Documentales argentinos

"Mapa de sueños Latinoamericanos", la ópera prima de Martín Weber en Cine.ar

Por Sección Cultura

"Mapa de sueños latinoamericanos", la ópera prima del artista multimedia Martín Weber, es un ensayo documental filmado en Argentina, Perú, Nicaragua, Cuba, Brasil, Colombia, Guatemala y México. La película, basada en un libro homónimo del fotógrafo y director, puede verse en la plataforma Cine.ar.

Entre 1992 y 2013 Martín Weber recorrió ocho países de Latinoamérica fotografiando en el camino a distintas personas, pidiéndoles que escribieran un deseo en una pequeña pizarra de madera. Años después y con esas fotografías como único mapa, Weber emprendió un nuevo viaje, por esas mismas ciudades, en busca de aquellas personas. ¿Qué fue de sus vidas? y ¿qué fue de sus sueños?

El documental recibió el apoyo de EFICINE de México y Sørfond de Noruega, en 2016, y del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) de Argentina. Fue declarado de interés cultural por la Ciudad de Buenos Aires en 2014, 2015 y 2017.

Ganó el premio al Mejor Documental en Cinélatino / Rencontres de Toulouse 2020; al Mejor Documental en Seattle Latino Film Festival 2020; al Mejor Largometraje Documental Internacional/Festival Ícaro 2020 y obtuvo una Mención Honorífica en el Brasilia International Film Festival/BIFF 2020. 

 Retrato de Martín Weber. Créditos: Ministerio de Cultura de la Nación. Ph: Martin Sigal.

Martín Weber nació en Chile en 1968. Es un artista multimedia que estudió en la Universidad de Buenos Aires y el ICP en Nueva York, donde fue becado (1992/93). Map of Dreams Latin American es su debut como director. Fue galardonado por CRAF con el Premio Internacional de Fotografía (2019), el Fondo Fundación Magnum (2018) y el Gran Premio de Instalaciones y Medios Alternativos en el Salón Nacional de Argentina (2016). Recibió becas de la Fundación Guggenheim (1998), Prince Claus (2004), el Silver Eye Award (2008), No Strings Foundation (2005), Hasselblad (2001/1999), el Primer Premio de la Fundación Klemm (1999) y Fondo Nacional de las Artes (2016/2014/1996).

Su obra ha sido expuesta en Argentina, Italia, Estados Unidos, Chile, Uruguay, Inglaterra, España, Francia, Corea, Cuba y Turquía. En una entrevista para el sitio del Ministerio de Cultura el artista cuenta sobre el documental: 

-¿Cuánto tuvo que ver tu infancia en tu vocación por la fotografía?

-Mi vocación nace por la posibilidad de compartir nuestras historias y encontrar sentido en lo que nos conecta. Creo que mi infancia se enmarca en un contexto, y mi obra es una respuesta a ese contexto. El hecho de no haber nacido en Argentina, por el exilio de mis padres y por tener que aprender a transitar idiomas y culturas, me forjó de esa manera. Tuve que convertir en arte mi historia, para intentar comprenderla.

 Ministerio de Cultura de la Nación. Gentileza: Cynthia Sabat. 

-¿Cómo surgió la idea de recorrer Latinoamérica registrando la experiencia en fotos?

-Mi adolescencia coincide con los últimos años de la última dictadura cívico militar y la transición al recupero de la democracia y la libertad de expresión. Yo recuerdo una discusión en un recreo del colegio al que concurría, a apenas dos cuadras de Plaza de Mayo. Eran los tiempos de la revolución nicaragüense. En medio de una discusión tuve una suerte de epifanía. Me di cuenta primero que lo único que hacía era repetir información y que nunca había estado en ninguno de esos lugares ni conocido a nadie que hubiera. Y lo segundo, que las imágenes que ilustraban en mi cabeza esos acontecimientos, en general habían sido producidas por europeos o estadounidenses. Fue entonces que se sembró una inquietud: la de recobrar testimonios directos y compartirlos de primera mano.

Todavía no había adquirido ninguno de los oficios que luego encontré fundamentales para su realización: estudié dibujo, fotografía, y finalmente actuación. Mis estudios en la carrera de licenciatura en Artes, centrada en Cine y Teatro me condujeron a lecturas teóricas. La fotografía convertía todo en pasado. Me pregunté si había alguna manera de recuperar e incluir pasado, presente y futuro en una sola imagen.

Me interesé por las prácticas de los artistas argentinos de los '70, entre ellos Minujin y Grecco. El arte conceptual, los señalamientos, el performance y los happenings. Aquellas formas del arte que proponían intervenir e interrumpir el fluir de lo cotidiano para generar distancia crítica a partir de una acción.

-¿En qué se basó la propuesta de pedir, a quienes fotografiabas, que escribieran un sueño?

