Economía mundial

El ascenso de China cambia las reglas de juego en el mundo

En apenas cinco años, China ha superado a Estados Unidos como el principal socio comercial de muchos países. Nuevas fuerzas de poder económico y el rol de las empresas globales.

Por Sección Economía

Shin Cheol-su ya no cree que su futuro está en Estados Unidos.

El empresario surcoreano llevaba una década suministrando partes y repuestos para las empresas automotrices estadounidenses. Pero este año, se mudó de Detroit con su familia y regresó a Corea para concentrarse en hacer negocios con la nueva potencia económica mundial: China.

En apenas cinco años, China ha superado a Estados Unidos como el principal socio comercial de muchos países, incluyendo países aliados de Estados Unidos como Corea del Sur y Australia, de acuerdo a un análisis de la AP. En el 2006, Estados Unidos era el principal socio comercial de 127 naciones, comparado con 70 para China. El año pasado, era todo lo contrario: China tenía 124 y Estados Unidos 76.

En la más abrupta transformación histórica desde la Segunda Guerra Mundial, la tendencia está afectando los negocios con empresas que van desde Africa a Arizona, a medida que agricultores chinos cultivan soya para enviar a China y niños asiáticos están aprendiendo a hablar Mandarín, informa la agencia AP.

El análisis demuestra lo rápido que ha surgido China para retar la hegemonía estadounidense en el comercio mundial, un cambio que gradualmente se está convirtiendo en influencia política. La influencia de China está en auge, no sólo en Asia sino también en Africa y cada vez más, en Latinoamérica.

A pesar de que la economía china se ha desacelerado últimamente, su porción de la producción económica y el comercio mundial está en auge, al punto que se estima que crecerá 8% anualmente en la década que viene, mucho más que Estados Unidos y Europa. Tal crecimiento podría fortalecer la posición de la nueva camada de dirigentes chinos, aunque está generando roces con países vecinos.



El año pasado, la mitad de las ventas de la empresa de Shin, ENA Industry Co., de artefactos de plástico y goma, fueron a fábricas de Estados Unidos. Pero sus pronósticos establecen que China, que superó a Estados Unidos como el mayor mercado automotriz del mundo en el 2009, se quintuplicará hasta abarcar el 30% de su mercado para el 2015. Tanto él como sus hijos están estudiando mandarín.

"Estados Unidos es un tigre de papel", declaró Shin en su oficina, donde las paredes están cubiertas de libros sobre China. "Nadie puede negar que China es la que está en auge".

No es un juego

El comercio es como un juego de fútbol: el balance de importaciones y exportaciones es como el tablero de resultados y refleja las medidas que componen la economía en general, y ambos equipos de vez en cuando se acusan de hacer trampa. Además, China y Estados Unidos son rivales pero a la vez socios: uno no puede jugar sin el otro, y si ambos rinden bien se beneficia la liga entera.

Si bien es verdad que el comercio genera menos titulares que los asuntos militares o la diplomacia, es el comercio el que genera empleo y mejora los niveles de vida. El comercio también puede ser usado como poder político. Como dicen los dueños de negocios, el cliente siempre tiene la razón. Los gobiernos les hacen caso a los países que adquieren sus bienes, y la amenaza de dejar de comprar productos es una de las armas diplomáticas más potentes.

China no ha usado mucho su poder político en tiempos recientes pero está empezando a actuar enérgicamente en disputas sobre comercio, política cambiaria y cambio climático.

"Cuando un líder de Alemania o Francia va a China, los temas principales de los que quieren hablar es la venta de aviones Airbus u otros productos, y se vuelven sensibles a las inquietudes políticas de China, como la de derechos humanos", dijo C. Fred Bergsten, ex funcionario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que es ahora director del Instituto Peterson para la Economía Internacional, en Washington.

Estados Unidos sigue siendo el principal importador del mundo, pero China le está alcanzando. En el 2011 superaba a Estados Unidos como mercado en 77 países, comparado con 20 en el 2000, según el análisis de la AP.

La AP usó datos del Fondo Monetario Internacional para medir la importancia del comercio con China para unos 180 países y cómo ello evoluciona con el tiempo. El análisis determina una cifra dividiendo el comercio con China de un país por su producto interno bruto.

La imagen que se presenta es la de China en pronunciado auge, y no tanto de un declive de Estados Unidos. En el 2002, en promedio, el comercio con China comprendía el 3% de un país comparado con 8,7% del comercio con Estados Unidos. Pero China igualó la cifra y la superó en el 2008. El año pasado, el comercio con China comprendía en promedio el 12,4% del PIB de un país, una cifra mayor a la de Estados Unidos en cualquiera de los últimos 30 años.

