Ataques armados ensombrecen el 35 aniversario de la revolución en Nicaragua
Esta es la primera vez que desconocidos abren fuego de forma masiva contra simpatizantes sandinistas, desde que el presidente Daniel Ortega regresó al poder en enero de 2007.
Dos ataques a tiros contra caravanas de sandinistas en el norte de Nicaragua, que dejaron al menos cinco muertos y 24 heridos, ensombrecieron hoy los festejos del 35 aniversario de la revolución y reavivaron el temor a un eventual retorno de grupos armados en este país.
Esta es la primera vez que desconocidos abren fuego de forma masiva contra simpatizantes sandinistas, desde que el presidente Daniel Ortega regresó al poder en enero de 2007.
Uno de los ataques armados ocurrió la noche del sábado en la comunidad Las Calabazas, a sólo 60 kilómetros de Managua, donde desconocidos dispararon contra un autobús que trasladaba a simpatizantes sandinistas hacia la norteña provincia de Estelí.
Según informes preliminares de la Policía, cuatro personas murieron y otras 24 resultaron heridas en la emboscada registrada sobre la Carretera Panamericana, la principal arteria que comunica a Nicaragua con el resto de Centroamérica.
El segundo ataque a un autobús de sandinistas tuvo lugar en San Ramón, provincia de Matagalpa, a unos 130 kilómetros de la capital, y dejó una persona muerta y varias más heridas, reveló el alcalde sandinista de la ciudad de Matagalpa, Zadrach Zeledón.
La Policía no ha informado aún nuevos detalles de los sucesos, que trajeron a la memoria recientes denuncias de productores agrícolas y obispos católicos en torno a la supuesta presencia de grupos armados antigubernamentales en el interior del país.
El pasado viernes la prensa local había publicado que desconocidos armados con fusiles de asalto AK-47 y vistiendo uniformes de fajina, bloquearon la Carretera Panamericana en la norteña localidad de Totogalpa, y dispararon a un vehículo que desacató la orden de alto.
Según esa versión, los armados se identificaron como miembros del grupo FDN-380, el mismo nombre de la llamada Fuerza Democrática Nicaragüense, que en la década de 1980 estuvo integrada por "contras" antisandinistas al mando de Enrique Bermúdez (alias comandante 380).
Las autoridades han negado que existan fuerzas irregulares con motivaciones políticas, y atribuyen este tipo de hechos a bandas de delincuentes comunes y asaltantes de caminos.
Los atentados tendieron un manto de luto sobre el gobierno de Ortega y sus simpatizantes, sólo unas horas después de la multitudinaria celebración sandinista en la Plaza de la Fe de Managua, a la que asistieron varios presidentes latinoamericanos.
Hablando ante los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro, de Honduras, Orlando Hernández, y de El Salvador, Salvador Sánchez, Ortega se declaró un ferviente cristiano que según dijo le ha pedido a dios que lo convierta en "un instrumento de paz" para Nicaragua.
"Hazme un instrumento de paz Señor, donde haya odio que siembre amor, donde haya injuria, perdón, que yo no sólo pueda amar, sino ser amado, que yo no solo pueda perdonar sino ser perdonado", exclamó el ex guerrillero parafraseando al santo italiano San Francisco de Asís.
El 19 de julio de 1979, las guerrillas del Frente Sandinista derrocaron al dictador Anastasio Somoza, cuya familia había retenido el poder durante medio siglo, e iniciaron una revolución a la que se opusieron casi 40.000 rebeldes "contras" apoyados por Estados Unidos.
Durante su primer gobierno, respaldado por Cuba, la extinta Unión Soviética y otros países del bloque socialista, Daniel Ortega aumentó el Ejército y ordenó reclutar a más 100.000 jóvenes en el servicio militar obligatorio, para evitar que la "contra" tomara el gobierno.
Aunque los sandinistas no fueron doblegados militarmente, se vieron obligados a firmar acuerdos de paz con otros países de Centroamérica y a celebrar elecciones en 1990, en las que el comandante Ortega perdió el poder frente a Violeta Chamorro, candidata de una coalición opositora. Fuente: DPA.de