-Mi propuesta era repensar esa fotografía documental, que muchas veces se auto adjudicaba la imparcialidad de la "mosca en la pared". Yo creo que afectamos todo acontecimiento del que al menos somos testigos y quería hacerlo evidente.

Quería dejar de tomar fotografías y pasar a construirlas en colaboración con quienes son representados. Devolver voz y palabra, y así, cierto poder sobre la propia representación. Eran los principios de los 90', empoderar un término poco utilizado y el ejercicio de la libertad de expresión, una práctica recientemente reapropiada.

Me propuse crear un espacio de representación y poner al servicio de esas personas, y sus historias, una serie de oficios que iba adquiriendo con la práctica. Sobre una pizarra aprendí en la escuela a nombrar el mundo exterior. Me pareció adecuado reapropiarla e invitar a compartir y nombrar lo invisible a los ojos y la cámara: nuestros sueños. Hay algo melancólico en el gesto, en preguntar a alguien por un sueño. Nos lleva a considerar nuestro pasado, compartir algo en el presente, ya proyectarnos a diversos futuros posibles.

 Ministerio de Cultura de la Nación. Gentileza: Cynthia Sabat. 

-¿Cómo preparaste la escena hasta llegar a la fotografía final?

-De la misma manera de como el medio es el mensaje. La forma afecta el contenido y la manera de realizar este proyecto resultó clave. La elección de una cámara de formato grande, plantada sobre un trípode, me permitía preparar la escena. El proceso de preparación y su realización frente a la mirada de los personas fueron claros signos al momento de convertir esta acción, acompañada del registro fotográfico, en una práctica más horizontal. Observar y ser observado.

A partir de la mínima frase compartida en la pizarra se incluye la voz y la palabra, en un medio no auditivo. La acción se congela. Una cápsula de tiempo se genera y aguarda ser recobrada.

-¿Por qué decidiste regresar a los lugares diez años después?

-Me pasó lo que nos pasa con el tiempo. Yo no era el mismo que había comenzado casi 20 años antes estas acciones, puestas en escena y sus registros fotográficos. Asumí que tampoco ellos. Sentí que era hora de recobrar estos mensajes lanzados al mar. Contrastar los cambios a nivel individual y colectivos. Unos son reflejo de otros. Un juego de espejos al que me atreví a asomarme nuevamente. Esta vez con un medio que no congela el tiempo, sino que lo derrite.

-¿Cómo surgió la idea de realizar el documental?

-Creo que hay varios factores para contemplar este proyecto dado el contexto actual. El primero es el hecho que fue un proyecto basado en encuentros. De compartir un momento de manera física. Una y otra vez: espacio y tiempo. Mirar y volver a mirar a los ojos de manera directa. No esconderse detrás de una cámara fugaz. El registro fotográfico anterior contiene en si nuevas preguntas.

En un momento en el cual la producción de imágenes y la posibilidad de compartirles en redes ha superado los obstáculos iniciales, el film termina un ciclo y genera un nuevo contexto. Nos enfrenta a quienes ejercitan la capacidad de reflexionar sobre sus propias historias. Contrastan las experiencias y visiones de su propia generación, con la de sus padres y la de sus hijos. Y cada una acompaña a la siguiente y re significa la anterior.

-¿Qué semejanzas y diferencias encontraste en la gente que fotografiaste entre el primer y el segundo viaje?

-Enfrentamientos y conflictos truncan vidas y sueños, pero aun así se revela un enorme capital humano. Estamos conectados. Es una invitación a escuchar e interesarnos por el contexto de cada historia. Somos parte de un tejido, que desgarrado o no, puede reconstituirse. Ocuparnos del otro, es ocuparnos de nosotros mismos. Necesitamos elaborar para no repetir los errores del pasado. Algo fundamental hoy, seguimos multiplicando "burbujas".

 Ministerio de Cultura de la Nación. Gentileza: Cynthia Sabat. 

-Personalmente, ¿qué te dejó esa experiencia?

-Las relaciones familiares e inter-generacionales en Latinoamérica cruzan este proyecto y toda mi obra. Estoy con un nuevo libro en imprenta llamado Mario.Saved Calls. Es un trabajo que se centra sobre la transferencia generacional y la coincidente experiencia de convertirme en padre y perder el mío. Por extensión es un trabajo que invita a la reflexión sobre cómo se ha redefinido la distancia social durante la pandemia y el impacto sobre las formas en que mantenemos y experimentamos nuestros afectos a la distancia. Las nuevas tecnologías nos han proporcionado nuevas formas de permanecer conectados, pero al mismo tiempo nos recuerdan lo que perdimos.

Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación/  Imágenes Gentileza: Cynthia Sabat, prensa.

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