El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó este jueves la primera revisión del acuerdo firmado con la Argentina en abril pasado, habilitando un desembolso inmediato de 2.000 millones de dólares. La decisión del directorio se dio pese a que el país no cumplió con la meta de acumulación de reservas, uno de los compromisos centrales del programa. El organismo justificó su aval en la implementación “sólida” del plan económico y en las medidas correctivas adoptadas por el Gobierno.
En paralelo, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció un cambio en el cronograma de acumulación de reservas, alineándolo con la dinámica macroeconómica. La modificación busca mayor flexibilidad en un contexto marcado por la presión cambiaria y por metas que, en los plazos originales, resultaban de difícil cumplimiento.
La aprobación del FMI llegó al cierre de una jornada donde el equipo económico transitó el desfiladero del infierno en la jornada cambiaria más tensa del año: el dólar oficial subió 55 pesos en una rueda y cerró en 1.380 pesos para la venta en el Banco Nación. En el mes, acumuló una suba de 165 pesos (13,58%) y un 30% desde que se anunció el sistema de bandas y el Presidente asegurara que técnicamente el dólar debía bajar a 600 pesos.
Las explicaciones del FMI
La revisión estaba prevista originalmente para el 13 de junio, pero fue postergada en dos oportunidades. Según el comunicado difundido por el organismo, la aprobación “marca un hito inicial importante” y refleja el compromiso de las autoridades con políticas coherentes con los objetivos del programa, a pesar de un contexto internacional más desafiante.
Si bien la acumulación de reservas quedó por debajo de lo pactado (la meta de acumular 9.000 millones de dólares en septiembre se percibe lejana), la expectativa oficial es que el Fondo otorgue mayor margen si se mantiene la disciplina fiscal.
El FMI reconoció que se cumplieron otros objetivos indicativos y que la estrategia del Ministerio de Economía y el Banco Central para reforzar las reservas —mediante compras concentradas, licitaciones de bonos en dólares y acuerdos de recompra de deuda con bancos privados— representa una corrección válida.
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Luis Caputo junto a Kristalina Georgieva. El FMI aprobó el desembolso en una jornada crítica.
Ajustes en la estrategia de Economía
El aval del FMI coincide con un cambio de enfoque del Gobierno. Tras un primer tramo de ajuste enfocado en disciplina fiscal, la administración argentina adoptó un enfoque más pragmático que combina flexibilización cambiaria, suba de tasas de interés y compras de reservas por parte del Tesoro.
En materia cambiaria, el movimiento más visible fue permitir que el dólar oficial superara los 1.300 pesos, un nivel que el equipo económico había defendido durante meses. La medida busca mejorar la competitividad y responder a recomendaciones del FMI. Pero el mercado leyó debilidad y los bancos presionan por estar líquidos ante cualquier cimbronazo y —al igual que los ahorristas— vuelven a preferir el dólar como refugio antes que los bonos y las letras del Tesoro.
Tasas altas y financiamiento costoso
El segundo pilar de la estrategia recae sobre la política monetaria. La tasa de referencia fue elevada al 65% anual, un máximo en la actual gestión. En la última licitación, el Tesoro colocó 9 billones de pesos, cubriendo el 76% de vencimientos por más de 11 billones. El saldo pendiente, equivalente a unos 1.000 millones de dólares, presionó fuerte sobre el dólar estas dos jornadas. Mañana se abre un fuerte interrogante sobre cómo reaccionarán los mercados después de la decisión del Fondo.
Las tasas elevadas apuntan a contener expectativas de devaluación y sostener operaciones de corto plazo. No obstante, el costo financiero para el Estado se incrementa y abre interrogantes sobre la sostenibilidad de esta política más allá de la coyuntura electoral.
Las recomendaciones del Fondo
En su evaluación, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, destacó la reducción de inflación y pobreza, y celebró la recuperación del acceso a los mercados internacionales de capital. Recomendó, sin embargo, sostener la consolidación fiscal, garantizar financiamiento para cualquier nueva medida de gasto y mantener una política monetaria contractiva.
En materia estructural, el organismo alentó reformas para desregular la economía, mejorar la eficiencia estatal y reducir impuestos a las exportaciones cuando las cuentas públicas lo permitan. También insistió en cambios en el mercado laboral y en la apertura comercial.
El desembolso de 2.000 millones de dólares representa un alivio inmediato, pero no disipa las tensiones de fondo. La estabilidad cambiaria seguirá dependiendo de la capacidad de acumular reservas y de intervenir en el mercado.
Sin ingresos genuinos de divisas y una balanza comercial que se aproxima rápidamente al rojo, la estrategia descansará en tasas altas y en control monetario, herramientas que difícilmente ofrezcan estabilidad prolongada.