Por supuesto, no todo comercio es igual. Las exportaciones de China son mayormente productos de menor utilidad y materias primas, mientras que Estados Unidos es más competitivo en productos tecnológicos o elaborados.

Además, a pesar de que las compañías chinas invierten en otros países y contratan a miles de empleados extranjeros, están rezagadas con respecto a las compañías estadounidenses en cuanto a innovación y a la capacidad de forjar alianzas. La competitividad de China se basa en sus bajos costos y mano de obra barata, mientras que en Estados Unidos la ventaja radica en la innovación en la elaboración de vehículos, naves aéreas, computadoras, medicina, municiones, finanzas y farmacéuticas. Los chinos nunca han construido un vehículo que sea mejor que los estadounidenses en cuanto a estándares ambientales y de ahorro de gasolina.

Y Estados Unidos sigue siendo el país que más comercio realiza, pero no por mucho. Si la tendencia actual continúa, China superará a Estados Unidos este año, una hazaña notable para ese país en el que, hace apenas 30 años, la persona común jamás había siquiera usado un teléfono.

"El centro de gravedad para la economía mundial se ha trasladado al este", comentó Mauricio Cárdenas, ministro de hacienda de Colombia. Como la mayoría de los países de Latinoamérica, Colombia tiene vínculos comerciales principalmente con Estados Unidos, pero su comercio con China ha aumentado de casi cero a 2,5% del PIB, un incremento de más de 10 veces comparado con el 2001.

Añadió Cárdenas: "Yo diría que no ha habido nada comparable en los últimos 50 años".

En cierto sentido, la creciente participación de China en el comercio mundial es simplemente la restauración de su dominio histórico. China fue la principal economía del planeta durante siglos hasta aproximadamente el siglo XVIII, cuando Europa y Estados Unidos pasaron al liderazgo gracias a la Revolución Industrial.

China comenzó a cobrar importancia en el escenario económico mundial en los años 90 como fabricante de productos baratos, como camisetas y juguetes. Obligó a las fábricas de otros países a cortar sus gastos a fin de igualar sus precios, o de lo contrario quedaron fuera de la competencia.

A medida que el nuevo milenio nacía, Estados Unidos seguía siendo la principal potencia comercial del mundo, cuya competencia principal era la Unión Europea, pero no un país por sí solo. Sin embargo, entre el 2000 y el 2008, las importaciones de China aumentaron 403% y sus exportaciones 474%, impulsadas en parte debido a su ingreso en la Organización Mundial del Comercio y sus gestiones para producir bienes de mayor calidad.

La vertiginosa demanda china de petróleo y materias primas impulsó la producción de países de Asia, Africa y Latinoamérica. La demanda china para el acero para su manufactura y construcción aumentó tan rápidamente que sus plantas procesadores hoy en día consumen la mitad de la producción mundial de mineral de acero.

Zambia, un importante exportador de cobre, pasó a preferir a China en el 2000. Australia, exportador de carbón y mineral de hierro, hizo lo mismo en el 2005. Chile, otro importante exportador de cobre, hizo lo mismo en el 2009.

Entretanto las exportaciones se dispararon, a medida que Apple, Samsung, Nokia y otras empresas electrónicas mudaron sus plantas de ensamblaje a China. Los envíos de teléfonos celulares, televisoras de pantalla plana y computadoras personales se han septuplicado en la década pasada, a 500.000 millones de dólares. Eso convirtió a China en un importante consumidor de artefactos de alta tecnología ofrecidos por países tales como Corea del Sur, que pasó a las preferencias de China en el 2003, seguida por Malasia en el 2007.

En Estados Unidos, la empresa SBE Inc., con sede en Vermont, empezó a exportar capacitadores - artefactos de almacenamiento de energía usados en computadoras, vehículos híbridos y turbinas - en el 2006. La empresa hoy en día percibe entre el 15 y el 20% de sus ganancias de China, y ha contratado 10 empleados allí.

A medida que China se hizo más próspera, sus residentes empezaron a gastar más.



Los chinos comieron más carne de cerdo, pollo frito y hamburguesas, con lo que aumentó súbitamente la demanda por granos de soya para la elaboración de aceite de cocina, y por alimentos para puercos y ganado. Algunos ganadores en Latinoamérica convirtieron sus campos de pastoreo en campos de soya, a pesar de que en sus países son pocas las personas que lo consumen.

Las exportaciones de soya impulsaron a Brasil a la influencia de China en el 2010, y llevaron a China a casi empatar con Estados Unidos como el principal socio comercial de Argentina.

