En el mundo de la jardinería, los trucos caseros y sostenibles están en auge. Uno de los más curiosos y efectivos es el uso de corchos en las macetas. Aunque parece decorativo, su función va mucho más allá de lo estético. Este método mejora el desarrollo de las plantas y previene problemas comunes del sustrato.
Corchos en la jardinería: ¿para qué sirven realmente?
Usar corchos en la tierra es una práctica cada vez más común, sobre todo entre quienes cultivan plantas de interior o en macetas pequeñas. Los corchos naturales, al estar compuestos por un material poroso, ayudan a regular la humedad del sustrato, evitando que la tierra se seque demasiado rápido o se encharque tras el riego.
Otra de sus ventajas es que mejoran la oxigenación de las raíces, ya que permiten una mayor circulación de aire dentro de la tierra. Además, al favorecer el drenaje, se reduce notablemente el riesgo de pudrición radicular, un problema frecuente en ambientes cerrados o húmedos.
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Para qué sirve poner corchos en la tierra de las plantas y por qué cada vez más personas lo hacen
Cómo usar corchos en tus plantas
Este truco no requiere experiencia previa ni herramientas especiales. Podés colocar los corchos enteros sobre la superficie de la tierra, lo que también crea una capa protectora contra insectos pequeños. También podés cortarlos en trozos y mezclarlos con el sustrato, para mejorar su estructura y aireación.
Otra opción es ubicar corchos en el fondo de la maceta, como parte del sistema de drenaje, antes de agregar la tierra. Esto permite que el exceso de agua escurra más fácilmente y evita el estancamiento, uno de los principales causantes de hongos y malos olores. El uso de corchos también colabora con el reciclaje de materiales orgánicos.
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Para qué sirve poner corchos en la tierra de las plantas y por qué cada vez más personas lo hacen
Un método natural para cuidar tus plantas
Además de sus beneficios físicos, los corchos actúan como una barrera natural contra plagas como babosas o mosquitos del compost. Su textura y composición no resultan atractivas para estos insectos, lo que los convierte en un repelente casero y ecológico.
Si bien no reemplazan los cuidados básicos, pueden potenciar la salud del sustrato cuando se combinan con buenas prácticas: no regar de más, mantener la planta en lugares ventilados y revisar la tierra con frecuencia. Sumar un poco de canela en polvo o carbón activado también puede complementar esta técnica, gracias a sus propiedades antifúngicas./TN.