Ahora tiene 18 años y estuvo encerrada por un líder de Testigos de Jehová que la abusaba, golpeaba, marcaba con una daga y obligaba a tener relaciones íntimas con extraños, incluso con perros.
Jorge Antonio Torres es considerado un líder dentro de los Testigos de Jehová de las ciudades bonaerenses de Tapalqué y Azul. Ahora el "pastor" está preso, acusado de aberrantes y perversos delitos contra una adolescente, actualmente de 18 años, pero que desde 2008 vivió un horror, cuando resultó captada por el sujeto, que la sometió sexualmente, la mantenía encerrada, le "marcaba" el cuerpo con una daga y la obligaba a mantener relaciones íntimas con gente al "azar", además de someterla a prácticas de zoofilia con perros.
El caso presenta características similares al que tuvo como protagonista a la periodista Estefanía Heit y su pareja, Jesús Olivera, ambos integrantes de una secta de Coronel Suárez, que resultaron detenidos cuando una mujer contó que la tuvieron secuestrada en un sótano y victimizada con castigos de todo tipo.
En el nuevo episodio, con detalles absolutamente macabros, la chica logró escaparse de la residencia de Torres el pasado 17 de julio. No era la primera vez que lo intentaba, sin embargo no lo había logrado porque el sujeto había sellado los ingresos y aberturas, con fierros, justamente para evitar la fuga de la joven.
El día del escape, la muchacha denunció de inmediato los detalles del horror que padecía desde hacía varios años, precisamente en 2008, cuando el "pastor" Torres conoció a sus padres. En ese entonces, ella tenía apenas 13 años y residía en Tapalqué. Tras ganarse la confianza de los adultos, comenzaron los abusos sexuales.
'Como era el líder de la religión no sabía cómo negarme sin sentirme culpable', contó la chica en su declaración, que derivó en la detención del sujeto el pasado 2 de agosto, en el marco de una causa que tiene multiplicidad de delitos: estupro agravado por ser cometido por un ministro de algún culto reconocido o no; reducción a la servidumbre; secuestro coactivo agravado por ser la víctima menor de dieciocho años; abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido contra una menor de dieciocho años con aprovechamiento de la preexistente situación de convivencia -delito continuado- y corrupción agravada por mediar violencia y amenazas y ser cometido por persona conviviente, todos en concurso real ideal entre sí; y desobediencia'.
La chica explicó que desde diciembre de 2011 hasta el pasado mes de julio el hombre la mantuvo cautiva en su casa. Años antes, Torres la había convertido a la religión de la que él es considerado un líder. Y en ese contexto, abusó por primera vez de ella cuando tenía 14 años.
Después, durante los casi dos años en que la mantuvo encerrada, la redujo a la servidumbre y la aisló de sus familiares y demás vínculos sociales. En ese tiempo, la chica sufrió gravísimas agresiones psicológicas y físicas. Y las experiencias sexuales a las que Torres la sometió hicieron que fuera abusada por personas que, al azar, él elegía cada vez que ambos viajaban a Azul. Además, la joven fue obligada a desarrollar prácticas de zoofilia con dos perros propiedad del "pastor".
Torres, además de ser el líder de los Testigos de Jehová de esa zona, es propietario de una fábrica de chacinados. Justamente de ese lugar, cuando la había llevado a limpiar, la chica se escapó el pasado 17 de julio, y quedó al descubierto la escalofriante historia. En el grupo religioso, el sujeto figura con la jerarquía más alta, conocida como 'anciano de la congregación'.
Por estos días, informó el diario local El Tiempo, Torres está detenido en la Unidad Penitenciaria 30 de General Alvear.
En todo el tiempo del cautiverio, el perverso sujeto la aisló de su familia y amigos, no la dejó ir a la escuela y la tuvo encerrada, haciéndole hacer las tareas de la casa y sin que pudiera tener acceso a ningún medio de comunicación.
Además, la golpeó y la sometía sexualmente de las maneras más horrendas. En este último contexto mencionado, hizo también que la chica fuera violada por cualquier persona a la que él se le ocurría que tenía que mantener relaciones con ella. Mientras tanto, él la observaba y, en algunas ocasiones, se sumaba también a lo que eran esos actos.
Los varios sometimientos sexuales que la víctima contó que padeció durante todos esos años de encierro y aislamiento incluyeron también que tuviera que desarrollar, obligada y por la fuerza, prácticas de zoofilia con dos perros. Al mismo tiempo, la chica indicó que Torres le marcaba el cuerpo con una daga, por razones de celos. De hecho, cuando la revisaron los forenses, le descubrieron más de 20 cicatrices.
Fierros y alambres en ventanas
La adolescente aportó un largo testimonio de su infierno. 'Viví encerrada. Mientras Jorge trabajaba o se iba de la casa cerraba todo con llave. Incluso, me decía que había micrófonos o cámaras y es por eso que yo ni siquiera osaba prender la TV en su ausencia. Sólo limpiaba y cocinaba. Los mandados los hacía él', relató.
La joven, asimismo, indicó: 'intenté escaparme un día tirándome por la ventana del segundo piso de la casa. Pero debajo de esa ventana había colocados como fierros en punta y me lastimé toda. Parecía que él sabía que mi salida era ésa y parecían colocados esos fierros y alambres a propósito'.
'Poco a poco comencé a pensar igual a él por miedo', sostuvo a la justicia, y también dijo que 'de a poco comencé a dar la mano como saludo entre los fieles, no saludé más a los hombres con un beso en la mejilla, Jorge no me dejaba, entonces comencé a vestirme con ropa grande, de negro o, mientras predicaba, con polleras largas'.'Yo obedecía', declaró también la chica, y precisó: 'me empezó a cambiar la forma de pensar. Le hacía caso. Pensaba que siempre tenía la razón'.
"Hechizo, con dominio psicológico"
Una pericia psicológica realizada a la víctima reveló que había una relación de 'hechizo' de parte del "pastor" hacia la adolescente, vínculo que produjo "confusión" en la menor, con "pérdida de sentido crítico y la existencia de un claro dominio psicológico".
También se menciona la existencia de una relación marcada por el sometimiento, algo que en la joven generó 'terror' hacia quien la mantuvo cautiva.
Los especialistas hablan en este caso de lo que fue 'un proceso de captación, con utilización de la seducción y manipulación, basado en una posición predominante y de poder que contrastan con la vulnerabilidad de un púber/adolescente'.
Además, afirman que 'se evidencia una situación de entrapamiento de la peritada, a la cual quedó sometida'.
En ese contexto, cualquier cosa que la chica hiciera por iniciativa propia era considerada por Torres como 'una insubordinación', lo que se traducía en que sufriera diferentes castigos corporales.