentarias e hizo encallar varias de sus iniciativas durante su primer mandato.

Y eso también es algo que Bachelet se propone cambiar.

Ambiciosa agenda
Bachelet quiere pasar a la historia como la presidenta que revolucionó la educación pública para que Chile pueda crecer sostenidamente en el futuro. Llegó la hora, dice su eslogan, de tener un "Chile de todos".

"Tenemos que enfrentar la desigualdad para que los beneficios del progreso y desarrollo dejen de ser percibidos por unos pocos", dijo recientemente en un foro empresarial. "Sólo así crearemos una base social y política que nos permita dar el salto del desarrollo económico que requerimos", agregó.

Aunque tiene la mejor calificación crediticia de América Latina, Chile aparece 44a entre las 65 naciones cuyo nivel de enseñanza fue evaluado en el 2009 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.



Esta semana, esa misma organización recomendó mejorar el acceso a la educación de alta calidad, atención médica y programas eficientes de protección social.

Mejorar la educación es un reclamo de los chilenos.

Un reclamo que, según sus críticos, Bachelet no supo responder en su mandato pese a las masivas protestas de estudiantes de secundaria que exigían una educación pública de calidad y cambios estructurales.

Y que recientemente hizo caer en picada la popularidad de su sucesor, el multimillonario conservador Sebastián Piñera, por la falta de audacia de sus reformas fiscal y educacional.

"Esta elección no es sobre la política pública", dijo Marta Lagos, directora de la consultora MORI en Santiago de Chile. "Es sobre los valores. Y ella simboliza un mundo que es exactamente lo contrario de lo que simboliza el actual Gobierno", explicó.

La reforma fiscal que Bachelet pretende enviar al Congreso contempla un alza gradual de cinco puntos porcentuales en los gravámenes a las empresas, lo que permitiría recaudar unos 8.200 millones de dólares para financiar los cambios en la educación.

La candidata del oficialismo, Matthei, dijo que una reforma tributaria de esas características comprometerá el crecimiento de la sexta economía de América Latina.

Desde el mundo empresarial miran los planes tributarios de Bachelet con más cautela y -probablemente- casi con resignación.

"El pilar del desarrollo del país es el crecimiento de la productividad y eso tiene que ver con la educación", dijo el gerente general del banco Santander Chile, Claudio Melandri.

"Si al mercado se le explica bien cuál es la reforma, qué se va a hacer en educación, yo creo que nadie se puede restar a eso porque es bueno para el país", comentó a periodistas.

Al igual que naciones como Brasil, Chile sufre una escasez de mano de obra calificada en algunas áreas de ingeniería y otras profesiones, lo que ha provocado la contratación de extranjeros y una inusual ola migratoria de países como España.

Igual que Bielsa
Para Bachelet, que dejó este año la dirección de una agencia de Naciones Unidas para candidatearse a la presidencia, Chile necesita además una nueva Constitución que elimine las ataduras heredadas de Pinochet.

Antes de entregar el poder en 1990, el dictador creó un complejo sistema electoral que complica la obtención de una mayoría representativa en el Congreso y hace difícil gobernar. En su anterior gobierno, Bachelet vio muchos de sus proyectos empantanarse en el Congreso.

Al igual que el entrenador argentino Marcelo Bielsa, a quien Bachelet admira por inyectarle garra y convicción a la selección chilena de fútbol, la candidata dice que es posible cambiar la realidad y modificar un sistema legislativo donde la minoría tiene un desproporcionado poder de veto.

"Va a ser muy difícil", dijo Robert Funk, director del centro de estudios públicos de la Universidad de Chile. "Ella va a tener un gran desafío para su gestión", sostuvo.

Las elecciones de noviembre serán además las primeras con voto voluntario, un elemento que podría sumar imprevisibilidad al resultado final.

Si Bachelet gana pero no consigue una mayoría en el Congreso, lo que es probable, deberá negociar sus reformas con los conservadores y también con los aliados de su coalición que abarca desde democratacristianos hasta comunistas.

Tendrá que demostrar más cintura política que en su primer gobierno, cuando fue a menudo criticada por no dialogar lo suficiente.

"Necesita conversar con los líderes de oposición y las minorías, generar un diálogo directo, cara a cara, que finalmente se exprese en acuerdos políticos", dijo Guillermo Holzmann, un analista político de la Universidad de Valparaíso.

Sus partidarios aseguran que Bachelet aprendió la lección y maduró. Prueba de ello, dicen, es su estrategia de evitar la confrontación directa con rivales con los que podría tener que pactar en el futuro.

"Se siente mucho más segura en lo que está haciendo", dijo Sergio Bitar, quien fue ministro durante el primer mandato de Bachelet y ayudó a dirigir su campaña electoral del 2005.

"Ahora ves a alguien que es un líder, que está respondiendo a lo que la gente se pregunta", agregó. "Una personalidad mucho más fuerte".

La candidata admite, en tanto, que ha planteado una agenda ambiciosa, pero que es posible desarrollarla.

"No es un camino fácil (...) Mi compromiso es utilizar el mandato democrático para iniciar este camino", dijo Bachelet. Fuente: Reuters
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