El periodista deportivo del programa Dos de Punta que se emite en Radio Andina (90.1 del dial), Diego Agrain, fue amenazado por tres personas que se encontraban en las afueras del predio de Coquimbito - lugar donde entrena Godoy Cruz Antonio Tomba - cuando el comunicador presenciaba desde afuera del perímetro de las canchas adecuadas para tal situación.
El responsable de realizar la cobertura periodística cotidiana del club mendocino que milita en primera división fue interceptado por los mencionados sujetos, quienes en un acto amenazador e increpante le expresaron a Diego un par de palabras sujetas a la cobardía y asociadas a la mafia: "Diego, por el bien tuyo y el de tu familia no vengas más",
Esta decisión quizás provenga desde un escalón mayor a los que "se enfrentaron verbalmente" con Agrain y venga acompañada de algún disconformismo con expresiones vertidas desde su lugar de trabajo por el hombre de Dos de Punta, quizás tenga hasta decenas de razones para que se tome un camino de prohibición de comunicar; como tantas veces vivimos en este país, desde este y muchos otros sectores y desde la urna dijimos ¡basta!.
Y hasta quizás sus razones se puedan entender - la de los ofendidos - cuando la "verdad sale a flote y no se censura desde los conocimientos periodisticos y se expresa" y termina por molestarlos a ellos que se sienten con algo de poder; prestado.
Todo puede ser aceptado, bajo las "normas normales de convivencia".
Pero lo que no se puede dejar escapar y menos callar; es que el sistema que se utilice para demostrar fastidios y disgustos sea el de la amenaza vil y rastrera. Que el camino que tomen aquellos que se consideran en la vereda de una verdad absoluta sea el del anonimato, aunque con vestidos de gorilas.
Sea quien fuere el que "mando" a este encargo de los chicos malos sobre los del chico bueno deberán pensar que esta situación pasó en un club de primera división del fútbol argentino, que representa a una provincia y a una Liga y que antes que nada existen dos palabras que se llaman: el dialogo.
Que no se confundan; nadie tiene el toro por las astas y nada dura para siempre y si creen tenerla mas larga, la sociedad le exige que la enrollen y la guarden para otra vida.