Elegido por su resistencia y belleza, el potus es una de las estrellas de la jardinería de interior. Sin embargo, su comportamiento puede ser tan errático como inesperado, sobre todo cuando cambia de color.
En el mundo de la jardinería, las plantas de interior como el potus pueden tener cambios inesperados. No siempre es un mal presagio.
Elegido por su resistencia y belleza, el potus es una de las estrellas de la jardinería de interior. Sin embargo, su comportamiento puede ser tan errático como inesperado, sobre todo cuando cambia de color.
El potus es una de las plantas más populares en los hogares mendocinos y del mundo entero. Su rápido crecimiento, sus raíces aéreas y su bajo mantenimiento lo convierten en un aliado ideal para quienes se inician en la jardinería. Pero quienes lo cuidan a diario saben que no es tan predecible como parece. Una de las señales más desconcertantes ocurre cuando algunas hojas se tornan completamente blancas.
Ver hojas blancas en una planta que debería ser verde o variegada puede ser motivo de alarma. Pero en la mayoría de los casos no es una enfermedad ni algo grave. De hecho, hay dos motivos principales detrás de este fenómeno: la genética de la planta y la cantidad de luz que recibe. Algunas variedades de potus, sobre todo las jaspeadas, tienen hojas de dos colores por naturaleza. Cuando la planta produce hojas completamente blancas, está expresando una mutación genética que reduce o elimina la clorofila.
La clorofila es el pigmento verde que permite a las plantas captar la luz solar y realizar la fotosíntesis. Las hojas blancas carecen de esta sustancia, por lo tanto no pueden alimentarse ni crecer con normalidad. Por eso, si tu potus produce muchas hojas blancas, probablemente esté recibiendo menos luz de la que necesita.
En jardinería, la ubicación de las plantas es fundamental. El potus necesita luz solar indirecta para mantener el equilibrio entre el blanco y el verde en sus hojas. Si lo colocás en un rincón muy oscuro, aumentan las probabilidades de que genere hojas blancas, que, si bien son llamativas, no le aportan energía y vitalidad.
Lo ideal es ubicar tu potus cerca de una ventana donde reciba sol filtrado, sobre todo en los meses de invierno. No obstante, hay que tener cuidado: si se expone a demasiada luz directa, las hojas pueden volverse marrones y quebradizas. En jardinería, el equilibrio lumínico es tan importante como el riego.
Lamentablemente, no se puede revertir una hoja que ya nació blanca. Sin embargo, podés intervenir para mejorar la salud general de la planta y evitar que salgan más hojas sin clorofila. Cambiar de lugar tu potus y brindarle mejores condiciones de luz suele ser suficiente. Recordá que se trata de un rasgo genético, no de una enfermedad./Epic gardening.