La Segunda Cámara del Crimen comenzará a ventilar a partir del lunes uno de los tantos femicidios que ocurrieron en los últimos años en nuestra provincia. Se trata del crimen de Ivana Riveros, una mujer de 34 años que fue asesinada a golpes, luego de vivir un martirio durante varios años.
El tribunal presidido por Roberto Uliarte e integrado por José Valerio y David Gabriel Mangiafico (en reemplazo de Roberto Yanzón), juzgará a Roberto Alejandro Escudero, único imputado en la causa.
El sospechoso llega a juicio imputado por el delito de homicidio simple, que prevé una pena de 8 a 25 años de prisión. Cuando supuestamente cometió el crimen, tenía libertad condicional.
Cabe destacar que la víctima, a pesar de tener cuatro hijos con este sujeto, no estaba casada, por lo que no se atribuyó el agravante del vínculo, lo que hubiese significado una pena de prisión perpetua en caso de ser hallado culpable.
El caso que comenzará a ser analizado el lunes es sumamente trágico y causó conmoción. Riveros fue asesinada el lunes 11 de abril del 2011 en su casa de calle Oregone, en Las Heras. Allí vivía con el ahora imputado y sus cuatro hijos.
Las pericias del forense indicaron que Riveros fue golpeada y luego estrangulada. El sospechoso fue quien ese día la llevó a un hospital a la fémina y aseguró que ella había sufrido una sobredosis (la víctima tenía adicción a la cocaína).
Sin embargo las pericias fueron contundentes. Las marcas que tenía Riveros en todo el cuerpo hizo que los investigadores sospecharan del hombre y la necropsia les dio la razón.
Interrogado acerca de esto, Escudero intentó defenderse asegurando que al encontrar a su pareja inconsciente, le había dado varias cachetadas para reanimarla.
Como si esto fuera poco, el caso destapó una historia poco feliz. Riveros fue víctima de un martirio durante años. En el 2003 fue baleada en una pierna por el sospechoso, quien luego le pidió a un amigo que llevara a la mujer al hospital Central, donde la dejó abandonada.
Un año después, Escudero fue detenido por tenencia de drogas y estuvo dos años preso. Al recuperar la libertad, comenzó a amenazar a la víctima con que si hacía la denuncia, la iba a dar vuelta.
En el 2009, la madre de la mujer radicó una denuncia en un Juzgado de Familia, donde dio a conocer el maltrato que sufría su hija y, además, la situación que vivían los hijos. Estos, en algunas ocasiones donde los padres estaban bajo efectos de las drogas, quedaban a cargo de un menor de 12 años.
A pesar de estas presentaciones, el hombre siguió conviviendo con la víctima hasta que en abril se desató lo que nadie esperaba. Riveros fue asesinada dentro de la vivienda y dos días después el hombre quedó detenido.
Ahora, la Justicia deberá confirmar si fue el responsable de la muerte y en ese caso, qué pena le recae.