En el estado brasileño de Mato Grosso, a unos 17.000 kilómetros (10.000 millas) de Beijing, el agricultor Agenor Vicente Pelissa y su familia crían ganado y cosechan soya en una granja de 22.000 hectáreas (54.300 acres), un área dos veces el tamaño de Manhattan. La mitad de su cosecha de soya, de 21.000 toneladas, va a China.

"Hemos invertido más en tecnología y en maquinaria y equipos para satisfacer esta demanda", dijo Pelissa. "Si no fuese por China, no hubiéramos modernizado nuestras operaciones, por lo tanto no con esta agilidad".

Incluso en Estados Unidos, más conocida por la manufactura, los agricultores están ansiosos por venderle a China.

Estados Unidos es el mayor exportador de granos de soya a China, seguido por Brasil y Argentina. Las compras chinas de soya estadounidense han aumento de casi nada hace 20 años a casi una cuarta parte del total: 24 millones de toneladas por un valor de 12.100 millones, siendo la principal exportación estadounidense al gigante asiático.

Ese auge está teniendo un profundo impacto en el área agropecuaria, explicó Grant Kimberley, quien tiene una granja cerca de Des Moines, Iowa, que cultiva unas 1.600 hectáreas (4.000 acres) de soya, comparado con 3.500 hace ocho años.

"Esto le ha dado más dinero a los campesinos de lo que han visto en toda su vida", expresó Kimberley, quien es también director de mercadeo de la Asociación de Cultivadores de Soya de Iowa. Asegura que más gente joven está regresando a la vida rural. "La gente se está dando cuenta que hay una oportunidad de ganar dinero y mantener bien a sus familias", comentó.

La crisis como determinante

Fue la crisis financiera mundial del 2008 la que realmente demostró la capacidad de resistencia de las exportaciones chinas.

La recesión afectó a todo el mundo, pero a China no tanto, comparado con otros grandes actores del comercio mundial como Estados Unidos o Alemania. China tiene una mayor actividad comercial con países en desarrollo que no estuvieron tan afectados y que se recuperaron más ágilmente, mientras que Estados Unidos mayormente le vende sus productos a economías más desarrolladas que quedaron más golpeadas. Las empresas chinas han aumentado sus exportaciones en 7% este año a pesar de la anémica economía mundial.

Durante la recesión, Shin, el fabricante de autopartes surcoreano, sufrió una caída del 50% de sus ventas. Suspendió una de sus líneas de producción y los bancos dejaron de prestarle dinero.

Pero la industria automotriz de China siguió adelante. Por lo tanto Shin contrató un empleado en China y tiene planes de abrir una fábrica allí. En un viaje de negocios a Alemania, los clientes le dijeron que sus fábricas en China serán más grandes que las que tienen en sus países de origen.

Padres como Shin que trabajan para empresas que hacen negocios con China, al mismo tiempo impulsan el número de alumnos en escuelas como Teacher Ching, un kindergarten de habla china en Seúl.

Nancy Ching, hija de inmigrantes taiwaneses, inauguró la escuela con 15 alumnos en el 2004, el mismo año en que Corea del Sur pasó a ser más socio comercial de China que de Estados Unidos. Hoy en día la cantidad de alumnos ha ascendido a 60.

"Las madres que nos envían a sus hijos creen que la generación del futuro es la generación de China", dijo Nancy Ching en coreano pero con acento chino. "En el futuro, el que no sepa hablar en chino no podrá obtener un empleo".

China empezó a resurgir en los últimos dos años. Incluso con las economías occidentales en crisis, las exportaciones han aumentado 58% desde el 2009. Las importaciones han aumentado 73%.

El aumento de los ingresos ha impulsado la demanda por vinos y otros bienes de lujo, por lo que China se ha vuelto una fuente de ingresos para los viñedos de Estados Unidos y Europa.

Los chinos "han ayudado mucho a Bordeaux en estos tres años", declaró Florence Cathiard, propietaria de Chateau Smith Haut Lafitte en la región de Pessac-Leognan en el sudoeste de Francia, la cuna del vino Bordeaux.

Las exportaciones vinícolas de Francia a China se dispararon por primera vez en el 2009, y para el año pasado, China había superado a Estados Unidos como cliente en cuanto a volumen. Los estadounidenses gastan más porque compran vinos más caros, pero China está empezando a desarrollar un gusto por los vinos de mayor nivel.

Cathiard admitió que inicialmente estaba escéptica de considerar a China como un mercado válido para sus vinos, pero se convenció en el 2008, cuando vio la cantidad de gente que vino a una conferencia magistral dictada por empleados suyos en una feria de vinos en Hong Kong.

China comprende actualmente el 25% de las ventas de Cathiard, por lo cual es su principal mercado. Los propietarios del Chateau Haut-Bailly, también en Pessac-Leognan, fueron por primera vez a China en el 2000, pero entonces era muy temprano para hacer negocios allí.

