La segunda semana de febrero pasó con algunas definiciones que van a marcar el pulso del ciclo comercial para la industria vitivinícola. Primero fue el Gobierno provincial, con el lanzamiento de un operativo para financiar cosecha y acarreo en busca de fijar un piso para el precio de la uva, y posteriormente el esperado pronóstico de cosecha del INV, según el cual este año promete 9% menos producción que en 2020.
"Las bodegas llegaron casi "rascando la lata" con el vino, y el pronóstico del INV es bastante bajo. Lo que dicen los productores en los grupos de whatsapp es que se quedó corto incluso, y con los bodegueros siempre se genera el folklore futbolero de un Boca-River. Lo cierto es que con el aval del gobernador, el vice y el ministro Vaquié nos hemos decidido a acompañar estas "movidas" para el sector", señaló el presidente del Banco de Vinos y referente en materia de política vitivinícola del Gobierno, Alfredo Aciar, entrevistado durante el programa "Mendoza Económico", por radio Andina.
Respecto al operativo mediante el cual el Ejecutivo determinó en $65 el valor por kilo en el Valle de Uco para este ciclo, luego de un 2020 en el que la uva Malbec tocó el mínimo más bajo de su historia, Aciar afirmó que "no sólo fue eso, sino que muchos productores dejaron de producirla para cambiarla por otra. Por eso nos decidimos a entrar en el mercado, intervenir, de modo de establecer precios moderadamente rentables para los productores, porque tampoco están fuera de los promedios históricos para la uva Malbec".
El objetivo, según el funcionario, es que con el nuevo esquema de financiamiento "las bodegas se acerquen a pagar esos valores referenciales que indicamos, porque creemos que las condiciones están dadas. Hay una cosecha muy acotada, los stocks vínicos están justos, y vamos a tener vino para abastecer el mercado de este año con suerte. Con lo cual, si hay poca oferta y la demanda se mantiene, los precios tienen que subir, esto es así en cualquier mercado y en cualquier lugar".
Con todo, y habida cuenta de que como es habitual el productor cierra contrato y recibe los cheques de la bodega al comenzar la cosecha, el punto de vista oficial rescata la razonabilidad. "Considerando que el productor afrontar todo el año con esos valores y no puede ajustar, vistos en un promedio anual, en dólares van a ser precios muy razonables cuando termine la temporada", añadió Aciar.
Ley de Contratos: la obligación de ajustar ¿en dólares?
Entre las herramientas que se activaron para garantizar estabilidad, en los dos últimos años se sumaron la ley 9133 que formaliza los contratos de compraventa de producto, y más recientemente el Banco de Vinos. Respecto a la primera, con la campaña 2021 entran en vigencia algunas nuevas cláusulas.
"Abre con la obligación de que si se firma un contrato de más de 90 días debe ajustarse con algún índice. Deben ponerse de acuerdo vendedor y comprador, pero pasa a ser obligatorio desde este año, de lo contrario se estará incumpliendo con la ley y luego será sancionado. Creemos que en la vitivinicultura dolarizar todo hoy es difícil porque no todo lo que se produce se exporta, como la soja", consideró el titular del Banco de Vinos, no sin calificar como "entendible" ese planteo.
La excepción, a su criterio, puede ser el mercado de uvas para mosto, que representa 1/3 de la producción total. Para Aciar "en ese caso, como todo es exportable, no habría problema en que se dolarice el precio de la uva cuando se compra en cuotas. Calza la oferta con la demanda, el exportador vende en dólares y por tanto puede pagarle a su proveedor de uva o mosto sulfitado en esa moneda".
Por el contrario, desde el Ministerio de Economía observan que replicarlo "vis a vis" en el mercado interno de vinos no sería posible ante los recurrentes descalces entre inflación y dólar. "Si la moneda siguiera el mismo derrotero del índice de inflación tal vez, pero ambos índices el Gobierno los mantiene disociados; el dólar se trata de mantener, y en este caso sería una olla a presión que puede producir una hecatombe a cualquier contrato dolarizado. Creo que hay que trabajar un poco más con otro índice, tipo inflación, para cubrir a los productores de esa pérdida que sufren en el tiempo".
Lo que viene con el Banco de Vinos
El organismo fue creado el año pasado para evitar las crisis cíclicas de precios mediante el "ahorro en vino" a cambio de una tasa de interés al estilo de un plazo fijo. Su directorio, luego de 2 reuniones en diciembre y enero, aguardaba contar con la primera estimación de cosecha para proyectar los stocks vínicos, y de ese modo el rumbo a seguir: el miércoles 17 está previsto el tercer encuentro, para profundizar en detalle el primer informe del INV.
"La idea es también hacer la proyección de stocks, y en una mirada larga, analizar qué puede ocurrir con los despachos al consumo y exportaciones hasta la siguiente fecha de liberación del vino, en junio de 2022. Cuando se incluye la cosecha 21 se mira el próximo año. Ahí vienen algunas dudas, porque con una cosecha baja probablemente el Banco no deba actuar: pero la suba de precios en materia prima seguramente va a impactar en las exportaciones de vino a granel de bajo precio", adelantó al respecto su director ejecutivo.
¿Tendrá que actuar el Banco pronto? Para Aciar, dependerá de ciertas variables. "Probablemente se resienta el mercado interno, que tanto se festejó su recuperación, aunque a costa de precios muy bajos para productores y elaboradores. Proyectamos caída del consumo interno este año, lo que juega a favor de que intervenga el Banco de Vinos, porque dependiendo de cómo juegan esos factores se puede caer en una situación de 5 meses de stocks".