El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, reaccionó con indignación ante los ataques con ácido perpetrados en días recientes contra dos mujeres en la capital, Bogotá.
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Dejando el ánimo acalorado de lado, varias columnas de opinión coincidieron en que había que, por lo menos, modificar la ley para aplicar castigos más consecuentes.
"Deben recibir las penas más severas... penas que también deberían recaer sobre los encargados de aplicar las sanciones y hacer justicia, cuando incumplen con su deber y dejan el crimen y el criminal en la impunidad", escribió Enrique Santos Molano en la sección de opinión del diario El Tiempo.
El editorial de otro diario, El Espectador, declaró que "es inconcebible que... una práctica tan bárbara como esa, tan impactante, siga ocurriendo en nuestra sociedad. En nuestra capital, a plena luz del día, como si todavía viviéramos en la Edad Media".
Legislación estancada
El gobierno de Juan Manuel Santos ha tomado ciertos pasos para lidiar con el problema. En primer lugar creó una línea telefónica de emergencia donde cualquier persona puede hacer su denuncia anónimamente y recibir asistencia.
También existen sobre la mesa varias legislaciones para endurecer las penas, así como el control de la comercialización de ácidos y sustancias derivadas, y la puesta en marcha de un plan integral de atención de víctimas.
Santos había sancionado la ley y tenía plazo hasta el pasado enero para reglamentarla, pero dejó pasar la fecha. Ahora el gobierno está trabajando retroactivamente para destrabar esa situación. Entretanto, el fenómeno de ataques con ácido continúa su ritmo alarmante.
Uno de los casos más sonados sucedió en 2007. Desde entonces se ha acelerado a un promedio de más de 60 anuales y, según los registros de Medicina Legal, en los últimos diez años ya se han dado más de 1.000.
La institución indica que, mientras las mujeres están en una situación vulnerable frente a sus agresores, las víctimas masculinas son casi la mitad de los casos reportados.
Grupos activistas por los derechos de la mujer sostienen que son muchos más los ataques que no son reportados. Fuente: BBC Mundo