Preocupación por el aumento de la mortalidad infantil en Estados Unidos
Por primera vez en más de veinte años, el 2022 registró un incremento en la tasa de mortalidad infantil en los Estados Unidos, según un estudio elaborado por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS). El informe revela un alza del 3% en la tasa de mortalidad neonatal y un aumento del 4% en la tasa de mortalidad postneonatal. Además, se observó un crecimiento del 8% en muertes debido a complicaciones maternas y un 14% a causa de sepsis bacteriana.
Las cifras presentadas son inquietantes: más de 20.500 muertes infantiles ocurrieron en el 2022, con aumentos notables en Georgia (116 muertes adicionales) y Texas (251 muertes más). Estos datos han levantado la preocupación del presidente de la Academia Americana de Pediatría, el Dr. Sandy Chung, quien considera inaceptable la tasa de mortalidad infantil en el país.
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Expertos como Danielle Ely del NCHS sugieren que este aumento podría ser un fenómeno puntual o, alternativamente, señalar un problema subyacente en el sistema de atención médica. Rachel Hardeman, profesora de Salud y Equidad Racial de la Universidad de Minnesota, expresó a CNN que el aumento de la mortalidad infantil podría ser un efecto secundario de la pandemia de COVID-19, presionando tanto a las comunidades como a los recursos de salud.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) notaron que si bien la cantidad total de muertes infantiles había aumentado en 2021, la tasa de mortalidad se había mantenido en 5.44 muertes por cada mil nacimientos. No obstante, en 2022, esta tasa se elevó a 5.60 muertes por cada mil nacimientos.
El análisis del NCHS identificó un crecimiento en la tasa de mortalidad infantil de madres de entre 25 y 29 años en varios estados, aunque Nevada logró disminuirla. Se evidenció también que los grupos raciales enfrentan diferentes tasas de mortalidad, con incrementos notables en la mortalidad de recién nacidos de madres indígenas americanas o nativas de Alaska y madres blancas.
Rachel Hardeman y Elizabeth Cherot, expertas en salud materna e infantil de March of Dimes, recalcaron a The Guardian la difícil situación de acceso a atención médica en ciertas regiones. Se refirieron a estas áreas como "desiertos de atención de maternidad", donde las mujeres enfrentan un riesgo elevado de parto prematuro, lo que, combinado con la limitada atención médica, aumenta la probabilidad de complicaciones infantiles.
El racismo y la marginación, particularmente para las personas indígenas y afroamericanas, se plantean como factores que influyen en los resultados de salud en el embarazo. Capacitar a los profesionales de la salud sobre los vínculos entre la inequidad y la salud es una sugerencia para mitigar las disparidades raciales en la salud infantil, según plantea Rachel Hardeman./Infobae.