Los legisladores del Congreso estadounidense tienen numerosas razones para rechazar una intervención en Siria, pero ante todo, tomarán la decisión teniendo en cuenta a los electores de sus circunscripciones.
Los legisladores del Congreso estadounidense tienen numerosas razones para rechazar una intervención en Siria, pero ante todo, tomarán la decisión teniendo en cuenta a los electores de sus circunscripciones.
Con una opinión pública reticente y un bando favorable a los bombardeos que se muestra tímido, el presidente Barack Obama se enfrenta a tres grandes grupos políticos del Congreso que desean frustrar sus planes:
- Los republicanos ultraconservadores cercanos al "Tea Party": aislacionistas, consideran que a Estados Unidos no tienen nada que hacer en Siria. Encarna esta tendencia el senador Rand Paul, un oftalmólogo de Kentucky (centro este) cuyo eslogan es "Estados Unidos primero".
- Los demócratas opuestos a la guerra: votaron contra la ocupación de Irak y la intervención en Libia y están dispuestos a quitarle apoyo a Obama para mantenerse fieles a sus ideales. Una indicación sobre el número de legisladores que tendrían esta posición puede extraerse de una votación sobre Libia de junio del 2011. En aquella ocasión 70 demócratas de la Cámara de Representantes (sobre 192) votaron contra una resolución que habría validado a posteriori la campaña contra Gadafi.
- Los republicanos y demócratas favorables a las intervenciones pero que consideran que no es el momento porque el conflicto está demasiado avanzado. Este grupo cree que Estados Unidos tendría que haber precipitado la caída de Bashar al Asad hace un año y teme que los bombardeos favorezcan a los extremistas. El ex secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, que condujo la guerra en Irak, se declaró el sábado opuesto al ataque por considerar que "el momento de ayudar a los rebeldes tendría que haber sido hace un año o dos", según expresó a CNN.
El discreto bando favorable al ataque
El contexto político estadounidense influye también en la decisión de castigar al régimen sirio, acusado de atacar a civiles con armas químicas. Los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 puestos del Senado se renovarán en noviembre del 2014 y antes de eso habrá primarias.
"Las elecciones primarias tienen lugar en menos de un año y los candidatos se cubren las espaldas preguntándose si no tendrán que enfrentarse a alguien de su propio partido porque tomaron posición a favor del presidente", explica a la AFP el exsenador republicano Jon Kyl.
Los republicanos temen especialmente verse desbordados por los aislacionistas del Tea Party.
Y los sondeos revelan que la opinión pública se muestra escéptica o reticente. Según una encuesta de la empresa Gallup publicada el pasado viernes, 51% de los estadounidenses se oponen a la intervención en Siria (36% están a favor), una cifra mayor a la registrada antes de la Guerra del Golfo (1991), del Kosovo (1999), de Afganistán (2001) y de Irak (2003).
Según un recuento del Washington Post publicado el viernes, 224 de los 435 miembros de la Cámara de Representantes se inclinaban en contra de los bombardeos.
Por su parte, los electores más reticentes a la intervención inundan de llamadas, cartas y mails a los políticos, cuando no los interpelan en público.
"No se escucha a los que están a favor", dijo el viernes a la AFP el representante republicano Kevin Cramer, después de mantener una reunión pública en Dakota del Norte.
En definitiva, los legisladores que apoyan a Obama admiten que provocan el descontento de sus votantes pero consideran también que la credibilidad de Estados Unidos depende de la intervención.
"Evidentemente esto me influye", reconoce la demócrata Dianne Feinstein, senadora de California (oeste) y presidenta de la Comisión de Inteligencia. "Sin duda la mayoría de los mensajes que recibimos son negativos".
"Después de 20 años he adquirido cierta competencia para separar la paja del heno y para comparar la situación de ahora con lo que teníamos antes de ir a Irak", añade la demócrata, quien asegura que las pruebas de la implicación del régimen sirio en los ataques químicos son, esta vez, sólidas.
Fuente: Infobae.