Relato en primera persona: habló el joven abusado por un maestro en Alvear
Por Cristian Pérez Barceló.
El caso del chico abusado por su docente sigue generando conmoción en General Alvear, y en las últimas horas por primera vez en la televisión del sur mendocino, se pudo ver cómo fue el juicio que condenó al maestro Fabricio Hernán Cirica a 14 años de prisión; con el impactante agregado de una entrevista exclusiva que consiguió TVA con la víctima.
El estremecedor relato de las vivencias de quien comenzó a sufrir las vejaciones de parte de su maestro desde los 11 años de edad, ha motivado un fuerte debate en la comunidad alvearense, que espera atenta las consecuencias de una causa judicial que abrió otros expedientes, a partir de la aparente confesión por parte del docente de la posible comisión de varios delitos de la misma naturaleza.
Anoche, el tema fue abordado en informes que contenían además del juicio y el testimonio del chico, voces de especialistas que indicaron, por ejemplo, que en la Cámara Gesell del Cuerpo Médico Forense de San Rafael se reciben 4 casos de chicos abusados por día. Un número impactante que conlleva, además, la pregunta sobre cuántos hay que no llegan a ser revelados.
El caso del docente Cirica, además, demostró que muchas veces, este tipo de delitos se llevan adelante desde un perfil de apariencia social impecable, ya que no sólo se trata de un maestro de una reconocida escuela de Alvear, sino que además, ejerce todos los domingos actividades religiosas, y contaba con la confianza de varias instituciones, entre ellas clubes deportivos y hasta partidos políticos, donde le habilitaban las llaves de la sede en la que también sometió reiteradamente de manera sexual a su víctima.
Esto quedó expuesto en el juicio abreviado que se vio anoche en televisión, cuando en los hechos que relató el fiscal Martín Castro, Cirica asintió confirmando a viva voz que, en efecto, en esos lugares, también abusó de la criatura.
El relato del ahora joven ex alumno de Cirica, intercalado en el informe con las partes sustanciales del juicio y los conceptos de las psicólogas de la cámara Gesell, Ángeles Pizarro y Fátima Rossi, dio cuenta de un escabrozo y perverso accionar de quien quizá sea acusado de otros hechos similares, si es que se comprueban las "confesiones" agregadas al expediente.
El chico, en la entrevista concedida al programa Curiosos del Poder, dijo que ha llegado a bloquear muchos episodios de los vivenciados con su maestro, pero tiene presente que ya a los 11 años, en sexto grado de la primaria, lo atacó en el baño del colegio donde comenzó "a tocarme, a agarrarme del cuello, a pasarme sus dedos sobre mis labios; fueron una de las primeras cosas que pasaron".
Desde ese mismo momento no se atrevió a contarle nada a nadie, y menos en su familia, que sólo se componía de unos "abuelos que estaban muy viejitos, y mi hermana. "Tuve mucho miedo, no sabía cómo reaccionar ante eso; era muy chico y tampoco tenía herramientas del entorno; no sabía cómo manejarlo, sinceramente. Algo nuevo que no lo vi; entonces, al ser mi figura dentro del colegio, creí que era algo... no sé si creí, pero en ese momento lo vi normal, supongo", narra hoy. Dice que su mirada retrospectiva desde sus 18 años de edad, "me genera mucho dolor, me da mucha repugnancia. Cualquier situación en la que pase que conlleve a esto, hace que me altere, que mis manos no las pueda controlar, que mi voz esté quebrada. Como que sigo sintiendo que está en una esquina, constantemente".
Así fue que llegó a narrar el momento más traumático, como fue el acceso ocurrido en un hotel alojamiento, al que el maestro lo llevó, con la búsqueda estratégica de una habitación con muchos espejos, porque a ese niño le fascinaban. En efecto, eso sucedió al poco tiempo del primero encuentro en el baño: "A los 11 años me lleva al hotel alojamiento se llamaba el lugar de los espejos, donde yo quedé cautivado por eso". El momento fue tan traumático, que la víctima cree haberse quedado dormido, pero sus asesores descubrieron que en esa ocasión, lo que sucedió en realidad, es que el dolor fue tan grande, que se desvaneció. Recordó, luego, que "cuando yo voy al secundario, cambia porque ya era como que no me tenía en su dominio completo. Ya no sabía qué es lo que hacía, entonces ahí es cuando comienza a ser como tóxico, por así decirlo. Y él, como una frase que quedó muy marcada de toda mi adolescencia era de eso de decirme que él amaba, con esa palabra, amaba que yo fuera un niño muy vulnerable".
