Los cumpleaños sirven para hacer balance. Y a una empresa que lidera el mercado nacional de producción de plantas para la vitivinicultura desde Mendoza le sobran motivos, aún en una coyuntura económica difícil para la industria.
Los dueños de vivero Mercier durante la celebración por los 25 años repasaron los logros como proveedor n° 1 de la vitivinicultura desde Mendoza
Los cumpleaños sirven para hacer balance. Y a una empresa que lidera el mercado nacional de producción de plantas para la vitivinicultura desde Mendoza le sobran motivos, aún en una coyuntura económica difícil para la industria.
Es el caso de Vivero Mercier, que cumple 25 años como productor de plantas de vid y tiene para celebrar. Con un 60% de participación en el mercado nacional, es n° 1 en vides injertadas del país, y también crece en el segmento de plantas a pie franco.
Actualmente produce 2 millones de plantas al año, de las que 75% son injertadas, su ventaja competitiva para llegar a 20 provincias. "Desde Humahuaca a Tierra del Fuego, y de Costa Atlántica hasta lo más alto de la Cordillera de los Andes", reseñan desde la firma para explicar su presente con más de 2.000 clientes en todo el país.
Es parte del balance que arroja 46 millones de plantas vendidas a lo largo de más de dos décadas. Hoy sus números reflejana cómo creció la demanda de plantines certificados por su calidad fitosanitaria (libres de enfermedades), un valor diferencial: hoy 9 de cada 10 están identificadas y un 10% se comercializan con certificación.
Pero además, cuenta con un área de ensayos para testear el material genético que irá a los viñedos, parte de una vitivinicultura que, golpeada por contingencias climáticas y nuevas tendencias de consumo, siempre exige un recambio.
Según explicó Daniel Bergamín, gerente de producción de Mercier, "tenemos el orgullo de ser el primer vivero de Argentina en certificar plantas de vid, injertadas sobre pie americano y el único que posee una bodega experimental para el estudio de sus materiales”.
En 2021 el vivero inició sus primeras gestiones en acciones sustentables, con la participación en la redacción del Protocolo de Sustentabilidad para Vivero de Bodegas de Argentina. El año pasado fue certificada en Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y en 2023 distinguida con el Sello Luján Sustentable.
Pese a los desafíos de la macroeconomía, el presente se muestra auspicioso para Mercier.
De hecho, el gerente de producción reconoce que trabajan con una sobredemanda que, desde el año pasado, supera a la capacidad de reproducir más cantidad de material.
“El ritmo de demanda duplica lo que podemos producir. Vendemos 2 millones de plantas muy tempranamente, y si llegáramos a 4 millones también tendrían salida. Lo que viene es mayor producción de plantas certificadas, alcanzar la certificación en sustentabilidad y avanzar en certificación de plantas bajo producción orgánica”, adelantó Bergamin.
Al respecto, el directivo señaló que el plan de inversiones de la empresa prevé ampliar el portafolio de productos con más variedades resistentes a las enfermedades. Y "crecer en la mecanización y automatización de los procesos".
Para llegar a este presente, además del crecimiento en el mercado vitícola, el vivero ubicado en Luján también marcó presencia en otros ámbitos con una contribución a expandir viñedos.
Algunos ejemplos son la creación de los viñedos del Aeropuerto de Mendoza, la Enoteca, el Teatro Griego, el INV, Hospital Central, Plaza del Vino y Penitenciaría Federal. Además de un programa de donaciones de plantas a escuelas técnicas y proyectos comunitarios, con fines educativos.
La historia de Mercier en la Argentina comienza a escribirse en 1998 cuando Pépiniéres Mercier, cuarta generación de viveristas franceses, decidió desembarcar en la provincia. Eran tiempos del boom de la nueva vitivinicultura argentina, con la llegada de nuevos capitales extranjeros atraídos por el potencial del Malbec.
Entonces, al inicipiente proyecto la familia Mercier lo bautizó “Vivero de los Altos”. Un nombre que con el tiempo le daría paso a Vivero Mercier Argentina.
“La primera producción consistió en estacas con injertos soldados desde Francia, que se criaron en un predio de La Remonta, Campo de los Andes. Fueron 500 estacas en macetas y 4.500 estacas en suelo”, recordó Bergamín sobre los primeros pasos de la firma ubicada en Ugarteche.