La impactante muerte de Karanbir Cheema, de 13 años, tras sufrir un shock anafiláctico grave en su escuela Willia Perkin, en Greenford, cuando un compañero le tiró una feta de queso en la cara, conmocionó a Londres. A tres años de ese trágico episodio, la causa llegó a la Justicia británica, que consideró el fallecimiento como "extraordinariamente inusual".
Así declaró en los tribunales Adam Fox, pediatra especialista en alergias del Hospital de Niños Evelina de Londres, al explicar que las reacciones graves por el contacto con la piel son "muy poco frecuentes" y que "no tenía conocimiento de ningún otro caso fatal".
La forense Mary Hassell, que también fue parte de esa investigación, afirmó por su parte que la acción del niño de arrojarle el queso a Cheema fue "infantil y sin pensar", pero no fue calculado para causarle la muerte.
Cómo sucedieron los hechos
A Cheema le tiraron una feta de queso de la mitad del tamaño de un pañuelo de papel que le tocó el cuello y eso le causó una reacción "sin precedentes". "Se quitó la camisa, gritó y corrió por la habitación en pánico. No podía respirar", describió Hassell.
En ese momento, la escuela le inyectó EpiPen, un dispositivo de epinefrina para tratar las alergias mortales y el chico fue internado de urgencia, pero sufrió un paro cardíaco. La falta de oxígeno le provocó una lesión cerebral grave y murió diez días después.
Rina, la mamá del adolescente, contó que era muy alérgico al trigo, gluten, a los huevos y a las nueces. Además, tenía asma y padecía un eccema atópico. Por ese motivo, la familia exigió más educación escolar sobre lo potencialmente mortales que pueden resultar las alergias.