Para la Justicia, Graín es responsable de la acción que él conocía que iba a desarrollar el grupo (el ataque sexual), pero no es responsable del resultado muerte al que por exceso llegaron los autores.
Paula Toledo murió en el momento en que fue violada, fue la primera determinación de la sentencia judicial. Dieron por válida la explicación del forense que hizo la autopsia, Francisco Talio, quien, a su vez, se apoyó no sólo en lo que personalmente verificó en el cuerpo, sino también los análisis anatomopatológicos realizados por otros expertos.
La víctima sufrió un reflejo llamado "vaso vagal", al momento en que la abusaron. Un nervio que nace en el cerebro y va hasta el abdomen, llamado "vago", conecta el hemisferio pensante del cerebro, con el cerebro automático del plexo solar, y este plexo solar es el que maneja la respiración, digestión, funciones del riñón, del hígado, y todo lo que hacemos en forma automática; y a través de esa conexión, por un acto reflejo "vaso vagal", se produce un paro cardíaco.
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Este reflejo se produjo por el dolor que implicó la violenta penetración anal. Pero no fue lo único que coadyuvó al trágico final, ya que los magistrados entendieron que las explicaciones dadas por distintos profesionales en el juicio, marcan que Paula también sufrió maniobras de asfixia por compresión de cuello y probablemente también de tórax, en el mismo momento en que se produjo la inhibición; pero fue terminante al sostener que muere por la inhibición, ya que sin la agresión sexual es probable que no hubiese muerto.
Aunque también deslizó la posibilidad de que si no hubiese muerto por inhibición y de continuarse con las maniobras de sofocación, hubiese muerto por asfixia.
La perspectiva de género, que tanto había reclamado la Corte de Mendoza cuando ordenó realizar este segundo juicio, la tuvieron en cuenta ya en este punto los jueces, analizaron las "lesiones de una marcada crueldad y expresivas de la supremacía de los agresores, como fueron las quemaduras en ambas manos con brasa de cigarrillo; y también lesiones de cosificación y desprecio a la dignidad de Paula como mujer, tal como fue señalada la lesión en cruz sobre su pecho izquierdo".
Ya dedicados a marcar la participación clave de Graín en este crimen, los jueces no dieron por cierta la versión del acusado que afirmó haberse ido a dormir a la medianoche y haberse enterado de la muerte al día siguiente.
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El asunto era esclarecer cómo fue que Paula fue a parar a una casa abandonada donde se encontraban cotidianamente otros menores de edad a fumar, tomar alcohol y mantener encuentros sexuales con amigas de la zona.
Sin embargo, Paula no tenía vínculo con esos muchachos. Por lo que aquí es donde apareció con fuerza la teoría reflejada por la querella y la fiscalía, de que sólo Graín podía ponerla a disposición de ellos, con quienes este "mantenía vínculos", sostienen los jueces.
Dieron por verídica la testimonial sostenida no sólo en la instrucción sino en los anteriores juicios por uno de los principales testigos del caso, Alfonso Fernández, quien relató que esa noche salió a la vereda de su casa a fumar un cigarrillo como lo hacía habitualmente, y observó a Paula junto a una persona masculina a la que reconoció e identificó como Marcos Graín, por conocerlo desde antes, conocimiento previo que el imputado admitió.
El Tribunal siguió el derrotero de Graín esa noche y dio por acreditado que este recibió en su casa a su amigo Cristian Torres, y que luegos se les sumó Diego Balmaceda. Aquí es donde los jueces comienzan a dar por desacreditada la versión de Graín, quien dijo que después de ese encuentro, se fue a dormir y no estuvo con Paula en esas horas.
Para ello, los jueces se apoyaron en dos mujeres que atestiguaron haber visto a Paula cerca de la 1 de la madrugada, a pocos metros de la casa del acusado. Es entonces, cuando el tribunal valoró el testimonio que más sorprendió en el juicio, el del por entonces menor de edad y ahora policía Matías Quirós, quien aseguró que entre la 1 y las 2, observó a Marcos Graín y Alejandro Echegaray, alias "Poroto", junto a una joven a la que luego pudo identificar como Paula Toledo, quienes "se detuvieron en el kiosco de Pilar Calderón que en ese momento se encontraba cerrado".
De este testimonio, resulta: Que Paula Toledo finalmente se encontró con Marcos Graín, cuando lo buscaba por las calles del Bº Balloffet; y que después del encuentro pasaron por la "casa abandonada" ubicada en calle Jacarandá, punto de reunión del grupo de jóvenes del Bº El Sosneado, que atacaron mortalmente a Paula.
Luego, los jueces rescataron del expediente la declaración indagatoria brindada en la etapa de instrucción por Cristian Torres, amigo de Graín.
Torres dijo que Graín le contó que esa noche llegó a la casa del acusado Paula y que "como no habían podido tener relaciones en la casa de Graín, porque estaba la familia, se habían dirigido a la casa abandonada a donde siempre iban; que al llegar estaban los pibes Echegaray y Colita, que estaban de caravana, es decir tomando vino, que se quedaron todos jodiendo y tomando unos tragos, y al rato Graín se fue y la dejó sola a Paula".
"Esta prueba, además de indicar que Paula y Graín estuvieron reunidos con el grupo de jóvenes del Bº El Sosneado en la casa abandonada, también permite afirmar que el imputado se retiró de la casa abandonada dejando a Paula con dicho grupo, concluyendo de esta manera la reconstrucción de la hipótesis acusatoria del Ministerio Público Fiscal, dado que no existe ninguna otra prueba que arroje la certeza necesaria para sostener a Graín como coautor en la ejecución del ataque físico y sexual que causara la muerte de Paula Toledo", sostienen en sus fundamentos, los jueces.
Esto es lo que determina que se lo haya encontrado culpable de su participación necesaria en la violación, porque con su "partida dejó a Paula a solas con el grupo, y eso significó la desaparición de toda garantía para su seguridad, lo que posibilitó que dos o más integrantes de este grupo la atacaran".
También lo incriminó a Graín, el testimonio de Elías Abdón Gattás. Ambos compartieron calabozo en la Brigada de Investigaciones en el año 2.009, y allí, Graín "le contó lo que había sucedido esa noche. Sin embargo, éste solo pudo recordar en su deposición una parte, que es que después del hecho, lo había pasado a buscar un tal Echegaray, quien le había dicho a Graín que se habían echado un moco y se les había pasado la mano".
Pero lo más llamativo que se verifica en los fundamentos dados a conocer hoy, es que el testimonio de la madre de Graín, los jueces lo tomaron como prueba en contra su hijo.
"Del testimonio de Claudia Osorio surge un dato que pone en crisis las afirmaciones de estos dos testigos, en cuanto sostienen que Marcos Graín se quedó en la casa durmiendo cuando la madre se dirigió a lo de una amiga a jugar a la lotería, a las 0,30 hs.", afirmaron.
"En este orden, la testigo refirió que en el trayecto hacia la casa de su vecina, se había encontrado con su ahijado Raúl Baigorria, alias "Patito", siendo que el imputado también ha reconocido un encuentro con esta misma persona, a la misma hora que su madre, pero en la esquina de calle Los Filtros y República de Siria, donde había quedado luego del frustrado intento de comprar otra caja de vino para beberla con Torres y Balmaceda", agregaron.
"Con lo cual, es evidente que Marcos Graín no estaba en su casa cuando su madre se retiró a las 0,30, tal como lo afirmaran tanto ésta como su progenitor, ni tampoco ingresó a la misma después de separarse de Torres y Balmaceda -como él sostiene en su indagatoria-", concluyeron los magistrados.