El Decreto de Necesidad y Urgencia N° 677, publicado ayer en el Boletín Oficial con la firma de todo el gabinete de Alberto Fernández, expuso las diferencias que existen entre el Gobierno nacional y el provincial respecto a si Mendoza debería volver o no a Fase 1, en el marco de la situación epidemiológica generada por la pandemia del coronavirus.
Los distintos puntos de vista entre el presidente y el gobernador Rodolfo Suarez ya habían quedado expuestos en la reunión virtual con mandatarios llevada adelante el pasado jueves. Allí, el mendocino se opuso a la idea de restringir más actividades y, si bien aceptó que los contagios aumentaron considerablemente, señaló que en el AMBA también creció la transmisión viral, pese a que muchas actividades que en Mendoza están permitidas, en esa zona se mantienen inhabilitadas.
Además, Suarez aseguró que el sistema sanitario local todavía puede dar respuesta y atender a quien lo requiera, ya sea por Covid-19 o por otras patologías. Destacó que la tasa de letalidad es baja y que la ocupación de camas de terapia intensiva no es aún "alarmante", a pesar de que ya alcanzó el 70% en el Gran Mendoza.
Un aspecto en el que estuvieron de acuerdo todos los que presenciaron ese encuentro es que la mayor cantidad de contagios se producen en las reuniones sociales en domicilios particulares, donde el control estatal es casi imposible. Por eso coincidieron en mantener la prohibición de ese tipo de encuentros.
No hubo tal concordancia a la hora de analizar si la mayor apertura de actividades (económicas, sociales o deportivas) provoca mucho más contagio. Para la Nación no hay dudas en este punto, en cambio para las autoridades provinciales es relativo: no niegan que aumenta los positivos por la mayor circulación de gente, pero afirman que no variarían sustancialmente los números del Covid si se mantuviera la mayoría de las actividades cerradas.
En definitiva, ambas partes acordaron analizar diariamente la evolución de la situación sanitaria provincial, para adoptar medidas, entre las que se encuentra el retorno al ASPO (aislamiento).
Este punto se ve evidenciado en el DNU nacional. "En atención a la evaluación positiva de la situación realizada por las autoridades provinciales, teniendo en cuenta el expreso compromiso asumido de informar cualquier situación de alerta epidemiológico a las autoridades sanitarias nacionales (...)" se dispone el DISPO "debiéndose redoblar los esfuerzos en estas jurisdicciones para evitar la expansión de los contagios y las consecuencias que la propagación de la enfermedad conlleva".
El texto de Nación también aclara que Mendoza "continúa con transmisión importante del virus SARS-CoV-2, principalmente en la región metropolitana", pero que "a juicio de sus autoridades tiene capacidad de dar respuesta al aumento de casos, tanto en lo que hace al diagnóstico como también con relación a la atención sanitaria y control de contactos".
Además, deja claro que la provincia no cumple al menos uno de los tres parámetros epidemiológicos que exige Nación para mantenerse en fase de distanciamiento: está considerada zona de transmisión comunitaria sostenida del virus.
No obstante, el mismo decreto otorga la posibilidad de no cambiar de fase si así se determina tras "una evaluación y decisión conjunta entre las autoridades sanitarias nacional y provincial, en el marco de un análisis de riesgo integral epidemiológico y sanitario".
Lo cierto es que este martes el Gobierno provincial define cómo continuará la situación en Mendoza respecto al manejo de la pandemia. Por el momento, se impone la posición de Suarez de mantener abierto lo que más se pueda e ir cerrando actividades si fuese necesario. Pero la Nación tendrá puesto el ojo por las próximas dos semanas.