"Muchas situaciones que pasé dentro del colegio fue que dejé, como que trunqué, por así decirlo, lo que era mi vida dentro del primario porque el hecho de que no quería juntarme, no quería hacer nada dentro de lo que fuera recreación, no lo quería hacer, me sentía mal; y él era muy violento dentro del colegio conmigo. Todo el tiempo utilizaba sinónimos muy despectivos, o sea, era como que apropiaba algo a mí y de eso utilizaba sinónimos. Nunca voy a olvidar, por ejemplo, de que él decía de que mi boca parecía una corneta, sino como que hacía otras referencias a mi cuerpo, haciéndome sentir inferior al resto de mis compañeros. Entonces, eso generaba bullying dentro colegio, de que todos se rieran de mí, de que fuera gracioso lo que él decía", nos cuenta, sin pausa, como desahogándose.
Desde entonces, esa criatura no fue la misma, según contó en la entrevista:
- "Ahora que veo ese niño de 11 años, me doy cuenta de que era un niño totalmente depresivo. Tenía una falencia y una falta de atención muy grande, muy grande. Porque no sé, era casi lo tomaba, mis abuelos lo tomaban como que era un niño burro, que me portaba mal porque era rebelde, tenía acciones que quizá estaba mal o me sentía mal en el colegio, y llegaba a casa y trataba mal a mis abuelos; y ellos no entendían, no sabían por qué era.
- O sea, vos eras víctima de una manipulación, acoso y demás...
- Constante - Pero los demás te veían a vos como el responsable de tu forma de actuar - Claro. Y eso hizo que durante mucho tiempo callara.
- Vos no fuiste al viaje de fin de curso?
- No, ese viaje de séptimo grado, no fui.
- Vamos a la etapa de la secundaria. Él sigue estando en ese ámbito escolar?
- Sigue estando; o sea, sigue estando en la (escuela) 70; yo en el colegio secundario. Por ejemplo, yo salía del colegio y me iba escondiendo dentro, o sea, dentro de los compañeros de escuela, ni siquiera de mi curso, de mi escuela, al ser tantos, para que él no me viera. Pero, por lo general, siempre lograba divisarme. Y me divisaba y comenzaba a silbarme. Su silbido lo tengo en mi oído; a veces, duermo, y me despierto y tengo su silbido acá en mis oídos, sabiendo de que él estaba espiándome. Recién a los 16 años se animó a contar su historia, cuando no pudo ocultarle más a su mejor amiga que cada vez que salía de alguna juntada de compañeritos, era porque lo llamaba el docente para someterlo a sus vejámenes. Le dijo que no había hablado antes porque el maestro lo amenazaba "que iba a quemar la casa de mis abuelos y él sabía que yo tenía mis abuelos viejitos, entonces, era fuerte, era algo que me generaba dolor porque yo iba a ser responsable, yo creía que con 13, 14 años iba a ser responsable de que mis abuelos no tuvieran una casa, de que mi hermana no tuviera dónde estar; eso me generaba callarme. Muchas de las cosas fue el acoso virtual, el tener fotos mías todo el tiempo, videos míos todo el tiempo. Videos donde me dejaba totalmente destruido".
El joven, igualmente demoró en hacer la denuncia; sólo se animó a efectuarla, cuando una abogada lo convenció, tras un episodio de ataques verbales que el muchacho sufrió en el trabajo. Pero igualmente, ese miedo al momento de recurrir a la justicia, permaneció.
"Cuando yo voy a denunciar estaba totalmente lleno de miedo, no quería hacerlo, me sentía totalmente responsable de lo que fuera a pasar con su familia, qué es lo que fuera a pasar con sus hijas, me sentía totalmente responsable, yo creía que era yo el malo o el villano dentro de la historia, hasta que me di cuenta de que era importante, y por eso hago, quiero hacer hincapié en esto, porque estoy salvándome a mí, estoy salvando a un montón de personas, inclusive a su familia, inclusive a sus hijas", contó.
Lamentablemente, incluso después de la denuncia, al maestro lo seguía cubriendo su entorno, y al denunciante no sólo que no le creyeron sino que comenzaron a atacarlo: "Sí, muchísimo. Todo el mundo me criticó. Y todo yo escuchaba dentro del ámbito laboral de su mujer, todo el mundo hablaba cosas totalmente de mí, como que yo hice la denuncia por dinero, que yo hice la denuncia porque era un despechado, porque yo hice la denuncia porque no quería que él estuviera más con ella, como que quería desarmar la familia".
Pero finalmente, anoche, la transmisión en televisión de la confesión de los hechos por parte de Cirica, y el descargo público que pudo hacer este muchacho, permitió que los alvearenses alcanzaran un conocimiento acabado de esta horrenda historia que puede tener nuevos episodios en otros hechos abiertos a la investigación por parte del Ministerio Público Fiscal, que por ahora están bajo estricto secreto de sumario.