tercera jornada

Juicio por jurado en San Rafael: los peritos de los fiscales se contradijeron entre sí

Notables contraposiciones entre dos peritos curiosamente propuestos por los fiscales en el juicio por jurado que se sigue contra el policía Víctor Hugo Acuña acusado de matar a su esposa, Lorena Segura. Lo llamativo es que uno de los peritos dio fuerza a la teoría del caso presentada por la defensa.

El caso, era sabido, iba a girar en torno a esas dos pericias una de las cuales estuvo a cargo de un criminalista que dio cuenta de varios aspectos que pusieron en duda en la mañana de este miércoles la actuación del otro perito, un ingeniero electrónico que estuvo a cargo de realizar el barrido electrónico para determinar sobre la base del análisis de las prendas de la víctima, la distancia del disparo fatal.

Este ingeniero concluyó que hay un rango de entre 1,4 m y 1,7 entre la boca del cañón del arma y el orificio del ingreso del proyectil en el cuerpo de la mujer.

El criminalista, en cambio, puso en dudas ese trabajo al señalar una posible contaminación de las prendas, no bien cuidadas en su manipulación, al punto de que una de ellas fue sacada de un cesto ubicado en la sala de necropsias en General Alvear, cuando hicieron la autopsia. Y que luego todas se mezclaron en una misma bolsa.

El laboratorista indicó que las partículas que se buscan en el barrio electrónico, antimonio, bario y plomo son pesadas, por lo que no se pasan de una prenda a otra.

Sin embargo, el contrapunto fundamental se dio cuando el criminalista señaló que pudo determinar la trayectoria de la bala fatal al dirigir un láser entre el agujero de la puerta que atravesó el proyectil y la hoquedad que produjo en la pared donde finalizó el disparo, y que al considerar la estatura de la víctima, las sálpicas hemáticas y el orificio de entrada y salida de la bala del cuerpo de Segura, no se podía tomar como una posición de disparo ni siquiera cómoda, si se aceptaban las distancias señaladas por el ingeniero, al extremo de que el arma el tirador, en ese caso, la tendría que haber tenido a la altura de su cabeza.

Por el contrario, el laboratorista, dijo que hubiese sido mejor realizar tomar muestras de las zonas factibles de posición de disparo, para sacar conclusiones con un barrido electrónico de esas partículas, que defendió como una pericia de mayor precisión.

Pero lo que más sorprendieron fueron los interrogatorios a los que sometieron a los peritos. Al primero, que fue propuesto por el Miniserio Público Fiscal y que, aún así, no abonó la teoría del disparo a distancia sino, por el contrario, la existencia de un forcejeo, lo que avala la hipótesis de un disparo no deseado, lo sometieron a una serie de preguntas que evidenciaban no sólo el malestar de uno de los fiscales sino, y lo que más interesa, la clara pretensión de descalificar su testimonio.

En cambio, al perito que más avalaba la teoría del caso de la Fiscalía, la Defensa le hizo una serie de preguntas que dejaron respuestas que le quitaron brillo a su exposición previa.

Por ejemplo, consultado si estuvo en el lugar del hecho, respondió que no. Si había estudiado criminalística, admitió que no. Reconoció también que no tiene título como perito balístico. Cuando le preguntaron si supo de donde recolectaron las prendas que le entregaron, tampoco dijo saberlo. También dijo que en efecto, las pruebas para reproducir los disparos no lo hizo en un lugar cerrado sino en un polígono de tiro donde, también lo admitió, no usaron trajes esterilizados, pero dijo que no era necesario.

Dijo, a la vez, que desconocía el protocolo unificado para recolección de indicios federal y, finalmente ante una pregunta muy directa como era si considerando su técnica, sus conocimientos y los indicios, podía determinar la posición de víctima y victimario, reconoció que "no porque no estuve en el lugar del hecho".

Si la idea de alguna de las partes era dejar en el jurado una conclusión contundente con los informes propuestos por la Fiscalía, ciertamente hubo en esas declaraciones más confrontaciones que coincidencias.

Así las cosas, este jueves se esperan los alegatos y finalmente se encerrarán los 12 miembros del jurado para decidir la suerte de Acuña.

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