"En ese entonces, no sabían siquiera lo que era una tapa de corcho", comentó Veronique Sanders, la gerente del chateau.

Pero la sofisticación de los chinos ha mejorado vertiginosamente, dijo.

"La diferencia con los otros mercados emergentes en que hemos incursionado es el tamaño del país, por lo que en este caso el potencial es infinito", expresó.

Evolución comercial

El próximo paso en la evolución comercial de China es que deje de exportar productos baratos y comience a vender servicios e inversiones.

La tendencia hacia las inversiones comenzó con compañías estatales que compraban participaciones en minas o campos petroleros en el extranjero. Otras empresas chinas, ya sean privadas o más pequeñas, hicieron lo mismo, adquiriendo entidades extranjeras a fin de ganarse una parte de los mercados de ultramar, ganar más acceso a recursos y a nuevas tecnologías para desarrollarlos.



China actualmente está incursionando en los sectores de construcción e ingeniería, feudos hasta ahora dominados por Estados Unidos y Europa.

En Argelia, compañías estatales chinas le ganaron a empresas francesas y alemanas y obtuvieron licitaciones para construir una carretera nacional a un costo de 12.000 millones de dólares, además de construir la Gran Mezquita de Argelia por 1.300 millones. Los chinos también han construido carreteras, represas y otros proyectos en países en desarrollo y han comenzado a recibir ofertas de Estados Unidos y Europa.

En una carretera nueva de 50 kilómetros (30 millas) de largo que va al norte de Nairobi, la capital de Kenia, el asfalto abarca entre seis y ocho canales.

La vía fue construida a un costo de 300 millones de dólares por tres empresas chinas y financiada por el Banco de Desarrollo de Africa, y el Export-Import Bank de China. Gracias a esa vía, un viaje que hace unos meses tardaba horas hoy tarda apenas 10 minutos, aseguró Joseph Makori, un automovilista profesional.

"La gente viene de Estados Unidos y dice `queremos ayudar a Kenia' pero yo no lo veo. Cuando viene China sí lo veo: una carretera", comentó Makori mientras buscaba empleo a las afueras de la ciudad.

Las empresas chinas están empezando a obtener contratos en Kenia, cuyos puertos sirven de salida al mar para países como Uganda, Sudán del Sur y Ruanda. Los gobiernos de Africa están ansiosos por colaborar con China porque sus negocios no dependen de la situación de derechos humanos o de la democracia, enfatizó Stephen Mutoro, secretario general de la Federación de Asuntos de Consumo de Kenia.

"China parece tener un plan a largo plazo basado en incrementar sus intereses comerciales y dejando con menos prioridad las cuestiones relativas al sistema de gobierno", declaró Mutoro.

La experiencia del Congo podría presagiar una estrategia más compleja que China estaría elaborando para los mercados africanos. En el 2008, los dos gobiernos firmaron un acuerdo por 9.000 millones de dólares para construir 177 hospitales y centros médicos, dos represas hidroeléctricas y carreteras y autopistas de miles de kilómetros de largo. A cambio, el Congo deberá suministrar 10,6 millones de toneladas de cobre y 600.000 toneladas de cobalto.

El pacto fue luego modificado a 6.000 millones de dólares a pedido del Fondo Monetario Internacional, que consideraba que el Congo estaba endeudándose demasiado.

Las inversiones de China en el exterior ascendieron el año pasado a 67.600 millones de dólares, apenas una sexta parte de los 400.000 millones que invirtió Estados Unidos, pero podría ascender a 2 billones para el 2020, según cálculos del Rhodium Group, una empresa de investigaciones en Nueva York.

Como resultado, las empresas chinas están exportando algo novedoso: empleos.

Los empleados de Volvo quedaron consternados luego que la empresa fue comprada por la automotriz china Geely Holdings en el 2010. Pero dos años más tarde, en vez de trasladar sus empleos a China, Geely ha ampliado la nómina de Volvo en Europa de 19.500 a aproximadamente 21.500.

Filiales de empresas chinas en Estados Unidos abarcan unos 27.000 puestos de empleo, comparado con menos de 10.000 hace cinco años, dijo Rhodium.

En Goodyear, Arizona, por ejemplo, Stacey Rassas fue despedido en mayo del 2010 tras 16 años como ingeniero de control de calidad para fábricas de aluminio y de equipos aeronáuticos. Para fines de año, ella y su esposo temían perder la vivienda.

Finalmente consiguió un trabajo en una fábrica nueva que elabora paneles de energía solar para uno de los principales fabricantes de esos equipos.

"Fue el mejor día de mi vida", comentó.

Y su nuevo empleador es... Suntech Power Holdings Co., una empresa china.
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