Apocalipsis electrónico, el día en que vivimos... ¿en peligro?
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Imaginemos lunes a las 7 de la mañana. Casas donde no pueden sacar el auto porque tienen que levantar el portón eléctrico. Desayunos que no son posible porque desde la cocina hasta la pava son eléctricas. Los que no tienen gas, congelados, las estufas enchufadas no funcionan. Devolveme la tostadora, era un reclamo al cohete. Y eso de la radio a pilas, para escuchar qué pasa, no es factible: no queda ni una Spiker en el hogar. Todo bien, para los menos tecnológicos, pero aún así: guarda en las esquinas con semáforos que sin las luces encendidas, todos creen tener prioridad de paso. Llegar a la escuela, al trabajo ...para qué?
Quién puede dar clases con la luz apagada o el sistema de calefacción sin poder ser encendido? Desconcierto de empleados que no saben si el patrón perdonará la tardanza porque, al fin de cuentas, no va a abrir la atención al público porque no hay máquina registradora para contabilidad alguna de las ventas.
¿Y el abuelo? Dios lo ayude. En el geriátrico no tienen generador.
La tía está enferma, internada y no sabemos si la operación era a esa hora. Seguro la suspendieron: cirugía de alto riesgo sin saber cuánto tiempo demandará y cuánto aguantará el sistema alternativo de alimentación energética en la clínica.
San Rafael, de pronto, no es el único apagado. Los celulares sirven para leer acerca del estrago. Al menos los que no olvidan cargar los teléfonos. Habrá que buscar una Gillette en el anaquel de los recuerdos para salir más o menos presentable, dicen los hombres, mientras alguna esposa desesperada no sabe a quién culpar por la falta de velas en la casa: la linterna fue boleta en el campamento de verano del más chiquito.
Y todos sin un mango: no se puede sacar el aguinaldo del cajero, siquiera.
La tele parece grandísima: todavía no entendemos cómo semejante aparato traído de Chile, pronto se puede volver tan inútil.
¿Algún culpable habrá de todo esto? Naaa.
Es año electoral, van a decir cualquier cosa: los opositores dirán que fue Pichetto; desde Gobierno hablarán de la herencia.
Uh, volvió la luz!
La normalidad, no.... Cierto! No sucedió un lunes. Fue el domingo, día del padre. Feliz día!