En Mendoza, se garantizan los trasplantes a pacientes con o sin obra social.
El 22 de noviembre del 2017, Justina Lo Cane, de 12 años, murió esperando un corazón. Ocho meses después, en julio del 2018 se aprobó la Ley 27.447 que lleva su nombre y establece que toda persona mayor de 18 es donante de órganos en Argentina salvo que, en vida, exprese lo contrario. Desde su entrada en vigencia, la normativa ha tenido un impacto positivo en las listas de pacientes que esperan un órgano en Mendoza y en el país.
La sociedad también ha hecho su aporte: a través de la información, pudo desterrar varios de los mitos que giraban en torno a la donación de órganos, desde la camioneta blanca y la bañera con hielo hasta el complot en hospitales para empeorar el estado de salud de pacientes y acelerar así su muerte. En este sentido, es importante aclarar que, para poder donar, el paciente tiene que dejar de existir de una manera específica.
“Por ejemplo, Mendoza tiene 2 millones de habitantes, de los cuales, 100 mil han mostrado su apoyo a la ley y han hecho el acta a favor de la donación y 70 mil han expresado su negativa. Cabe explicar que, para la donación de órganos se necesita que el paciente haya muerto de una manera especial: por una lesión cerebral que determina la irreversibilidad de su función y, por lo tanto, certificar la muerte encefálica bajo criterios neurológicos. La estadística indica que, aproximadamente, un 5% de la población mundial muere de esa manera”, comenzó a explicar Cecilia Quiroga, directora del Instituto Coordinador de Ablación e Implante de Mendoza (Incaimen).
Quiroga destacó el rol fundamental de la Ley Justina: “Se aprobó en el 2018 y tuvo un gran impacto en el 2019 con el récord más alto de tasa por millón de habitantes en Argentina. En Mendoza, superamos los 30 donantes por millón de habitantes y eso también fue récord. Después vino la pandemia, nuestros potenciales donantes estaban en terapia intensiva y, en ese momento, la donación estaba contraindicada en personas con Covid. Hubo, entonces, una actividad muy baja aunque se sostuvo por encima de 15 por millón de habitantes y luego, en el 2021 regresó a la normalidad”, señaló.
Y agregó: “En Mendoza, hoy tenemos 330 pacientes en lista de espera de diferentes órganos. El más requerido es el riñón, en la provincia hay 237 pacientes en lista de espera renal que sobreviven gracias a la diálisis, pero su calidad de vida se va deteriorando. Tenemos 16 esperando un corazón; 7 aguardan por pulmón, y 22 por hígados. Hay otras personas en la lista que también esperan por un trasplante renopancreático, por ejemplo”.
En cuanto a la córnea, Quiroga señaló que, en el 2021, el Incaimen puso en marcha un proyecto provincial de ablación de glóbulos oculares y, actualmente, “de los 230 pacientes que teníamos, hoy son 68 esperando: después de mucho tiempo, hemos podido bajar esa cifra a dos dígitos y, si mejoramos la comunicación entre los hospitales, esos 68 mendocinos/as podrían volver a vida normal”.
El Incaimen acaba de cumplir 30 años y, en este período, en Mendoza se han realizado más de 5.580 trasplantes. “Además, a partir de este programa provincial de córnea y al reducir la lista de espera, hemos llegado a trasplantar más 200 pacientes y el 80% ha sido en un hospital público, es decir, que se han dado las garantías para que lo hagan personas con o sin obra social”, indicó Quiroga.
Y cerró: “Diez trasplantes hepáticos se realizaron en el sector específico del Hospital Central que se abrió hace poco. Estamos muy agradecidos por todo el impulso que nos ha dado el Ministerio de Salud, este año hemos batido récord en cobertura pública. Por citar otro ejemplo, son 12 pacientes los/as que recibieron un trasplante de medula ósea con cobertura del Estado, cada uno está entre 5 y 7 millones de pesos, son números a tener en cuenta y se está garantizando cobertura a todas las personas que lo necesiten”.